La reproducción de audio y video a través de una computadora es algo que, aunque estuvo disponible desde mediados del siglo XX, no estuvo al alcance de la mayoría de los usuarios sino hasta la década de los 80s, debido a que la tecnología en ese entonces apenas empezaba a orientarse a la cultura del consumo de contenido.
Hoy en día gracias a los avances en el ramo de la computación, la posibilidad de disfrutar de archivos multimedia es una práctica de lo más común.
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Del almacenamiento local a la reproducción en la nube
Empezó con el almacenamiento y distribución de manera local en el disco duro del equipo, el cual ya contaba con la capacidad de lectura a cierta velocidad en la que el procesador ya podía reproducir tanto imagen en movimiento como sonido.
Sin embargo la década de los 90s representó un giro completo para la industria multimedia: el boom del Internet. Gracias a esta innovación tecnológica fue posible compartir contenido con cualquier persona alrededor del mundo, en cualquier momento y desde cualquier lugar. A pesar de lo revolucionario que resultó esto, todavía el ancho de banda dejaba mucho qué desear.
Aquellos que vieron la evolución del Internet desde sus inicios, recordarán como yo la interminable espera al descargar un archivo por más pequeño que éste fuera, ni hablar del tiempo de espera por una canción y ni soñar con bajar una película completa en alta definición; así estaban las cosas por aquel entonces con la escasa velocidad en las conexiones a la red.
Muchos no lo saben pero la técnica de streaming ya existía en esos días, aunque poco utilizada por los requerimientos que la tecnología demandaba en cuanto al ancho de banda. No fue sino hasta 1995 cuando RealNetworks lanzó el famoso RealAudio Player, el primer sistema para reproducir multimedia en streaming: toda una nueva tendencia en el medio.
¿Cómo funciona el streaming?
El término en inglés «stream» propiamente dicho significa corriente de agua que fluye, nada más cercano a la realidad de lo que ocurre virtualmente con la tecnología de streaming.
Se trata de un método de transmisión de datos el cual permite la conexión entre nuestra computadora y un servidor, con lo cual se logra establecer una comunicación en la que el flujo de datos es continuo, idealmente sin interrupciones.
A diferencia de la descarga tradicional de archivos, en el streaming no se almacena ningún tipo de información en nuestro equipo, lo cual brinda la ventaja de no consumir espacio en la memoria de nuestra computadora ni mucho menos nuestro tiempo al esperar por la descarga completa de los datos.
Como cualquier tecnología, el streaming necesita de ciertos componentes para funcionar correctamente:
- Códecs: datos almacenados en nuestro equipo que permiten la interpretación de los archivos multimedia. Los más comunes son MP3, Vorbis o AAC para el audio y H.264 o VP8 para el video.
- Bitstream: se trata del formato en el que el archivo de audio y video estará disponible para su transmisión online, puede ser FLV, WebM, ASF, AVI o ISMA.
- Protocolo de transporte: serie de instrucciones que provienen del servidor hacia el cliente de streaming (MMS o RTP).
- Protocolo de control: serie de instrucciones que provienen del cliente hacia el servidor de streaming (MMS o RTSP).
¡Entendido! Ahora, ¿qué necesito para hacer mi propia transmisión?
Ya sea que tengas una empresa, un canal de radio o televisión, o simplemente quieras incursionar en el mundo del video blog independiente, entonces te estarás preguntando de qué manera puedes llevar a cabo tú mismo la transmisión de tu contenido vía Internet.
Lo primero y más obvio será localizar un proveedor de servicios de streaming, de pago o gratuito dependerá del nivel de proyecto que tengas: si es un pasatiempo personal o en cambio se trata de un asunto empresarial.
Además, será necesario contar con el equipo y los programas necesarios para capturar, codificar y enviar la señal de audio y video a tu proveedor:
- Computadora: con especificaciones básicas como lo son Procesador Intel O AMD doble núcleo. 2.4 GHz o superior, y 1 GB Memoria RAM, aunque se recomiendan 2 GB o más.
- Internet: de acuerdo con la velocidad de subida de nuestra conexión variará la calidad de audio e imagen de nuestra transmisión, por lo que es recomendable contar con mínimo 1 Mbps para transmisión de audio y 2 Mbps para imagen.
- Software codificador: convierte los datos en información más ligera y fácil de transmitir pero sin perder la calidad. Los códecs como AAC plus y MP3 para audio y H.264 o VP6 para video son los más comunes.
- Servidor: «Se encarga de recibir la señal desde el emisor, codificarla o decodificarla según sea el caso, y redistribuir dichos datos a tantos usuarios como se soliciten desde la pagina web del usuario.» señala la empresa colombiana de hosting y streaming CEHIS.net. Van desde los 100 Mbps hasta 1 Gbps o superior.
Netflix y Spotify, ejemplos perfectos del éxito
La famosa empresa estadounidense fue fundada en 1997 como un servicio de envíos de DVDs por correo postal, sin embargo no alcanzó el éxito que tiene ahora sino hasta su incursión en la transmisión de series y películas vía streaming.
Actualmente cuenta con poco más de 60 millones de suscriptores dispersos entre los países en que Netflix está disponible: todos los del continente americano, España, Alemania, los países nórdicos, Países Bajos, en el continente australiano y próximamente en Irlanda y Reino Unido.
Entre sus principales ventajas destaca el único pago mensual que incluye todos los títulos disponibles en cada país, con un mes gratuito al inicio y renovable a elección del usuario, sin plazos forzosos y con la comodidad de pagar mediante tarjeta bancaria o Pay Pal.
Al otro lado del mundo, en Estocolmo, Suecia para ser precisos, nació otro gigante ícono del streaming: Spotify. Con su slogan «Música para todos» ha logrado alcanzar los 75 millones de usuarios activos, 20 de los cuales están suscritos en la modalidad de pago.
Con disponibilidad en 55 países y siete idiomas distintos, el servicio de radio por Internet permite adquirir la versión Premium mediante tarjeta de crédito o Pay Pal, con funciones extra como eliminar la publicidad y brindar la posibilidad de almacenar la música directamente en el dispositivo.
En definitiva el modo en que la industria del entretenimiento ha evolucionado es impresionante, quién sabe y en un futuro estaremos disfrutando de nuestra serie o película favorita por medio de hologramas o con efectos mucho más sofisticados.
Mientras tanto sigamos sacándole provecho a éstos y otros servicios que han sabido beneficiarse del streaming para llegar a más personas alrededor del mundo. Cuéntanos en los comentarios qué servicio prefieres y por qué es tu favorito.
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