¿Cuándo uno se convierte en el otro?
Generalmente percibimos como disciplinadas a las personas con un plan de ejercicio rígido y planes de dieta, como mucho, los consideramos locos. A menos que haya algo discorde en su apariencia, sus hábitos de salud son raramente una causa de preocupación – pero deberían ser. Estos comportamientos, así como también comer demasiado, pueden ser señales de que una persona tenga una alimentación trastornada.
[no_toc]Hacer dietas no es algo nuevo. Algunos pueden decir que aquellos que la hacen aspiran que los demás tengan un estilo de vida más sano. Sin embargo, intentos inocentes de comer saludablemente pueden llevar a una alimentación trastornada que no necesariamente recae en la anorexia o la bulimia – dos de los trastornos alimenticios más comunes. Mientras que los trastornos alimenticios pueden surgir de varias causas, las dietas e incluso hacer ejercicio excesivamente pueden ser precursores a esta peligrosa condición. Entonces, ¿Cuándo esta obsesión por comer saludablemente se vuelve una preocupación para la salud?
Una pendiente resbaladiza
La alimentación trastornada – una frase descriptiva, no un diagnóstico – se caracteriza por patrones alimenticios muy restringidos, como el uso de la píldora de dieta, saltarse comidas, y el acto de abstenerse a comidas con grasa o carbohidratos. Estos hábitos pueden no ser tan severos como para ser etiquetados trastornos alimenticios, pero aún es una “pendiente resbaladiza”.
Un estudio del 2008 encontró que el 60% de las mujeres americanas entre las edades de 25 y 45 tenían algunos pensamientos, sentimientos, o comportamientos relacionados a la comida o a sus cuerpos que no eran saludables. La mentalidad que tiene la sociedad de hacer dieta, la inclinación que tienen algunas personas de bombardear aquellas para que lo hagan, o consejos no solicitados para perder peso, contribuyen al aumento de una alimentación trastornada y trastornos alimenticios, dijo Elyse Resch, co-autora de Intuitive Eating.
“Todo lo que te aleje de las señales de hambre o llenura de tu cuerpo es una alimentación trastornada,” dijo Resch. Incluso ella compara el ejercicio compulsivo con la purga, ya que la gente que hace ejercicio frecuentemente están “básicamente deshaciéndose de las calorías,” lo que es similar a la bulimia.
Compartido, pero con criterio diferente
El diagnóstico de la Asociación Americana Psiquiátrica y el Manual Estadístico de los Trastornos Alimenticios, quinta edición, dice que el criterio de diagnóstico para la anorexia incluye la restricción persistente de comida o consumo de energía lo que lleva a un bajo peso corporal, un miedo intenso de aumentar de peso, y la negación de la gravedad de su bajo peso. El criterio para la bulimia incluye episodios de comilona seguidos de un vomito auto-inducido al menos una vez a la semana.
Las personas con comportamientos anormales de alimentación que no encajan en ninguna de estas categorías, son puestas en la categoría de “otros trastornos específicos de alimentación.”
Similar al criterio de diagnóstico para la anorexia y la bulimia, pacientes con alimentación trastornada deben cumplir criterios específicos con la finalidad de recibir un diagnostico oficial.
La línea entre la alimentación restrictiva y el trastorno alimenticio es confusa.
Busca ayuda de cualquier manera
A pesar de que no se considera tan severo con un trastorno alimenticio, la alimentación trastornada viene con muchos resultados adversos a la salud, incluyendo perturbaciones gastrointestinales, desbalances de flujo, bajo ritmo cardiaco, y un incremento de ansiedad y depresión.
Algunos estudios indican que las personas están predispuestas a patrones alimenticios que no son saludables, lo que lleva la anorexia y la alimentación excesiva de vuelta al cerebro. Esto significa que pronto la estimulación cerebral podría ser una opción de tratamiento viable para las personas en riesgo. Pero hasta que los investigadores confirmen su hipótesis, existen tratamientos efectivos para ambas condiciones.
Para las personas que sufren de una alimentación trastornada, Resch sugiere la psicoterapia, preferiblemente “con alguien que entienda los peligros de las dietas” y esté en contra de la mentalidad dietética. Y para aquellas que están sobre la línea, la Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios sugiere la psicoterapia u orientación psicológica. Hasta ahora, se ha demostrado que es uno de los tratamientos más efectivos y duraderos para los trastornos alimenticios.
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