Dormir bien es crucial para la salud. No lo decimos nosotros, sino todo experto o en bienestar, así como el colectivo de los sanitarios. El descanso de nuestro organismo es un factor clave especialmente a medida que envejecemos, pero el estrés y las dificultades cotidianas afectan la calidad del sueño.
Agentes como TK Home Solutions, que no son sanitarias pero sí conocedores de la calidad de vida por sus plataformas y sillas salvaescaleras, afirman que casi la mitad de los españoles duermen menos de siete horas, siendo las mujeres las más afectadas.
Aunque a partir de los 60 años, seis horas pueden ser suficientes, muchos mayores se acuestan temprano y se despiertan entre las 4 y las 5 de la mañana. Conclusión: existen muchas personas que actualmente no están durmiendo bien y esta tendencia puede pasar factura a la salud de la población.
Tabla de Contenidos
10 medidas para dormir bien
Para garantizar un buen descanso, mantener una rutina y evitar ciertas costumbres es crucial. Aquí te dejamos algunos consejos de los expertos de TK Home Solutions para dormir bien, sin importar la edad:
- Establecer horarios regulares para dormir: Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluyendo los fines de semana. Esto ayuda a regular el reloj biológico y a entrenar al cuerpo para el descanso.
- Actividades relajantes: Leer, tomar un baño caliente o practicar meditación puede inducir un estado de relajación ideal para dormir.
- Controlar la exposición a la luz: Reducir progresivamente la exposición a la luz artificial, especialmente la luz azul de dispositivos electrónicos, antes de dormir.
- Evitar comidas pesadas y estimulantes antes de dormir: Cenar al menos dos horas antes de acostarse y optar por alimentos ligeros ayuda a evitar malestares estomacales.
- Mantener una rutina de ejercicio regular: Realizar actividad física durante el día contribuye a relajar el cuerpo, pero evitar ejercicios intensos justo antes de dormir.
- Baño relajante: Un baño tibio antes de acostarse ayuda a relajar los músculos y a preparar el cuerpo para el sueño.
- Respiraciones y meditación: La respiración profunda y la meditación son ejercicios que ayudan a reducir el estrés y a preparar la mente para dormir.
- Estiramientos suaves: Algunos estiramientos leves pueden liberar la tensión muscular y mejorar la sensación de confort antes de acostarse.
- Escuchar música relajante: La música suave puede preparar la mente para el sueño y elegir un tipo de música relajante es fundamental.
- Crear un ambiente relajante: Mantener la habitación oscura, una temperatura agradable, minimizar el ruido y disponer de un colchón y almohadas de calidad son fundamentales para un buen descanso. Además, es importante limitar ciertas actividades estimulantes en la cama para asociarla únicamente al descanso.
Enfermedades que pueden afectar la calidad del sueño
A veces, los problemas del sueño pueden ser el resultado de enfermedades que necesitan atención médica y un tratamiento específico. Los expertos de TK Home Solutions nos muestran algunas enfermedades, trastornos y dolencias que pueden afectar a la calidad del sueño:
Apnea del sueño
Es un trastorno común. Puede provocar ronquidos fuertes y breves pausas en la respiración, lo que interrumpe el sueño y reduce la calidad del descanso.
Síndrome de piernas inquietas
Se caracteriza por la necesidad de mover las piernas debido a sensaciones incómodas, como hormigueo o picazón, especialmente durante la noche.
Trastornos del sueño
Trastornos como el insomnio o el síndrome de fase avanzada del sueño, en los cuales los patrones de sueño y vigilia están alterados.
Enfermedades crónicas subyacentes
Algunas enfermedades crónicas, como la diabetes, el Parkinson o la artritis, pueden afectar la calidad del sueño.
Toma de medicamentos
Ciertas medicinas pueden tener efectos secundarios que afectan el sueño. En este caso, conviene consultar al médico si se puede ajustar la medicación o buscar alternativas.
Estrés y ansiedad
En algunos casos el estrés y la ansiedad pueden ser la causa principal de la dificultad para dormir bien. En estos casos, el médico de familia puede derivar al paciente a un profesional de la salud mental o a un terapeuta para abordar estos problemas.
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