Hay momentos y lugares en donde escuchamos nuestro corazón en lugar de nuestra mente, ¿sabes a lo que me refiero, no?, aunque en la mayoría de las situaciones es mejor “bloquear” esos latidos para concentrarnos en las cosas importantes que nos rodean. Por consiguiente, nuestros cerebros han desarrollado la técnica perfecta para filtrar el sonido de nuestros propios latidos, y un equipo de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne en Suecia pudo haber descubierto como lo hace.
Incluso más asombrosamente, los investigadores también descubrieron que es posible engañar al cerebro para que se equivoque entre los latidos del corazón y otros estímulos, lo que causa que los filtre de la misma manera y así nos volvemos inconscientes de estos.
La razón de este fenómeno es que los humanos tienen un sistema interno espectacularmente complejo. Sin embargo, si nos permitimos a nosotros mismos ser distraídos por toda esta conmoción interna, entonces corremos el riesgo de pasar por alto toda la actividad importante que ocurre a nuestro alrededor – como autos yendo en la dirección justa a donde estamos, por ejemplo – el cual tendría consecuencias desastrosas.
Como el líder del estudio Roy Salomon explica, “no quieres que tus sensaciones internas interfieran con tus sensaciones externas. Es de tu interés estar consciente de lo que hay afuera”. Por fortuna, “el propio cerebro decide cual información traer a la consciencia”, ignorando automáticamente estímulos sin importancia originándose dentro del cuerpo – conocidos como señales interoceptivas – y priorizando las señales exteroceptivas provenientes del entorno externo.
Estudios previos han mostrado que una región del cerebro conocida como la corteza insular coordina e integra estos dos tipos de estímulos, entonces los investigadores decidieron probar cómo esta parte del cerebro responde a los latidos del corazón de una persona.
Con sus hallazgos publicados en la Revista de Neurociencia, los autores del estudio describen como usaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para monitorear la actividad de los cerebros de los voluntarios al ver imágenes parpadeantes en una pantalla.
Asombrosamente, encontraron que cuando estas imágenes parpadearon exactamente en sincronía con los latidos del corazón de los participantes, la actividad cayó dramáticamente en la corteza insular, ya que le cerebro intentó filtrar estos estímulos visuales. Cuando esto ocurrió, los participantes se volvieron menos conscientes de las imágenes en la pantalla, en algunos casos sin lograr verlas todas.
Los investigadores concluyeron que el cerebro mezcla de alguna manera estos estímulos visuales con los latidos del corazón, y por lo tanto suprimía automáticamente su consciencia de estos estímulos al reducir la actividad de la corteza insular cuando procesaba la imagen.
Resumiendo estos remarcables hallazgos, Salomon explicó que no es sorpresa descubrir que la corteza insular juega un papel importante al forzar nuestros cerebros para que ignoren nuestros latidos del corazón, de manera que no los podemos escuchar, pero lo que sí es sorpresa es que ¡nuestro corazón también afecta lo que vemos!
Fuentes:
ESCUCHAR (LOS LATIDOS DE) TU CORAZÓN PODRÍA SALVARTE LA VIDA
Deja una respuesta