Hacer regalos en Navidad puede suponer un gran estrés. Según datos que maneja TK Home Solutions, la compañía líder en salvaescaleras para el hogar, un 79 % afirma que eso es lo que menos les gusta de las Navidades. Es cierto que también influyen factores como un mayor gasto, algo que preocupa al 60 %.
Sin embargo, hacer y recibir regalos es una fuente de placer emocional, transmite buenos sentimientos, estrecha lazos y nos acerca a los demás. Quien da un obsequio eleva sus niveles de hormonas de la felicidad y el bienestar, y quien lo recibe igual, además de sentirse valorado y agradecido; resulta beneficioso para ambas partes.
La tradición manda hacer regalos de Navidad a los más allegados, pero a veces no podemos o no debemos salir de tiendas y no por ello hay que renunciar a tener un detalle con quienes queremos.
Tabla de Contenidos
Pautas para no tener estrés comprando regalos de Navidad
Los expertos de TK Home Solutions nos dan algunos consejos para que regalar no sea una fuente de estrés estas Navidades:
Hacer un presupuesto
Según un estudio de la web de regalos de experiencias Aladinia.com los españoles gastarán una media de 180 euros en estas Navidades de 2022, pero seis de cada diez reconocen que se pasarán de su presupuesto. El gasto excesivo también es un factor de estrés añadido, por lo que resulta importante rebajar la exigencia por quedar bien y no pagar las consecuencias durante los meses posteriores; nunca hay que endeudarse. En función de la economía de cada cual y del número de regalos, hay que establecer un tope y no pasarse de ahí.
Planificar con tiempo
El problema de planificar con mucho tiempo es el plazo que existe para descambiar lo que no gusta y porque algunos obsequios tienen una vida limitada, por eso, si uno tiene la certeza de saber lo que le gusta al ser querido al que vamos a regalar sí se pueden aprovechar ofertas o rebajas de hace meses. El Black Friday era un buen momento, los comercios lo saben y permiten descambiar las compras después de Reyes, también muchas rebajas se adelantan a la Navidad para que la gente pueda comprar sus regalos. En cualquier caso, sí se puede hacer es escribir un listado con las personas a las que queremos o tenemos que obsequiar y las ideas que se nos ocurran sobre lo que puede gustarles y que no excedan nuestro nivel de gasto.
No exigirse demasiado con los regalos de Navidad
Los regalos de Navidad no debería ser una obligación. Puede que, en otra etapa de nuestras vidas, con menos años, más tiempo o mejor economía, haya sido posible quedar como los perfectos reyes magos, pero si ahora las circunstancias han cambado, no hay que frustrarse. La publicidad nos empuja a hacer regalos fabulosos, pero conviene ser realistas y rebajar las expectativas.
Romper las tradiciones (si es necesario)
Las familias crecen. Si antes hacíamos regalos a los hijos, luego incluíamos a sus parejas, después a los nietos, luego a los novios de los nietos…, tal vez ha llegado el momento de hacer un solo regalo por familia o de eliminar de nuestro listado a algunas personas más alejadas. Las tradiciones están muy bien, pero solo cuando no disparan la ansiedad y el estrés.
Pedir ayuda
Comprar estresa, pero muchos quieren seguir haciéndolo. Si es posible, y no existen problemas de movilidad, se puede intentar con algunas precauciones:
– Solicitar a alguien de confianza que nos acompañe: un brazo en el que apoyarse, unas risas, una segunda opinión y un café después del agobio harán más llevadera la aventura.
– Planificar la salida: a primera hora, que es cuando hay menos gente; con el centro comercial o la tienda previamente elegidos; llevando la ropa y el calzado adecuados.
– Con la lista en la mano: en estas fechas, todo puede atraernos, los escaparates seductores, los productos glamurosos, la publicidad embaucadora… Si llevamos un listado con lo que necesitamos y para quién, será más fácil ajustar el gasto, sin duplicar regalos ni equivocarnos.
Comprar sin salir de casa
Es posible hacer todas las compras por Internet, pero también en este caso conviene pedir ayuda, y no solo quienes no dominen la tecnología: todo el mundo debería comprar al lado de alguien por la obviedad de que cuatro ojos ven más que dos y las páginas son a veces engañosas, cuando no fraudulentas.
Para que la compra sea segura, los expertos de TK Home Solutions nos dan las claves:
– Tener a punto el ordenador, Tablet o móvil, actualizado y con antivirus.
– Utilizar el dispositivo, preferiblemente, con una conexión de confianza, no con una red wifi pública.
– Acceder solo a tiendas online de confianza, en las que podamos revisar su aviso legal, términos de uso, política de privacidad, domicilio y datos fiscales.
– Antes de la compra, verificar las condiciones de venta, devolución y reclamación.
– Durante la compra, verificar que estamos en una página segura, con certificado https, y que su URL es la que deseamos.
– Las tiendas virtuales más seguras son las adheridas a un código de conducta y buenas prácticas de comercio electrónico, como las que exhiben el sello «Confianza Online».
– Sospechar de páginas con productos a precios muy inferiores a los del mercado y con avisos y banners invasivos que intenten llevar a equívocos al usuario.
– Elegir webs que acepten varios modos de pago. Los comercios más seguros son los que tienen pasarelas de pago del banco, que es el que se encarga de verificar la autenticidad de la transacción enviando un mensaje al móvil del cliente para que autorice la compra o métodos como Paypal.
– Conviene tener una tarjeta cargada solo para compras online o establecer un límite de pagos por Internet y activar la doble verificación en el banco.
– Recordar que los productos adquiridos a través de Internet tienen las mismas garantías que en tiendas físicas: dos años como mínimo, en los que el comprador tendrá derecho a reparación o sustitución gratuitas, sin gastos de envío ni costes de mano de obra en el caso de un producto defectuoso o averiado.
– Saber que uno tiene derecho a desistir de una compra con el único argumento de «porque sí» en los 14 días posteriores.
– Es mejor comprar por la mañana, bien descansados, y evitar pasar tiempo delante del ordenador justo antes de acostarse porque puede interferir en el sueño.
El comodín: tarjetas de regalo
El 40 % de los españoles han recibido una tarjeta de regalo en las pasadas Navidades. Aunque muchas personas dicen que habrían preferido un obsequio personal, bien envuelto.
El problema de los regalos es que muchas personas no aciertan, a pesar de la buena voluntad que le ponen. Ocho de cada diez españoles recibieron el año pasado algún regalo que no les gustó, que se han visto obligados a cambiar, que han regalado a su vez o que han acumulado en el trastero.
Esto no pasa con las tarjetas regalo, ya que ofrecen conseguir el regalo que uno desea sin aglomeraciones, pasada la temporada crítica y a mejor precio. Hay tarjetas regalo de casi cualquier comercio que podamos imaginar. Y sí, se pueden adquirir en Internet por el importe deseado. Tendremos que vigilar las mismas normas de seguridad del apartado anterior y, además, tener en cuenta:
– Recordar al destinatario que utilice pronto su tarjeta regalo y que no la olvide en un cajón. La mejor opción es llevarlas en la cartera, junto a las de pago, para asegurarse de que van a utilizarse.
– Algunas tarjetas son personales, y eso garantiza que puedan reemplazarse en caso de pérdida o robo.
– Está bien pedir al regalado que informe de qué se ha comprado para alegrarnos juntos del acierto.
Regalar experiencias
Los españoles regalamos, en primer lugar, ropa, calzado y complementos y en segundo lugar, y cada vez más, ocio y experiencias. Las experiencias se recuerdan más, nos hacen más felices, generan sentimientos positivos, afianzan las relaciones, disparan la creatividad, propician la reflexión… Podemos regalar una noche o más en hoteles o en una casas rurales, masajes, saltos en paracaídas, comidas o cenas en restaurantes, entradas a museos, excursiones por un parque natural, entradas para eventos deportivos o para un concierto… También puede ser fabuloso regalar un curso de joyería, costura, manualidades, pintura, música, cocina, escritura… Muchas de estas experiencias se pueden realizar cuando uno quiera o cambiar por otras que nos gusten más.
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