Recordar el pasado es una función importante y define quienes somos. Aunque en algunas situaciones, los procesos normales que almacenan nuestras experiencias en la memoria pueden tener sus alteraciones. Después de pasar por un evento angustiante, la gente puede desarrollar alguna alteración en la memoria cuando experimentan nuevamente el evento en forma de recuerdos retrospectivos o flashbacks – imágenes vivas angustiantes que entran involuntariamente en la consciencia, como ocurre en el trastorno estrés postraumático.
Un estudio reciente muestra que una experiencia angustiante o dolorosa tiene efectos opuestos en dos partes diferentes del cerebro: la amígdala y el hipocampo. La amígdala, una región del cerebro involucrada con la emoción, pareció codificar fuertemente el contenido negativo de una experiencia, mientras el hipocampo, el cual está involucrado en el almacenamiento de nuevos recuerdos, solo se activa débilmente.
Cuando recordamos algo del pasado, podemos traer a la mente que estábamos haciendo, las personas con las que estábamos, y donde pasó. Un aspecto importante de la memoria es que estos trozos de información separados se juntan como un solo recuerdo, así se puede recordar todo en un futuro. Pero al pasar por un evento doloroso, los procesos normales que ayudan a integrar esta información en la memoria se pueden quebrantar.
El hipocampo es crucial para formar estas asociaciones, así todas las partes de un recuerdo se pueden recuperar luego como un solo evento (y el daño a esta región cerebral puede hacer que una persona deje de formar nuevos recuerdos). En contraste, la amígdala está involucrada con el procesamiento de información emocional y en la creación de respuestas básicas a cosas asociadas con el miedo, como cuando retrocedes al ver una araña o serpiente.
Las personas que han sufrido de trauma a menudo tienen dificultad para recordar el contexto del evento. Se pensó que, mientras el procesamiento en la amígdala se puede incrementar durante una experiencia negativa, el procesamiento en el hipocampo puede decrecer, alterando la manera en que se ligan los diferentes aspectos de la experiencia con un solo recuerdo.
Estudio de imagen cerebral
Para probar esta idea, se le mostró a 20 voluntarios pares de imágenes y se les pidió que recordaran las imágenes mientras estaban dentro de un escáner de imagen de resonancia magnética. Algunas de las imágenes eran de escenas traumáticas, como una persona terriblemente lesionada.
El recuerdo de las imágenes de los voluntarios se probó de dos maneras. Primero, se les mostró una imagen de cada par y se les preguntó si reconocían. Segundo, si la reconocían, se les preguntó si podían recordar que otra imagen había sido parte del par original.
Cuando se les preguntó si conocían las imágenes individuales, las personas mostraron mejor memoria por ver previamente imágenes que eran negativas (traumáticas) comparado con imágenes que eran neutras, como una persona sentada en una oficina. La mejora en la memoria por las imágenes negativas se relacionó con un incremento de actividad en la amígdala. En contraste, su memoria para recordar cuales imágenes fueron presentadas juntas en un par fue peor cuando una de las imágenes era negativa.
Además se encontró que la actividad en el hipocampo fue reducida por la presencia de imágenes negativas, lo que sugiere que su función de almacenar las asociaciones entre las imágenes estaba deteriorada. Este desbalance podría llevar a fuertes recuerdos para el contenido negativo de un evento que no está adecuadamente almacenado con las otras partes del evento y en contexto en el que tuvo lugar.
Implicaciones para la psicoterapia
[no_toc]Este trabajo apoya la visión de que experimentar un evento traumático puede alterar cómo funciona la memoria. La re-experiencia de imágenes intrusivas en el trastorno de estrés postraumático puede ocurrir porque por el fortalecimiento de la memoria para los aspectos negativos de un trauma pero no su contexto – eso es, el lugar donde ocurrió el evento o el momento en que ocurrió. Esto puede dar como resultado que la persona recupere involuntariamente el evento traumático “fuera de contexto” y experimentarlo como si fuera en el presente.
En este caso, la terapia se debería enfocar en fortalecer o recrear asociaciones contextuales apropiadas para el evento negativo. Esta visión es apoyada por psicoterapias actuales donde una persona es tomada de vuelta al lugar donde ocurrió el evento traumático para ayudar en el fortalecimiento de la memoria para el contexto.
Estos hallazgos también resaltan problemas potenciales con el testimonio de testigos oculares como víctima del trauma con recuerdos pobremente contextualizados que tienden a proveer un reporte fragmentado de un evento.
Fuente/Relacionado:
Trastorno por estrés postraumático tras una tragedia
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