Si de salsas se trata, la bechamel ocupa un lugar privilegiado entre los comensales y cocineros del mundo entero. La belleza de esta preparación radica en su simpleza, textura y delicioso sabor. Su origen humilde se debate entre Italia y Francia, pero sea cual fuere, a todos les encanta. No se puede pensar en una lasaña o unos canelones sin bechamel, esta pareja es una de las más populares de la gastronomía.
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¿Qué es la Bechamel?
La bechamel es una salsa blanca, de consistencia nada liviana, que combina solo tres ingredientes básicos en la cocina: harina de trigo, mantequilla o margarina y leche. La creación de esta rica salsa espesa suele atribuirse a Italia, de la mano de la familia Medici, hacia el siglo XVI; y también a Francia, de la mano del cocinero Louise de Béchameil.
Su preparación y receta no ha cambiado a lo largo de los años. Sin embargo, la adición de nuevos ingredientes ha otorgado nuevos sabores y texturas, superándose con el paso del tiempo. Por ser tan estimada en la cocina, se ha convertido en una salsa madre, o lo que es lo mismo, una base para otras preparaciones.
¿Cuáles son los usos de esta salsa?
La versatilidad de la salsa bechamel es muy conocida. Aunque solo la asocian con lasaña, canelones o espinacas a la crema, su uso es muy amplio. Puesto que la bechamel puede adoptar una consistencia espesa o más líquida, su presencia en diferentes recetas la convierten en la reina de la cocina.
La bechamel no solo sirve para las lasañas, canelones y múltiples gratinados, también suele prepararse para hacer croquetas o las famosas pechugas a la Villeroy. Y si esto te parece poco, también es muy usada para espesar guisos, salsas, asados y cremas. La incorporación de la bechamel en los guisos aporta brillo, mucho sabor y cuerpo a la preparación.
Como lo mencionamos anteriormente, la salsa bechamel sirve de base para otras salsas. Por ejemplo, la salsa Mornay, que además de la harina, mantequilla y leche, se le adiciona queso. También, la salsa Thermidor, que incorpora mostaza y vino blanco a los tradicionales componentes de la bechamel, convirtiéndola en una rica salsa para pescados y frutos del mar.
Otro ejemplo es la salsa Villeroy, que tiene como base la bechamel a la que se agrega clara de huevos y queso, ideal para rebozar otros alimentos u otras proteínas. Ya que estás aquí, te invitamos a aprender cómo hacer mayonesa.
¿Cuáles son sus ingredientes?
Los ingredientes básicos de la salsa bechamel son los siguientes, sin embargo recuerda que siempre puedes hacer tus propias variaciones de esta receta añadiendo otros:
- Mantequilla o margarina (unos 50 gramos). Algunos países del sur de Europa sustituyen la mantequilla por aceite de oliva.
- Harina de trigo (50 gramos). Si hay personas con intolerancia al gluten, pueden sustituir la harina por fécula de maíz.
- Leche entera (600 mililitros).
- Sal al gusto.
- Nuez moscada, una pizca nada más.
- Otros ingredientes alternativos son: pimienta molida (poca cantidad), clavo de olor (muy poca cantidad).
¿Cómo se prepara la Bechamel?
La preparación de la salsa bechamel toma unos 40 minutos aproximadamente. Es una salsa que debe hacerse con mucho amor y paciencia. No tiene mayores dificultades, por lo que, si tus conocimientos de cocina son básicos, podrás incluir esta salsa en tu repertorio.
Los pasos a seguir para hacer la salsa bechamel son los siguientes:
- Coloca un sartén a fuego medio y agrega la mantequilla o margarina (procura que no esté muy fría).
- Cuando la mantequilla se haya fundido, tomando la precaución de que no se sobre-cocine, agrega la harina de trigo. Remueve de forma constante esta “pasta”, a la que los especialistas de la cocina llaman roux. Ten cuidado mientras mezclas, evita que se torne marrón claro o ligeramente tostado.
- Una vez mezcladas la harina y la mantequilla, es momento de incorporar la leche, poco a poco. Mientras lo haces, no debes dejar de remover la preparación. Recuerda hacer movimientos circulares o en forma de ocho. Verás como la salsa empieza a tomar cuerpo y espesor.
- Cuando hayas agregado toda la leche, y sin dejar de remover, debes añadir la sal, a tu gusto, y la nuez moscada, en poca cantidad. Espera a que llegue al punto de ebullición para adicionar más volumen y homogeneidad a la salsa.
- Si quieres que la salsa bechamel esté más espesa, permite que el líquido se reduzca un poco más.
- Apaga la llama y retira la salsa del calor residual.
- Ya está lista la bechamel para acompañar tus recetas favoritas.
¿Cómo disuelvo los grumos de mi salsa bechamel?
En la elaboración de la bechamel pueden aparecer los indeseables grumos que afean la apariencia de la salsa. Sin embargo, esto se puede corregir sin problemas. Existen unos trucos muy sencillos que puedes aplicar en la cocina.
Por ejemplo, una forma de prevenir la aparición de los grumos es mantener el fuego bajo durante las primeras etapas de la elaboración de la bechamel. En este punto, incorpora la leche en pequeñas cantidades y utiliza un batidor de alambre, en vez de la cuchara de madera o paleta.
Otra forma de evitar los grumos es en el momento en que añades la harina de trigo, haz lo posible por alejar el contenedor de la harina del fuego de la hornilla u hornalla.
Ahora bien, cuando los grumos hayan aparecido, lo que se recomienda es retirar el sartén del fuego y utilizar el batidor con fuerza para eliminarlos. Si esto no funciona, enciende la batidora de mano y empieza a batir con una poca cantidad de leche.
Finalmente, recuerda esta frase: si quiero una bechamel más espesa, debo agregar más harina; pero si quiero una bechamel más líquida, debo agregar más leche. Este sencillo truco te será de gran utilidad si quieres preparar croquetas (3:3:1, es decir, tres cucharadas de harina y tres cucharadas de mantequilla por cada litro de leche) o si quieres hacer canelones (2:2:1, es decir, dos cucharadas de harina y dos cucharadas de mantequilla por cada litro de leche).
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