El 16 de octubre no solo se celebra el Día Mundial de la Alimentación, sino que también es un día dedicado al jefe. En algún momento de nuestras vidas, todos hemos podido tener un jefe en el trabajo y también nos podemos convertir en jefes de nosotros mismos o de un equipo.
Por tanto, más en estos tiempos, es menester hablar de liderazgos y jefes. Se pueden decir muchas cosas, sin embargo, este artículo está dedicado a liderar sin la necesidad de estar presente. Un jefe a distancia se da hoy en muchos casos puesto que en el mundo existen millones y millones de empleados que trabajan desde fuera de las oficinas.
El trabajo no presencial es tendencia hoy en día por la transformación digital y/o factores exógenos como una pandemia. De cualquier modo, las empresas deben acostumbrarse al trabajo híbrido, aquel que combina al empleo presencial y virtual. Esto requiere una mentalidad diferente por parte de los jefes y conocimiento de soluciones al respecto para los trabajadores.
Tabla de Contenidos
El jefe, motivo de pertenencia a una organización
La cuestión es que el jefe no es solo una figura esencial para el rendimiento de un proyecto, sino también para la retención del talento en una organización. Expertos y estudios de investigación al respecto sostienen que una persona que no esté a gusto en su empresa tiene su origen en el jefe.
Ceclia Mansilla, experta en liderazgo y desarrollo persona e instructora en Udemy, no duda al afirma que “un empleado no renuncia a la empresa, sino a la persona que le lidera. La función de los líderes consiste, principalmente, en definir el trabajo a llevar a cabo, es decir, qué tenemos que hacer y cómo hacerlo”.
Los jefes – explica Mansilla – “son quienes se van a encargar, en buena parte, de dar sentido a nuestro día a día, de motivarnos y de construir el clima laboral que va definir nuestro trabajo. No obstante, tienen un rol esencial y definitorio en nuestra satisfacción y bienestar dentro de la empresa y son claves para retenernos o no dentro de la organización”.
Un liderazgo en la distancia
Ahora bien, ¿cómo se lidera en la distancia? Como si de una relación amorosa o personal se tratara, hay acciones o mecanismos que favorecen un buen liderazgo en un entorno de globalidad y de trabajo remoto.
Es algo que en lo que vienen trabajando mucho los expertos, conscientes de que el presencialismo puede tener las horas contadas. Liderar bien si estar presente se puede llevar a cabo con estas cuatro claves que comparte la experta de Udemy.
Definir la dinámica laboral
O lo que es lo mismo, determinar en qué momentos vamos a estar disponibles para trabajar de forma asincrónica y/o sincrónica, es decir, cómo podemos contactar internamente con cada integrante del equipo en caso de urgencias o temas importantes, cómo vamos a documentar el trabajo, etc. Básicamente, el jefe debe crear y formalizar las ‘reglas del juego’, dando prioridad y responsabilidad fundamental de la persona que lidera un equipo.
El jefe debe comunicar de forma clara, transparente y constante.
“Mejor sobrecomunicar que dejar cosas sin decir”, asegura Mansilla. Sin duda, la comunicación se presenta como pieza indiscutible del puzzle en la era del trabajo en remoto. Las relaciones laborales a distancia exigen que la comunicación sea básica e imprescindible para el correcto desarrollo del trabajo. Contar siempre con una buena documentación previa a lo que queremos transmitir o compartir con el equipo de trabajo, saber exponerlo y comunicarlo al equipo de la forma más clara posible y, posteriormente, dejar evidencia de lo que conversamos resulta fundamental durante el teletrabajo.
Tareas claras a través de cronogramas de trabajo sincrónico
Es decir, diseñar un organigrama de trabajo en el que quede reflejada la disponibilidad de cada trabajador para llevar a cabo actividades simultáneas, como reuniones de equipo, formaciones, llamadas con clientes, etc. Con ello, además, será posible delimitar rutinas laborales fijas y que no excedan de los horarios de trabajo establecidos.
Un jefe que esté orientado a resultados
Es decir, establecer el foco en el ‘qué’ y no en el ‘cómo’. Si al definir un nuevo trabajo u objetivo explicamos el procedimiento a llevar a cabo y nos aseguramos de que nuestros empleados cuenten con los recursos y habilidades necesarias para lograrlo, no debería ser necesario controlar el ‘cómo’ se ha desarrollado. En la era digital ya no funcionan los seguimientos detallados, sino la medición de resultados. Por supuesto, es necesario estar disponibles y acompañar al trabajador en lo que necesite para lograrlo, pero no vamos a controlar cada paso.
Mentalidad agile: un jefe flexible y adaptado a cambios
Como líder, no sólo es necesario desarrollar actitudes y comportamientos flexibles y resilientes con los empleados, sino también procesos ágiles que se adapten rápidamente al cambio y permitan seguir operando en contextos diversos y dinámicos. En este sentido, la transparencia, la colaboración y la valoración personal de cada empleado, en cada una de las fases de cada proyecto, resulta fundamental para identificar aspectos de mejora y asegurarnos de que el trabajo se desarrolle de la mejor manera posible.
Comportamientos que refuercen la confianza
Es probable que en la ausencia del tú a tú, una relación se deteriore, especialmente cuando estamos hablando de empleado – jefe. Para combatir esa frialdad de la distancia y la posible reducción del deseo de pertenencia de los profesionales, los expertos en Recursos Humanos recomiendan que los líderes disponen de aptitudes y skills más transversales que ayuden a mantener ese engagement.
El quid de la cuestión es que durante el trabajo en remoto no se produzca esa sensación (fatídica para la motivación y productividad de los empleados) de ausencia de jefe. Esto puede afectar al rendimiento económico de una organización, fugas de talento o problemas en el clima laboral de una empresa. Así que sí, el jefe en la distancia tiene mucho que decir. Sin su presencia física es cuando más se tiene que notar su liderazgo sobre las personas en un proyecto.
Deja una respuesta