Los dolores crónicos se han convertido en compañeros invisibles —y no deseados— para millones de personas. Un malestar persistente que no solo merma la salud física, sino que también desgasta el ánimo, altera el descanso y condiciona la vida laboral y personal. Según datos de noVadiet, compañía líder en el cuidado natural de la salud, uno de cada cinco adultos en España sufre dolores crónicos de forma habitual, lo que equivale a casi siete millones de personas, en su mayoría mujeres. Un número que revela la magnitud de un problema tan común como ignorado.
Los dolores son un aviso del cuerpo, pero cuando se cronifican dejan de ser una señal de alarma y pasan a ser una carga constante, explican los expertos. Detectar su origen y tratarlo de forma integral es esencial para evitar que acabe deteriorando la calidad de vida.
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La espalda, el epicentro del malestar de los dolores crónicos de las personas
Entre todas las dolencias crónicas, el dolor de espalda es el más frecuente: afecta al 18% de la población. El estilo de vida actual tiene buena parte de la culpa. Horas frente al ordenador, falta de movimiento, estrés, posturas forzadas o el simple gesto de levantar peso de forma incorrecta pueden desencadenar un dolor que, en algunos casos, se convierte en un compañero diario.
Las zonas lumbar y cervical son las más castigadas, y con frecuencia el malestar se extiende hacia los hombros o las piernas. “El problema es que tendemos a normalizarlo”, apuntan los especialistas. “Pasar ocho horas sentados sin movernos, dormir en una postura inadecuada o no cuidar la musculatura de la espalda tiene consecuencias acumulativas”.
El resultado es un aumento de hernia discal, contracturas musculares y artrosis vertebral en edades cada vez más tempranas. Sin embargo, los expertos insisten en que buena parte de estos casos podrían prevenirse con hábitos más saludables y un mínimo de conciencia corporal.

Cefaleas y migrañas: cuando la cabeza no da tregua
El dolor de cabeza, en sus distintas formas, afecta a casi el 12% de los españoles, con especial incidencia entre mujeres en edad laboral. A veces se presenta como una presión constante; otras, como una punzada que late al compás del corazón. En los casos más severos, la luz, el ruido o incluso ciertos olores se vuelven insoportables.
Los desencadenantes son tan variados como personales: desde el estrés y la falta de descanso hasta los cambios hormonales o la abstinencia de café. La migraña, además, tiene un componente neurológico y genético que la hace más compleja. “Cada persona acaba reconociendo su propio patrón”, explican desde noVadiet. “Identificar los factores que la provocan y mantener rutinas saludables ayuda a reducir la frecuencia y la intensidad de los episodios”.
El estómago, espejo de nuestras emociones
El ritmo de vida acelerado no solo tensa los músculos, también afecta al sistema digestivo. Alrededor del 5% de los casos de dolor crónico tienen su origen en molestias abdominales, gastritis o síndrome del intestino irritable. Comer deprisa, abusar de ultraprocesados o saltarse comidas desestabiliza la función intestinal, y el estrés hace el resto.
“Escuchar al cuerpo y reconocer qué alimentos o situaciones nos sientan mal es un primer paso”, recomiendan los expertos. Mantener horarios regulares, reducir el consumo de grasas saturadas y dedicar tiempo a comer sin prisas son gestos sencillos con efectos notables.
Dolores crónicos ginecológicos
El dolor menstrual y otros problemas ginecológicos crónicos afectan a cerca del 4% de las mujeres, pero siguen siendo temas poco visibles. La endometriosis o los trastornos hormonales pueden causar inflamación, cansancio extremo y dolor pélvico que limita la actividad diaria. Sin embargo, muchas mujeres lo asumen como algo inevitable.
“Normalizar el dolor no ayuda”, recuerdan los especialistas. “Es importante acudir al médico y buscar soluciones que mejoren la calidad de vida, porque el dolor repetido no es normal ni debe resignarse”.
Dolor óseo y muscular: el cuerpo que se queja
Piernas pesadas, caderas rígidas, articulaciones que crujen o músculos que no responden como antes. Son molestias que aumentan con la edad, pero también con la inactividad y el exceso de peso. En muchos casos, detrás hay artrosis, artritis o problemas circulatorios, pero también una falta de tono muscular que agrava cualquier dolencia.
“La buena noticia es que se puede actuar”, subrayan desde noVadiet. Moverse regularmente, mantener un peso saludable y fortalecer la musculatura reduce de forma significativa la aparición y la intensidad del dolor.
10 claves para aliviar el dolor de forma natural
Aunque cada tipo de dolor tiene su origen y tratamiento, los especialistas coinciden en que una estrategia integral y preventiva es la mejor aliada. Desde noVadiet proponen diez pautas esenciales para recuperar el bienestar:
- Identificar la causa. Distinguir si el dolor es inflamatorio, muscular o neuropático evita errores y facilita un tratamiento eficaz.
- Cuidar la postura. Mantener la espalda recta, ajustar la altura del monitor o doblar las rodillas al levantar peso son gestos que protegen la columna.
- Moverse con regularidad. Caminar, nadar o estirarse cada cierto tiempo previene la rigidez y mejora la circulación.
- Dormir lo suficiente. El descanso es un regenerador natural; dormir entre siete y ocho horas diarias reduce la percepción del dolor.
- Alimentarse bien. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y proteínas de calidad, ayuda a controlar la inflamación.
- Apostar por la fisioterapia. Masajes y técnicas de reeducación corporal alivian tensiones y mejoran la movilidad.
- Evitar la automedicación. Los analgésicos deben tomarse bajo prescripción médica y solo durante el tiempo necesario.
- Reducir el estrés. Prácticas como el yoga, el mindfulness o el tai chi ayudan a relajar cuerpo y mente.
- Apoyarse en suplementos naturales. Fórmulas como la Curcurina de noVadiet, que combina cúrcuma, jengibre y pimienta negra, pueden ayudar a disminuir la inflamación articular. También el Colamag Calman, con colágeno marino, cúrcuma, mangostán y MSM, favorece la regeneración del cartílago y la elasticidad de los tejidos.
- Controlar el peso corporal. Perder unos kilos, cuando es necesario, reduce la carga sobre las articulaciones y mejora la movilidad.









