La sociedad se encuentra muy apegada a los dictámenes de la tecnología y al contenido que bombardean las redes sociales. Notificaciones mensajes nos llevan por momentos a sentir la presión de estar siempre al día. Es en este marco donde empieza a salir a la luz una tendencia que aboga por la desconexión consciente y el bienestar emocional: el «Joy of Missing Out» (JOMO).
Este concepto, que se traduce como “la alegría de perderse las cosas”, se erige como un antídoto al omnipresente «Fear of Missing Out» (FOMO) o miedo a perderse algo.
JOMO desafía las normas sociales actuales y promueve la importancia de valorar el tiempo personal, desconectarse de las demandas externas y disfrutar del momento presente. En una sociedad que constantemente exige atención y participación, esta filosofía ofrece una alternativa saludable para equilibrar la relación con la tecnología y recuperar el control sobre nuestras vidas.
Tabla de Contenidos
Del estrés a la calma: del FOMO al JOMO
La psicóloga Carla Álvarez Llaneza, experta de Blua de Sanitas, señala que el FOMO ha contribuido significativamente al aumento de la ansiedad y la insatisfacción personal. «La presión constante por estar al día con todo lo que ocurre, ya sea en redes sociales, eventos o actividades, puede generar altos niveles de estrés y fatiga emocional», afirma. En contraste, el JOMO fomenta la calma y la toma de decisiones conscientes, permitiendo priorizar las necesidades personales sobre las expectativas sociales.
«Cuando decidimos desconectarnos voluntariamente, nuestro cerebro experimenta una reducción en los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta la producción de serotonina, lo que mejora nuestro estado de ánimo», explica Álvarez Llaneza.
La práctica de esta filosofía no solo beneficia la salud mental al disminuir la ansiedad, sino que también impulsa el autoconocimiento y la creatividad. Según la experta, «al darnos permiso para no estar disponibles todo el tiempo, creamos espacios para reflexionar, resolver problemas y disfrutar de actividades que realmente nos nutren a nivel emocional».
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Estrategias para abrazar el JOMO en la vida diaria
Aunque la idea de desconectarse pueda parecer sencilla, muchas personas se enfrentan al desafío de implementar este cambio en su vida cotidiana. Por ello, los expertos de Sanitas han elaborado un conjunto de estrategias prácticas para adoptar el JOMO:
- Establecer límites digitales
Es fundamental asignar momentos específicos para desconectarse de dispositivos electrónicos. Crear una «zona libre de tecnología» en casa o establecer un «horario digital» fuera del trabajo puede ser un primer paso hacia un uso más equilibrado de la tecnología. - Practicar la atención plena
Actividades como la meditación, el yoga o simplemente caminar al aire libre facilitan la conexión con el presente. Estas prácticas permiten disfrutar del momento sin distracciones, mejorando tanto el bienestar físico como el emocional. - Identificar prioridades
Reflexionar sobre qué actividades o interacciones realmente aportan valor personal ayuda a liberar tiempo y energía. Esto puede implicar rechazar compromisos que no resultan significativos y enfocarse en lo que verdaderamente importa. - Fomentar relaciones significativas
En lugar de intentar abarcar múltiples eventos o interacciones superficiales, es preferible dedicar tiempo de calidad a las personas cercanas. Las conexiones profundas tienden a generar mayor satisfacción emocional y bienestar. - Abrazar el silencio y la desconexión
Disfrutar de la propia compañía puede convertirse en una fuente de renovación y autodescubrimiento. Este hábito, además, refuerza la autoestima y fomenta la seguridad personal.
JOMO como respuesta al “burnout”
El «burnout» laboral, caracterizado por un agotamiento físico, mental y emocional extremo, ha aumentado significativamente en los últimos años, en parte debido a la hiperconexión. En este contexto, el JOMO se presenta como una herramienta eficaz para reequilibrar la balanza.
«Esta manera de gestionar los compromisos sociales nos devuelve el control sobre cómo queremos invertir nuestra energía y tiempo», comenta Álvarez Llaneza. Al desconectarse de las expectativas externas, las personas pueden enfocarse en su bienestar, permitiendo un descanso necesario tanto a nivel físico como mental.
El papel de la tecnología en la desconexión
Paradójicamente, la tecnología también puede ser un aliado para adoptar el JOMO, siempre y cuando se utilice de manera consciente. Herramientas como aplicaciones de meditación, rastreadores de tiempo en pantalla y configuraciones de “modo no molestar” ayudan a establecer límites y crear hábitos digitales más saludables.
Sin embargo, Álvarez Llaneza advierte sobre el riesgo de la dependencia tecnológica incluso en estos contextos. «El objetivo final es desconectarse realmente y aprender a disfrutar de la vida sin la necesidad constante de validación o conexión virtual», enfatiza.
El impacto del JOMO en la salud mental
Los beneficios del JOMO no solo se reflejan en la reducción de la ansiedad y el estrés, sino también en la mejora de la calidad de vida en general. Dedicar tiempo a actividades introspectivas o placenteras, como leer, escribir o simplemente disfrutar del silencio, fomenta un estado de calma que tiene un efecto positivo en la salud emocional.
Asimismo, este enfoque permite desarrollar una relación más sana con el tiempo, valorándolo como un recurso limitado y personal. Las personas que adoptan el JOMO reportan sentir mayor satisfacción en sus decisiones, un fortalecimiento de sus relaciones significativas y una mayor capacidad para manejar los desafíos diarios.
Hacia una nueva cultura del tiempo personal
El JOMO no solo representa un cambio en la manera de interactuar con la tecnología, sino también un movimiento hacia una cultura que prioriza el bienestar emocional por encima de las expectativas sociales. En una sociedad que muchas veces glorifica la productividad y la hiperconexión, abrazar la desconexión consciente se convierte en un acto de resistencia.
Adoptar el JOMO implica algo más que desconectarse de las redes sociales; es un compromiso con uno mismo para vivir una vida más auténtica, equilibrada y en sintonía con lo que realmente importa. En última instancia, esta tendencia nos invita a replantear nuestras prioridades y a redescubrir la alegría de simplemente estar presentes.
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