En la búsqueda de una pérdida de peso rápida, los seres humanos recurren a las llamadas «dietas milagro«, planes de alimentación que prometen resultados inmediatos sin el respaldo de la evidencia científica. Sin embargo, estas estrategias pueden representar un grave riesgo para la salud y generar un efecto rebote que termina agravando el problema inicial. A pesar de ello y de las recomendaciones que hacen los expertos en salud, existe un gran número de personas en España que lleva a la práctica este método para perder peso.
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Obesidad: un problema de salud pública
Antes de hablar de estas cifras, el problema de origen radica en el alto número de personas con exceso de peso u obesidad a nivel nacional. En España, la obesidad y el sobrepeso han alcanzado niveles alarmantes. Según datos recientes, el 52% de la población adulta presenta exceso de peso. El informe ‘Estrategias Rápidas de Pérdida de Peso en la Población Española’, elaborado por la Fundación MAPFRE y la Academia Española de Nutrición y Dietética, revela que un 72% de los españoles ha intentado adelgazar al menos una vez en su vida, con un promedio de siete intentos. Además, las mujeres tienden a probar métodos de pérdida de peso con más frecuencia que los hombres, con una media de seis kilos por intento.
Pese a que la mejor estrategia para adelgazar de forma saludable es una combinación de dieta equilibrada y ejercicio físico, más de la mitad de la población (53%) ha seguido alguna vez una dieta milagro. En muchos casos, sin ser plenamente conscientes de los riesgos asociados.
Las dietas milagro más frecuentes en España y sus riesgos asociados
El informe destaca que los métodos de pérdida de peso rápida más utilizados son:
- Ayuno intermitente (30,3%): alterna periodos de ayuno con ventanas de alimentación. Aunque algunas variantes cuentan con respaldo científico, la falta de supervisión médica puede llevar a desequilibrios nutricionales.
- Dieta de muy bajo aporte calórico (20,4%): reduce drásticamente la ingesta de calorías. Puede provocar fatiga extrema, pérdida de masa muscular y deficiencias nutricionales.
- Dieta detox (10,7%): basada en zumos y batidos «depurativos». No existen pruebas de que elimine toxinas y puede generar déficits nutricionales graves.
- Dieta Dukan (10,6%): alta en proteínas y baja en hidratos de carbono. Puede causar problemas renales y hepáticos a largo plazo.
- Dieta cetogénica (9,2%): reduce los hidratos de carbono al mínimo y aumenta la ingesta de grasas. Su impacto en el metabolismo puede ocasionar cálculos renales, cétosis severa y alteraciones hormonales.
Entre los riesgos generales de las dietas milagro se incluyen dolores de cabeza, mareos, alteraciones digestivas, cálculos renales, disfunciones hepáticas y el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria.
La recuperación del peso y el efecto rebote
Una de las consecuencias más problemáticas de estas dietas es el «efecto rebote». Al restringir severamente la ingesta calórica, el organismo entra en un estado de alerta que reduce el metabolismo basal. Una vez que la persona vuelve a su alimentación habitual, su cuerpo almacena grasa con mayor eficiencia, recuperando e incluso superando el peso perdido.
Según el informe, el 69% de quienes han seguido dietas restrictivas lo han hecho sin supervisión profesional, y la mayoría ha experimentado una recuperación rápida del peso perdido.
Comparativa por Comunidades Autónomas
El estudio también analiza la incidencia de estas prácticas por regiones. Canarias (64%), Murcia (62%), Islas Baleares (61%) y Comunidad Valenciana (60%) son las comunidades con mayor porcentaje de población que ha recurrido a dietas milagro.
Por otro lado, las regiones con mayor prevalencia de sobrepeso son Castilla-La Mancha (50%), Aragón (44%) y Murcia (42%), mientras que las tasas de obesidad más altas se encuentran en Extremadura (26%), Galicia (22%) y Andalucía (22%).
Estrategias saludables para la pérdida de peso

Los expertos coinciden en que la clave para adelgazar de forma segura y sostenible es adoptar cambios de hábitos saludables:
- Evitar soluciones rápidas: cualquier pérdida de peso drástica suele ser temporal y peligrosa.
- Consultar con un profesional: un nutricionista o médico especializado puede diseñar un plan adecuado.
- Optar por métodos graduales: reducir de manera progresiva la ingesta calórica y aumentar la actividad física.
- Desconfiar de las dietas restrictivas: la eliminación de grupos de alimentos puede provocar déficits nutricionales.
- Priorizar la calidad sobre la cantidad: elegir alimentos naturales y equilibrados en lugar de centrarse solo en el recuento calórico.
Siguiendo las recomendaciones de los profesionales de la salud – las que verdaderamente necesitan asumir las personas – la pérdida de peso saludable requiere tiempo, disciplina y cambios sostenibles en el estilo de vida. La promesa de una «solución rápida» suele traer consecuencias negativas a largo plazo, por lo que la educación nutricional y el acompañamiento profesional son esenciales para combatir el sobrepeso de manera efectiva y segura.
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