Cuando los primeros rayos de sol primaveral asoman después del largo invierno, todos esperamos sentirnos renovados, llenos de energía… pero la realidad a menudo es muy diferente. De repente, sin explicación aparente, nos invade un cansancio persistente, una pereza que se instala en nuestros huesos y una extraña sensación de no estar al 100%. ¿Te suena? No estás solo en esto.
La astenia primaveral es como ese invitado inesperado que llega cada año sin avisar. No es exactamente una enfermedad – los médicos insisten en esto – pero sus efectos son tan reales como molestos. Según los estudios de noVadiet, especialistas en salud natural, esta condición afecta a más personas de las que imaginamos: 6 de cada 10 hombres y 4 de cada 10 mujeres experimentan sus síntomas en mayor o menor medida cuando las estaciones cambian.
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¿Qué está pasando realmente en nuestro cuerpo con la astenia primaveral?
Imagina que tu organismo es una orquesta perfectamente afinada durante el invierno. Cada sistema, cada función, está sincronizada con los días cortos, las temperaturas frías y ese ritmo pausado que impone la estación invernal. Y entonces, de repente, llega la primavera cambiando por completo la partitura: más horas de luz, temperaturas que suben y bajan como montaña rusa, el polen revoloteando por todas partes… Es como si a mitad de concierto, alguien cambiara la melodía sin avisar.
Nuestro reloj biológico interno, ese mecanismo preciso que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia, entra en conflicto. La producción de melatonina (nuestra hormona del sueño) se desajusta, mientras que la serotonina (responsable del buen humor) empieza a bailar sin ritmo. El resultado es esa sensación de estar en tierra de nadie: cansados pero incapaces de dormir bien, irritables sin motivo aparente, con la mente nublada…
Los síntomas que delatan la astenia primaveral
No es solo cansancio. La astenia primaveral se manifiesta de múltiples formas, cada una más molesta que la anterior:
- Una fatiga que no cede ni después de dormir 8 horas seguidas.
- Esa sensación de tener la cabeza llena de algodón, como si pensar requiriera un esfuerzo sobrehumano.
- Problemas para concentrarte en tareas que antes hacías casi sin pensar.
- Alteraciones del sueño: o no puedes conciliarlo, o te despiertas constantemente durante la noche.
- Cambios de humor repentinos, pasando de la irritabilidad al desánimo sin motivo aparente.
- Molestias físicas vagas: dolores musculares leves, cefaleas, pesadez general…
El kit de supervivencia primaveral

La buena noticia es que no estamos indefensos ante este fenómeno estacional. Existen estrategias probadas para ayudar a nuestro cuerpo a hacer la transición de forma más suave:
- El poder del movimiento inteligente
Olvídate de los ejercicios extenuantes. Ahora es el momento del yoga suave, de paseos al aire libre, de la natación recreativa. La clave está en activar el cuerpo sin estresarlo, permitiendo que libere esas preciadas endorfinas que mejoran nuestro estado de ánimo de forma natural. - La alimentación como medicina
La naturaleza es sabia y nos ofrece exactamente lo que necesitamos en cada estación. Aprovecha las frutas y verduras de temporada, introduce pescados azules ricos en omega-3, no descuides los frutos secos y las legumbres. Cada bocado es una oportunidad para darle a tu cuerpo los nutrientes que necesita para adaptarse. - Los aliados naturales
La jalea real se convierte en estos días en tu mejor amiga. Un vial por la mañana puede ser la diferencia entre arrastrarte por la jornada o enfrentarla con energía. Las vitaminas del grupo B (especialmente B1, B6 y B12) son otro apoyo imprescindible para combatir la fatiga mental. - El sol como terapia
No te escondas en casa. Exponte gradualmente a la luz natural, preferiblemente en las primeras horas de la mañana. Esta exposición ayuda a reajustar tu reloj interno y a regular la producción hormonal. - El agua como base
Parece obvio, pero en esta época es fácil descuidar la hidratación. Mantenerte bien hidratado ayuda a eliminar toxinas y a regular todos los procesos metabólicos que se ven afectados por el cambio estacional. - Rituales de sueño
Establece horarios regulares para acostarte y levantarte, incluso los fines de semana. Crea una rutina relajante antes de dormir: infusiones calientes, lectura ligera, quizás unos minutos de meditación… Tu cuerpo agradecerá la predictibilidad en estos días de transición.
La perspectiva que necesitas
Es importante recordar que esta condición es temporal. Mientras algunas personas apenas notan los síntomas, otras pueden sentirlos con mayor intensidad. Escucha a tu cuerpo, dale lo que necesita y, sobre todo, no te exijas demasiado durante estas semanas de adaptación.
Si los síntomas persisten más allá de tres o cuatro semanas, o si interfieren significativamente con tu vida diaria, no dudes en consultar a un profesional. Pero en la mayoría de los casos, con paciencia y estos cuidados básicos, la astenia primaveral acaba cediendo, dejando paso a toda la energía y vitalidad que asociamos con esta hermosa estación.
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