Proyectos en grupo como presentaciones, por lo general significa que tenemos que trabajar con otras personas. Todos podemos cooperar, pero los métodos que usamos no siempre son los mismos, especialmente cuando se trata de géneros. De acuerdo a un estudio reciente publicado en Reportes Científicos, diferentes partes de los cerebros de las mujeres y de los hombres están activadas cuando trabajamos en algo simple, lo que sugiere que hay diferencias de género cuando se trata de cooperación.
“No se trata de si pueden o no cooperar uno con el otro”, dijo el Dr. Allan Reiss. “Solo hay una diferencia en como cooperan”.
Estudios anteriores han mostrado que no existe diferencia en la habilidad intrínseca de los hombres y de las mujeres, pero sí existe una diferencia en la manera en que ambos solucionan los problemas.
Reiss y sus colegas buscaron analizar el registro cerebral del comportamiento cooperativo en pares; cómo el cerebro responde a tareas de cooperación. “El objetivo principal es: ¿Cómo dos cerebros en pareja correlacionan uno con el otro bajo estas circunstancias?”, dijo Reiss.
¿Cómo lo hicieron? Reiss junto a sus colegas reclutaron un total de 222 participantes para determinar cómo la cooperación se refleja en los cerebros de los hombres y las mujeres quienes están activamente trabajando juntos. Se les dijo que realizaran una tarea simple de cooperación que involucraba pulsar un botón simultáneamente, sin hablarse. Después de cada intento, se les decía a las parejas quien había presionado el botón más rápido, y qué tan rápido. Se les dio 40 intentos para obtener el tiempo tan cerca como sea posible.
Los investigadores usaron hiperescaneo – una técnica que simultáneamente registra la actividad en dos cerebros mientras interactúan – y espectroscopia del infrarrojo cercano (NIRS – por sus siglas en inglés), en donde sondas están atadas a la cabeza de una persona para registrar la función cerebral, permitiéndoles sentarse derecho e interactuar de forma más natural.
¿Qué revelaron los hallazgos? El género influye el comportamiento y la actividad cerebral cuando se trata de cooperación. En promedio, parejas de hombre-hombre tuvieron un mejor rendimiento que parejas de mujer-mujer al temporizar sus pulsaciones más de cerca.
Sin embargo, la actividad cerebral en parejas del mismo sexo fue sincronizada durante la cooperación, lo que significa que mostraron altos niveles de “coherencia intercerebral”. Esto correlacionó con un mejor rendimiento en la tarea de cooperación. Sorprendentemente, la locación de la coherencia difería entre parejas de hombre-hombre y mujer-mujer.
En los hombres, las partes del cerebro en la corteza prefrontal derecha – involucrada con la multitarea – recibió más oxigeno de la sangre. En contraste, en las mujeres, la activación ocurrió en la región temporal derecha, la cual está involucrada en el reconocimiento de señales sociales. Mientras tanto, las parejas de mujer-mujer lo hicieron tan bien como las de hombre-hombre, a pesar de que no mostraron coherencia.
Los investigadores notan que no midieron la actividad en todas las partes del cerebro.
“Hay muchas partes del cerebro que no evaluamos”, dijo Reiss. Esto sugiere que la coherencia intercerebral pudo haber estado presente en otras regiones del cerebro que no fueron observadas durante la prueba.
El rol exacto de las regiones del cerebro observadas en el estudio durante la tarea simple se desconoce, pero estos escaneos sí proveen una visión de los mecanismos neurológicos que influyen cómo los sexos funcionan juntos.
Sin embargo, los hallazgos son muy preliminares para sugerir si el género es mejor o peor en la cooperación. En lugar de eso, implica que solo hay una diferencia en como cooperan.
Reiss cree que las diferencias en la actividad cerebral de los hombres y de las mujeres durante las tareas de cooperación es una influencia biológica y medioambiental.
“No es sorpresa que veas diferencias en la forma en que los cerebros de las mujeres y de los hombres responden a diferentes tipos de tareas. Circuitos cerebrales diferentes son usados para conseguir el mismo resultado”, dijo.
El cree que la única manera para saber si estas diferencias son biológicas y no medioambientales será estudiando poblaciones más jóvenes. Es un proceso que se pone más y más cristalizado.
El estudio podría ayudar a mejorar dinámicas de grupo identificando las parejas más efectivas. Además podría ser útil para pacientes con autismo que tienen problemas con cognición social. Reiss y sus colegas creen que una investigación más profunda de los patrones cerebrales durante la cooperación pueden ayudar al avance de tratamientos para pacientes con trastornos como el autismo, ya que los ayudará a desarrollar mejores técnicas para interactuar con los demás.
Típicamente, la gente con autismo tienen dificultades para expresarse durante interacciones sociales. Pueden parecer ser poco colaboradores porque no han aprendido el comportamiento apropiado para diferentes situaciones sociales, de acuerdo a Autism Speaks. Además se pueden encontrar con problemas para manejar sentimientos fuertes o difíciles, como la rabia, la frustración, o la ansiedad.
Terapias efectivas usando métodos similares en el estudio, puede ayudar a aquellos con autismo a “aprender como sincronizar su actividad cerebral con una persona con la que estén interactuando” para ayudar a conectar el “hueco” de cognición social que existe, de acuerdo a Reiss.
“La cooperación es la manera principal de interactuar con otra persona”.
Entender cómo el autismo afecta el cerebro de los hombres y de las mujeres, y explorar la actividad cerebral de ambos géneros, y cómo cooperan, puede servir para refinar tratamientos para el autismo.
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