Los trastornos de ansiedad – definidos por un miedo excesivo, inquietud, y tensión muscular – están debilitando, incapacitando, y pueden aumentar el riesgo de depresión y suicidio. Son una de las condiciones de salud mental más comunes, afectando cerca de 4 cada 100 personas y constituyen un gran costo.
Las personas con ansiedad son más propensas a faltar al trabajo y a ser menos productivos. Las personas jóvenes con ansiedad también tienden menos a entrar a clases – lo que se traduce en menos posibilidades en la vida. Aunque esta evidencia señala que los trastornos de ansiedad son un problema importante de salud mental, no se les da la atención suficiente por parte de investigadores, clínicos y marcadores políticos.
Olivia Remes junto a otros investigadores en la Universidad de Cambridge quisieron averiguar quién es el más afectado por los trastornos de ansiedad. Para hacer esto, condujeron una revisión sistemática de estudios que reportaron sobre la proporción de personas con ansiedad en una variedad de contextos alrededor del mundo, y usaron métodos rigurosos para retener los estudios de mejor calidad. Sus resultados mostraron que las mujeres tienen casi el doble de posibilidades de sufrir de ansiedad en comparación con los hombres, y que las personas que viven en Europa y Norteamérica son desproporcionalmente afectadas.
¿Por qué las mujeres?
¿Por qué las mujeres tienden más a experimentar la ansiedad que los hombres? Podría ser por las diferencias en la química del cerebro y las fluctuaciones hormonales. Los eventos reproductivos durante la vida de las mujeres están asociados con cambios hormonales, los cuales han sido vinculados con la ansiedad. El aumento de estrógeno y progesterona que ocurre durante el embarazo puede incrementar el riesgo de un trastorno obsesivo compulsivo, caracterizado por pensamientos perturbadores y repetitivos, impulsos y obsesiones que angustian y debilitan.
Pero en adición a los mecanismos biológicos, las mujeres y los hombres parecen experimentar y reaccionar a eventos en sus vidas de manera diferente. Las mujeres tienden a ser más propensas al estrés, el cual puede incrementar su ansiedad. Además, cuando se enfrentan a situaciones estresantes, las mujeres y los hombres tienden a usar diferentes estrategias de superación.
Las mujeres que han pasado por situaciones estresantes en la vida tienden más a refunfuñar, lo que puede incrementar su ansiedad, mientras que los hombres se ocupan más en una superación activa y solucionadora del problema. Otros estudios sugieren que las mujeres tienen más posibilidades de experimentar abuso físico y mental que los hombres, y el abuso ha sido vinculado con el desarrollo de trastornos de ansiedad.
El abuso infantil ha sido asociado con cambios en la química y estructura del cerebro, y de acuerdo a estudios previos, las mujeres que han sido abusadas sexualmente pueden tener un flujo de sangre anormal en el hipocampo, una región del cerebro involucrada en el procesamiento de emociones.
La ansiedad occidental
Su reseña también mostró que las personas de Norteamérica y de Europa Occidental tienden más a ser afectados por la ansiedad que las personas que viven en otras partes del mundo. No está claro el porqué de esta diferencia. Podría ser que el criterio e instrumentos que usaron para medir la ansiedad, los cuales fueron largamente desarrollados en poblaciones occidentales, puedan no capturar las presentaciones culturales de la ansiedad.
La ansiedad se puede manifestar de manera diferente en culturas no occidentales. Por ejemplo, la ansiedad social en el occidente típicamente se manifiesta como un miedo intenso de situaciones sociales, alta autoconsciencia, y miedo de ser juzgado y criticado por otros durante interacciones.
Por otro lado, en Asia, un concepto relacionado muy de cerca es taijin kyofusho, el cual se manifiesta como miedos persistentes e irracionales de causar ofensas y vergüenza a otros.
Taijin kyofusho (traducido literalmente como trastorno del miedo a las relaciones interpersonales), es un síndrome psiquiátrico específico de la sociedad japonesa.
La mayor parte del estudio de salud mental se ha realizado en Europa y Norteamérica, y muy pocos estudios han examinado la ansiedad en otras partes del mundo. Efectivamente podrían haber grandes diferencias en la carga de la ansiedad entre las culturas, pero se necesita investigar más a fondo usando mejores métodos.
De cualquier manera, sabemos que los trastornos de ansiedad son comunes, costosos, y asociados con un sufrimiento humano sustancial. También sabemos que las mujeres y las personas que viven en países desarrollados parecen ser las más afectadas. Este conocimiento de quien es desproporcionadamente afectado por la ansiedad puede ayudar a dirigir planes de servicio de salud y provisión, y tratamientos.
¿Qué se puede hacer?
Los trastornos de ansiedad tienden a empezar temprano en la vida, son crónicos, y más de una década puede pasar entre el tiempo donde se desarrollan los síntomas y la primera búsqueda de ayuda con un doctor. En este punto, la ansiedad se ha vuelto severa y otros problemas de salud mental, como la depresión, se han desarrollado. Esto hace que los tratamientos sean más difíciles.
El temprano reconocimiento de los síntomas es importante para que se administre el tratamiento de la mejor manera. Muchas personas se han pasado a terapias cognitivas comportamentales, las cuales son efectivas en la reducción de la ansiedad. También existe medicación, y hay cambios de estilos de vida que la gente puede hacer para mejorar su salud mental, como comprometerse a una actividad física regular, la meditación y el yoga.
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