Hoy es el Día del Troll, un término que viene a resumir la toxicidad más actual que puede uno encontrarse en internet y las redes sociales. Hay muchos tipos de troll, unos son más peligrosos y otros más graciosos, pero lo cierto es que son usuarios bastante molestos en la red a los que no conviene hacer caso.
Una característica o rasgo que define a los troll, a los que también se les conoce como haters, es que suelen ser personas que esconden su identidad y generan polémica en un entorno o sobre un tema. Se desconoce exactamente de dónde o cuándo surgió este término en el argot actual, pero es muy habitual encontrarse con ellos en el mundo de los videojuegos. Ahora que la mayoría de ellos se juegan en comunidad y en online, abundan muchas personas que torpedean una partida de forma intencionada.
Antes de eso, en un chat de toda la vida nos podíamos encontrar personas que solo se dedicaban a molestar, insultar y llenar de contenidos tóxicos una sala. Por tanto, aunque no se estilaba antes usar el término troll, este tipo de usuarios han existido desde que Internet se hizo democrático.
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Troll y Bot en redes sociales
De los videojuegos y los antiguos chats, pasamos a las redes sociales como un campo amplio para las acción de un troll. Es aquí en estos canales como Twitter, Instagram o TikTok donde hoy en día se pueden encontrar un buen número de usuarios que solo buscan la polémica e incordiar.
Tanto es así que muchas cuentas actúan de forma automatizada, lo que viene a ser un bot-troll. El bot publica sin la intervención de una persona humana y está programado para interactuar por volumen de actividad y por temáticas, usuarios o hashtags. Muchas entidades los usan a su favor para generar opiniones en su favor y crearse así una buena reputación en internet.
La forma más sencilla de detectar a un bot es observar si la cuenta tiene una verificación o simplemente analizar el contenido publicado. Cualquiera que cuenta con algo de experiencia en las redes sociales, sabrá distinguir el lenguaje o otras señales que dejan los troll en su rastro, si bien hay bastante sofisticación en este tipo de programas informáticos.
Un troll que solo busca reírse: el meme
Aunque pueda molestar a alguien en concreto, mucho menos molesto para la comunidad es el tipo de troll basado en el humor. De esta línea surgió en su momento otro término de internet: el meme.
El meme es el humo más mordaz que existe en la red y puede surgir de cualquier tema. Este tipo de troll no es que digamos muy tóxico y sí hace pasar un rato más ameno a aquel que recibe una imagen tipo meme. Los hay muy creativos y por tanto, bastante virales. Rápidamente se extiende por la red y/o herramientas de comunicación tipo WhatsApp o Telegram.
¿Qué podemos hacer frente a un troll?
Más de uno se preguntará qué hay que hacer cuando se encuentre con un troll en su día a día. Evidentemente puede ser muy molesto y poner de los nervios al usuario, pero la respuesta sencilla es que no hay que hacer nada. El mejor desprecio es no hacer aprecio, que se suele decir. Cuando nos encontramos con alguien tóxico en la vida real, normalmente lo queremos lejos de nuestras vidas, pues en el mundo virtual sucede lo mismo. Mejor no hacer caso ni alimentar a los trolls.
En caso de disponer de una cuenta en una de las plataformas de contenidos más populares, cabe estudiar la posibilidad de fijar una normas en tu canal o perfil para poder eliminar cualquier usuario que se quiera pasar de la raya. Es frecuente encontrarse en Twitch con canales que tienen unas reglas preestablecidas como usar un leguaje respetuosos, no mayúsculas o no spam, que es otro tipo de troll que abunda en las redes.
Cuando alguien spamea está anunciando o publicando un contenido sin consentimiento previo. Es como hacer publicidad gratuita en una casa que no es la tuya, y eso molesta mucho a los dueños de perfiles.
Imaginemos que somos los community managers de una empresa y estamos detrás de todos los contenidos de un producto de nuestra marca. No tiene sentido que venga alguien a publicar cosas de la competencia ni otro contenido que se posicione en contra de quien nos paga.
En caso de cruzar líneas roja como esa o insultar a la comunidad, los moderadores o dueños de los perfiles de las redes sociales tiene la opción de banear o bloquear al troll para que deje de molestar. Hay baneos por tiempo limitado y otros que bloquean definitivamente a otro usuario. Esta acción es bastante poderosa pero no podremos luchar contra ese mismo usuario con una cuenta distinta.
Nosotros mismos como trolls
Todo esto que estamos diciendo pueden ser argumentos que uno mismo puede haber reunido un día cualquier en nuestra vida por internet. Seguramente nos hemos pasado de listos o de graciosos en algún foro… También seguramente hemos reenviado a nuestros contactos alguna imagen graciosa que hemos recibido por WhatsApp, incluso habremos pecado de intentar ser alguien que no somos.
Cuántas veces las personas hemos presumido de algo que no somos ni tenemos en un mundo virtual donde el anonimato manda. ¿Haríamos lo mismo en el cara a cara? ¿Seríamos tan guapos como nos vemos nosotros en Tinder? ¿Jugaríamos limpio?
Todas estas respuestas nos deben hacer reflexionar a cada uno de nosotros en este Día Mundial del Troll. Al fin y al cabo estamos hablando de mantener una educación y unos valores, sea en el mundo real como el virtual. Asé que seguramente, además de saber un poco más del concepto troll, estas líneas deben servir para analizarnos a nosotros mismos como usuarios de internet. RESPECT.
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