La Toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa que se debe a un parásito común, que puede infectar tanto a animales como a seres humanos, causando estragos en el organismo. A continuación, encontrarás información importante sobre los síntomas, causas y posibles consecuencias de esta patología.
Tabla de Contenidos
¿Qué es la toxoplasmosis?
La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que se genera a partir de la presencia de un parásito intracelular llamado Toxoplasma gondii, el cual tiene una capacidad elevada de supervivencia y diseminación.
Este parásito recurre a invadir células del organismo anfitrión, causando síntomas y signos específicos que, a pesar de que comienzan de manera leve, pueden llegar a complicar el cuadro de salud general de una persona que se contagie de la infección.
El término toxoplasmosis se utiliza normalmente para designar el proceso de la enfermedad como tal, o sea, es una palabra que hace referencia a la existencia un proceso patológico manifestado a través de síntomas presentes. Cuando se dice que hay una infección por Toxoplasma, significa que un individuo tiene el parásito en su organismo pero no tiene síntomas específicos de la dolencia.
En la mayoría de los casos, la toxoplasmosis puede causar infecciones leves, asintomáticas o cuadros con sintomatología suave, por lo cual muchas personas se enteran de que tienen este parásito por medio de exámenes sanguíneos, en estos casos las personas infectadas muestran positividad para los anticuerpos específicos de esta dolencia.
Existen otras ocasiones en las que este tipo de infección puede llegar a ser grave, como es el caso de las mujeres que se encuentran en estado de gestación, ya que esta patología puede generar malformaciones congénitas, pues se transmite instantáneamente de la madre al feto, causando efectos gravemente dañinos para este.
Cuando se trata de una mujer embarazada o una persona con el sistema inmunológico comprometido, se debe procurar una de las medidas de prevención más importantes para evitar el posible contagio, la cual consiste en extremar las medidas de higiene, en especial con la manipulación de las heces de los animales y en la preparación de los alimentos.
Zoonosis
La toxoplasmosis es considerada como un tipo de zoonosis, lo cual quiere decir que se trata de una condición infecciosa que se transmite desde los animales hasta los seres humanos de forma natural y común.
Habitualmente esta condición se adquiere por el contacto con otro organismo que esté infectado con la presencia del parásito, por medio de diferentes vías de contagio y teniendo como huésped preferido a los felinos, quienes presentan las probabilidades más elevadas de generar la enfermedad, seguidos de los perros, dos de las mascotas más comunes que podemos encontrar.
Fuentes de infección
La toxoplasmosis es una enfermedad que está presente alrededor del mundo, es una condición con un índice muy elevado de portadores asintomáticos y personas que han desarrollado los síntomas de la patología.
Las probabilidades de contagio dependen de las condiciones de salubridad en las que se viva, los hábitos de higiene personal, comunitaria y de las condiciones sanitarias en general que estén presentes a diario en la vida de un individuo.
Las fuentes de infección pueden variar en cada país, e incluso de una región a otra, por ejemplo en las regiones de América del Sur y en los países más pobres donde el agua no se somete a los tratamientos adecuados para su potabilización, suele ser la causa principal de la proliferación del parásito que provoca la enfermedad.
En el caso de otros países ubicados en Europa, la patología se produce principalmente por el consumo de alimentos que están contaminados con el parásito, que no se lavan adecuadamente o se ingieren crudos.
Otra de la vías de contagio que frecuentemente se presentan es la manipulación de los excrementos de las mascotas que pueden haber ingerido comida contaminada, ya que esto los infecta y les da la posibilidad de infectar a otros.
Todas estas fuentes de contagio y situaciones de riesgo de contraer esta enfermedad disminuyen muchísimo su capacidad de diseminar el parásito, si se aplican las medidas de higiene necesarias.
Un buen lavado de manos de manera frecuente, beber agua filtrada o hervida, además de la debida preparación de los alimentos, es la base para continuar saludables y no contraer el parásito que produce la toxoplasmosis. Te invitamos a leer mitos y verdades sobre la alergia a los ácaros.
Cuadro clínico y síntomas
La toxoplasmosis tiene un cuadro clínico que puede variar de acuerdo a las condiciones de salud previas del paciente; la enfermedad puede ser aguda o crónica, sintomática o asintomática. Cuando recién se produce el contagio, esta dolencia no manifiesta ningún síntoma en adultos ni en niños.
Cuando se desarrolla en un paciente inmunocompetente, no presenta síntomas y cuando lo hace, pueden confundirse con otras infecciones benignas de rápido tratamiento.
Lo más probable es que en este caso la persona tenga síntomas comunes, los cuales suelen presentarse de manera gradual y consisten en dolor de cabeza, dolores musculares, inflamación de los ganglios y dependiendo de lo avanzada de la enfermedad, se pueden presentar daños en los órganos internos, principalmente en el hígado y el bazo.
Cuando el paciente es inmunodeficiente o padece de alguna enfermedad severa como la leucemia o cualquier tipo de cáncer, tienen un alto riesgo de daños internos y son más elevadas las probabilidades de contagio.
En la mayoría de los casos la toxoplasmosis puede presentar una condición persistente en forma de quistes en los tejidos, sin manifestaciones clínicas específicas, que normalmente sucede cuando la infección es crónica, también puede presentar síntomas recurrentes, los cuales son similares a la mononucleosis o la influenza común.
Tratamiento
Luego de efectuarse las pruebas sanguíneas para comprobar la presencia de los anticuerpos contra el parásito causante de la toxoplasmosis, se comienza con el tratamiento.
El mismo consiste en fármacos que contienen sustancias que afectan directamente y eliminan a los parásitos como la pirimetamina y las sulfamidas, las cuales se utilizan combinadas para erradicar el patógeno del organismo.
Frecuentemente el tratamiento se acompaña por la indicación de ácido folínico, utilizado para el fortalecimiento del sistema inmune. Los pacientes alérgicos a las sulfamidas tienen la opción de ser tratados con sustancias como la Clindamicina. Todo esto, por supuesto, bajo prescripción y supervisión médica.
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