Este artículo está dedicado a Shein como una de las plataformas de venta de productos textiles que más están triunfando en el mundo. Su cifra de ventas se acerca mucho a otros gigantes como Inditex, aunque a diferencia de la española, esta otra empresa sólo se dedica a la venta online, en donde acumula ejércitos de influencers y consumidores.
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¿Qué es Shein?
Shein es una empresa dedicada a productos de moda creada en 2012. Concretamente, esta plataforma se especializa en la llamada fast fashion y fue ideada en China para competir con otras empresas en un momento en el que el mercado tenía que elegir entre ofrecer opciones o reducir la presión y el desperdicio de inventario. Según fuentes oficiales de Shein, “nos propusimos cambiar eso al liderar el desarrollo de procesos y tecnologías alternativas para llevar la moda al futuro”.
En esta década de trayectoria, Shein ha conseguido cifras de vértigo en su sector, empleando a día de hoy a casi 10.000 personas que atienden a más de 150 países en en el mundo. Shein coloca a los clientes en el centro de su estrategia y su modelo digital está muy marcado por la accesibilidad de su catálogo en dispositivos móviles, online y en las redes sociales. Tanto es así que en solo 10 años, la marca se ha convertido en una de las aplicaciones de compras más populares.
En cuanto a su facturación, Bloomberg señala que la plataforma ingresó en el año 2020 alrededor de 10.000 millones de dólares (sobre 8.600 millones de euros), superando con creces la cifra de ventas de Inditex en su plataforma en línea (6.612 millones de euros) y suponiendo cerca de la mitad de lo que ingresó la multinacional gallega por todas sus ventas.
La clave del éxito, según explica Neus Soler, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC, está en la relación entre la calidad de sus productos, muy aceptable para la experta, el precio de los mismos y el hecho de estar muy al día en las tendencias más actuales de la industria.
Un modelo nacido digitalmente
Ahora bien, la gran diferencia entre Shein y los demás agentes conocidos de la moda como H&M, Inditex u otras firmas está en el modelo de negocio. Mientras unos nacieron en el formato presencial, con tiendas físicas, este otro caso es totalmente digital desde su inicio. “Shein se inició directamente en la venta online y obtuvo gran popularidad con sus acciones en la red social TikTok, gracias a los mejores influencers de este canal», explica Soler.
Aunque actualmente, gran parte del sector está muy bien posicionado en su digitalización y el comercio electrónico, Shein parte con la ventaja competitiva de un modelo nativo y muy ágil. De este modo, es lógico pensar en el empleo de tecnologías y procesos de vanguardia tanto para el diseño como la logística y desde el punto de vista de la comunicación y feedback, los responsables de esta sección están muy bien informados sobre lo que demandan los consumidores. De esta forma, Shein tiene una alta capacidad para producir bienes de manera oportuna y entregar los productos rápidamente a cualquier parte del mundo.
A esto hay que añadir desarrollos propios de tecnología patentada de logística y comercio electrónico, lo cual es un auténtico valor añadido para la industria de la moda al mejorar los resultados para los fabricantes, proveedores y consumidores. “Nuestra cadena de suministro digital es el núcleo de nuestro modelo comercial”, explican fuentes oficiales de Shein.
El salto cualitativo de los productos de China
Otro factor importante a tener en cuenta es que el concepto low cost ha evolucionado mucho en segmentos como la moda. Ya lo demostró en su momento la cadena Primark y ahora también lo está haciendo Shein. Según explica David Martínez-Robles, profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, se ha producido un giro cualitativo en la producción asiática que ha tenido importantes repercusiones en cuanto a la percepción que el mundo occidental tiene de su oferta, especialmente la relacionada con la tecnología, pero también la relativa a la moda.
“Los ordenadores, los móviles y, en breve, los coches eléctricos ya no son la alternativa barata o la copia de las marcas dominantes, sino que en muchos casos representan opciones de calidad, innovadoras e incluso de precios equiparables a los de muchas marcas occidentales”, señala Martínez-Robles. Si bien todavía hay consumidores que recelan de los productos chinos, otros muchos otros están muy adaptados a la nueva realidad, lo cual beneficio a las marcas chinas distinguidas por el factor calidad – precio. Ahí está el éxito de marcas como Xiaomi, Lenovo o Shein.
Marketing muy occidentalizado
Volviendo a la estrategia propia de Shein, otra de las razones de su éxito se basa en las acciones de marketing. Y es que Shein nunca ha apostado por el cliente chino exclusivamente, sino que ha asumido la globalidad de una forma muy natural sin desafiar los estereotipos establecidos en Occidente, que son los que marcan la tendencia en el mundo.
Según se puede observar en sus catálogos, la entidad no suele incluir modelos asiáticas. Desde el punto de vista de Martínez-Robles, “una de las ideas que desde hace siglos existe en el mundo occidental sobre las mujeres orientales es que encarnan un cierto prototipo de belleza, lánguida, frágil y elegante”. Estas connotaciones hacen que, de forma minoritaria, sí haya una cierta presencia de modelos asiáticas. Eso sí, “con posturas, expresiones y maquillaje que refuerzan esta imagen de ‘belleza de porcelana’, como se la ha llamado en ocasiones”, asegura el experto.
Un gran pero…
Todo parecen ser muy positivo alrededor de Shein, pero los expertos le ponen un gran pero a este negocio aun siendo nativamente digital. Y es que la moda rápida que ofrece este tipo de empresas no es del todo sostenible con el medio ambiente, sino que es un modelo de negocioenormemente contaminante. Hay que tener en cuenta que el sector de la moda, en general, es uno de los que más huella deja en el medioambiente. Por ejemplo, tal y como recoge un informe de la ONU, confeccionar unos pantalones vaqueros requiere unos 7.500 litros de agua, el equivalente a la cantidad de ese líquido vital que bebe una persona de promedio en siete años. La cuestión es que, a pesar de la rotundidad de este y otros datos similares, la sociedad “todavía no está preparada para dejar de comprar moda low cost”, razona la profesora Soler.
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