En los años 1970, los condones fueron la victima contraceptiva en muchas partes del mundo. Durante la Segunda Guerra Mundial, líderes militares intentaron frenar enfermedades venéreas al distribuir condones a tropas amigas y lo promovían con slogans como “póntelo antes de ponerlo”. Cuando los soldados regresaron a casa, la popularidad de los condones se había disparado entre los civiles. Pero para los años 1960, los condones pasaron a un segundo lugar gracias a la píldora.
Ya que la mayoría de las infecciones por transmisión sexual de la época eran fáciles de tratar con antibióticos, pocas personas dependían de los condones para evitarlas.
En los 80 todo cambió. Las amenazas de las enfermedades de transmisión sexual pusieron a los condones de nuevo en el centro de atención, y más personas comenzaron a usarlo para protegerse del sida.
La historia se ha repetido. A finales del siglo XV y a principios del siglo XVI, barcos volvieron a Europa desde el Nuevo Mundo transportando una nueva enfermedad – la sífilis. La sífilis no tenía cura para ese momento, y las personas de Europa y Asia no tenían inmunidad natural. La sífilis se expandió por rutas de comercio, causando demencia, dolores debilitantes y la muerte.
La gente creó la conexión entre el sexo y la sífilis, y el condón se volvió una herramienta para protegerse contra enfermedades. En 1546, Gabrielle Falloppio, descubridor de los tubos falopianos, escribió la descripción más vieja conocida del condón, recomendándolo como prevención ante la sífilis. Pero no todos estuvieron de acuerdo. El tecnólogo francés Leonard Lessius, por ejemplo, condenó al condón como inmoral en 1605.
La era de condones de Falloppio se asemeja un poco a las bolsas que se encuentran en panaderías de hoy en día. Y, a pesar de que se afirma lo contrario, Falloppio no inventó el condón.
Continua leyendo para averiguar de dónde vienen los condones y porqué han estado más tiempo entre nosotros de lo que creemos.
Tabla de Contenidos
Salchichas, cuernos y otros hitos en la historia del condón
Hoy en día, es de conocimiento común que los bebés vienen de la unión de un óvulo y el esperma. Pero esta idea es bastante reciente, el producto de numerosos descubrimientos que pasan por los siglos XVII, XVIII y XIX. El concepto básico de que las contribuciones de un hombre y una mujer durante la actividad sexual pueden resultar en un bebé es mucho más viejo.
Por miles de años, la gente por todo el mundo ha usado una variedad de dispositivos para mantener físicamente estas contribuciones. Los competidores históricos principales fueron los pesarios, u objetos colocados en la vagina, y condones.
Hoy en día, los pesarios se insertaban en la vagina para ayudar a los órganos pélvicos de una mujer cuando sus músculos ya no podían por sí mismos. Pero históricamente, ellos tenían un objetivo contraceptivo claro.
Si bien las personas han estado usando condones profilácticos por mucho tiempo, no existe mucha documentación clara del tema hasta el tiempo del Imperio Romano. Los condones eran comunes en Europa por los días de Shakespeare.
A mediados de 1700, la gente comenzó a usar condones hechos de membrana animal, atados con una cinta. Los creadores de condones – también creadores de globos – compraron intestinos y vejigas de carnicería. Convirtiendo intestinos en condones que requerían de limpieza, raspado, exposición a sulfuro, inflar, secar, moldear, cortar y luego coser.
Estos profilácticos resultantes eran costosos y a menudos estaban llenos de hoyos, lo que llevó a la famosa técnica de Casanova de inflarlos con aire para probarlos antes de usarlos. Y como los primeros condones de caucho, su confiabilidad era sospechosa – y eran reusables.
El nacimiento del condón moderno
La extracción de árbol de caucho fue una tradición entre indígenas suramericanos antes de la llegada de los exploradores Europeos. Pero no fue hasta que Charles Goodyear descubrió la vulcanización en 1839 que el caucho tomó su lugar en la historia contraceptiva. Directo del árbol Hevea brasiliensis, caucho líquido, o látex, se convierte en una sustancia que es revoltosa pero frágil.
Goodyear usó sulfuro para oxidar y reforzar los lazos entre las moléculas del caucho, los cuales lo hacían más fuerte, más elástico y menos propenso a quebrarse con el tiempo.
Comprar uno de los primeros condones de caucho no siempre era tan simple como ir a la farmacia local. A menudo, los hombres tenían que visitar sus doctores para adaptarle uno profesionalmente. Los condones de caucho eran considerablemente más gruesos que los de ahora. Uno de los primeros solo cubría el glande del pene.
En 1919, Frederick Killian se separó del método original para hacer condones de caucho, el cual involucraba moldear caucho vulcanizado. En lugar de esto, el sumergió moldes directamente en látex líquido. Esto tenía como resultado condones más delgados, más baratos, y tenían una esperanza de vida más larga. Luego, las fábricas comenzaron a producir condones en masa al sumergir moldes de vidrio en cubas de látex y usando hornos para vulcanizar el material.
Los condones de látex son los que dominan el mercado hoy en día. Aunque los condones de membrana natural aún se pueden encontrar. Los nuevos materiales incluyen polímeros como poliisopreno y poliuretano. Hoy en día, los doctores típicamente recomiendan condones de polímero o de membrana natural solo cuando alguno de la pareja tiene alergia al látex o cuando la prevención de enfermedades no es la prioridad.
Hoy en día, los condones de látex constituyen más del 99% de las ventas de condones a nivel mundial. En los próximos párrafos veremos cómo son hechos, probados y comerciados.
La anatomía de los condones de látex
El condón de látex es una invención bastante básica. Es un tubo parecido a una bolsa que está cerrado por un extremo – típicamente con un pequeño reservorio para mantener el semen. El extremo abierto tiene un borde delgado que ayuda a mantener el condón en su lugar y hace que sea más fácil enrollar el condón mientras se fabrica. Algunos condones son acampanados, encogiéndose gradualmente desde el extremo cerrado hasta el extremo abierto. Otros están contorneados para encajar con la forma del glande y el eje del pene.
El principal propósito del condón es mantener separados los fluidos corporales de personas diferentes. Esto es para prevenir el embarazo al mantener el esperma lejos de los óvulos, y ayuda a prevenir enfermedades que son transmitidas principalmente a través del contacto físico con fluidos sexuales, como semen y lubricante vaginal.
Para hacer esto, el condón debe cubrir el pene desde el glande hasta la base. Debe estar suficientemente ajustado para que se mantenga en su lugar y así evitar cualquier fuga, pero no puede estar tan apretado porque inhibirá su función. El látex debe ser suficientemente delgado para permitir la sensación pero no tan delgado porque el aumenta el riesgo de romperse. Las dimensiones típicas del condón de látex de hoy en día son:
- Largo: al menos 160 milímetros.
- Ancho: 52 milímetros.
- Grueso: 0.07 milímetros.
Polvos como maicena, silicio o carbonato de magnesio típicamente cubren el producto final para evitar que el látex se pegue y sea difícil desenrollar. Los condones lubricados tienen un fluido resbaladizo, típicamente hecho de silicona, aplicado en la fábrica. Los condones lubricados con espermicida tienen un ingrediente en el lubricante que mata el esperma, como el nonoxinol-9.
Sin embargo, investigaciones médicas sugieren que la cantidad de nonoxinol-9 usado en los condones tiene poco efecto durante la actividad sexual. Ya que puede causar irritación vaginal, lo que puede hacer que la transmisión de enfermedades sea más posible, puede hacer más daño que bien.
Fabricación de condón de látex
El látex usado en los condones proviene de árboles de caucho en Brasil, del Sur de Asia o del Oeste de África. La sábila se recoge en cubetas, pero este no es el único ingrediente en los condones de látex. Cuando está listo en convertirse en un condón, el látex puede contener:
- Compuestos antibacterianos y antifúngicos.
- Óxido de Zinc, un acelerador de la vulcanización.
- Potasio de laurel, un estabilizador.
- Sulfuro, un agente vulcanizante.
- Amoniaco, un anticoagulante.
- Otros preservativos y pigmentos.
Muchos de estos ingredientes hacen que el látex sea más difícil de romper. Por eso los condones que se usan se deben botar en la basura, no por el inodoro.
En la fábrica, el látex líquido se vierte dentro de cubas. Los moldes de vidrio o de cerámica giran para que el látex los cubra por igual. La cantidad de agua en el látex también afecta el grueso del condón – mientras más agua, más delgado es el condón.
Un cepillo enrolla el látex en la punta de los moldes para crear el borde en el extremo abierto del condón. Una vez que finaliza el proceso de inmersión y secado, los moldes viajan a través de un túnel de horno, el cual usa calor para vulcanizar los condones. Desde allí, los condones son removidos y lavados y lavadoras muy grandes para remover olores, alérgenos y patógenos.
Después de una prueba de calidad, los condones están listos para ser empacados. Como último paso, unas máquinas aplican lubricante antes de pasar a las envolturas. Típicamente, los condones son comprimidos entre dos capas de aluminio laminado. El empaque tiene que mantener el aire y la luz ultravioleta fuera, o los condones se deterioraran. Los condones también tienen que incluir una fecha de expiración dentro de los cinco años después de su fabricación.
Las maquinas sellan el folio y hacen perforaciones donde sea necesario, y el último paso es el empaque externo, que generalmente es en una caja.
Prueba de calidad
Hay tres cosas básicas que pueden salir mal con un condón durante su uso. Empezando con la peor, estas son:
- Que se rompa.
- Que se resbale.
- Que tenga fuga.
Los fabricantes prueban muestras al azar o lotes completos para disminuir las posibilidades de errores. Ya que el calor y cuchillas se requieren en el proceso de empaque, estos también podrían dañarlos, así que se realiza una segunda prueba de calidad, antes que los condones dejen la fábrica.
Muchas pruebas se concentran en la fuerza de tensión de los condones, o la fuerza durante el estiramiento. En una prueba, un par de rodamientos se separan, para asegurar que el condón se puede estirar lo suficiente antes de romperse. Pruebas de inflación también evalúan la fuerza de los condones – si el condón inflado se rompe antes de llegar al volumen correcto, falla la prueba.
Para probar los condones de fugas, los técnicos los llenan de agua y los cuelgan por unos minutos. Los trabajadores pueden inspeccionar visualmente los condones por señales de fuga, pero una prueba más precisa involucra enrollar el condón lleno de agua en papel absorbente.
Otra prueba de fuga, que tiene un modo seco y mojado, requiere de electricidad. En la prueba mojada, los condones forman una capa aislante en varilla de metal sumergidas en una solución conductiva. Cuando la electricidad pasa a través de la solución, también pasa a través de cualquier hoyo o puntos delgados en el condón. Una computadora detecta la corriente y determina cual condón falló la prueba.
La prueba seca usa una sacudida más fuerte de electricidad. Un material conductivo pasa sobre los condones en varillas de metal electrificadas, y la corriente pasa a través de los hoyos o puntos delgados, derritiendo o quemando el condón afectado.
Investigadores médicos y terceros también evalúan los materiales usados para hacer los condones y si los condones son efectivos para su uso. Por ejemplo, un investigador médico puede evaluar el tamaño de cualquier esfera diminuta de plástico que penetra un condón para asegurarse de que cualquier hoyo sea muy pequeño para evitar la entrada de patógenos.
Estas pruebas no involucran el deslizamiento – esto tiene más que ver con cómo se usa el condón que con el propio condón. Entonces, ¿Cuál es la mejor manera de usar un condón para que no se deslice?
Cómo usar un condón
Pruebas de laboratorio muestran que los condones de látex son efectivos contra el esperma y microorganismos. Pero en la práctica, ya sea para prevenir enfermedades de transmisión sexual o embarazos indeseados, mucho tiene que ver con el uso correcto y consistente de estos. Aquí están los pasos básicos, los cuales deberían comenzar antes del contacto sexual con el pene:
- Comienza con almacenar de manera correcta el condón – mantenlos lejos del calor y de la luz. Billeteras, bolsillos, y otros compartimientos exponen a los condones a temperaturas que pueden causar que se rompan.
- Mira el empaque y asegúrate de que no está dañado y de que el condón no haya pasado su fecha de expiración. Si está dañado o expirado, bótalo y consigue uno nuevo.
- Abre el empaque de folio con mucho cuidado. No uses tus uñas o dientes.
- Asegúrate de que el condón esté hacia arriba. Si está al revés no se desenrollará correctamente.
- Si el pene no está circuncidado, retira el prepucio con cuidado para revelar el glande.
- Presiona el extremo del condón para que no haya aire en el reservorio, y colócalo en la punta del pene erecto.
- Desenrolla con cuidado el condón hacia abajo. Ten cuidado con no jalar la porción desenrollada sobre la porción enrollada – esto hará que sea más difícil terminar de desenrollar el condón.
- Si se necesita algún lubricante adicional, usa alguno con base de agua.
- Después de la eyaculación, sostén el borde del condón para evitar que se resbale, y retira el pene antes de que pierdas la erección.
- Remueve el condón con cuidado, envuélvelo con una servilleta, y tíralo a la basura – no en el inodoro. Nunca uses de nuevo un condón.
Los condones se rompen más a menudo si se soplan, llenan de agua o desenrollan antes de usarlo, o si se usan de manera muy prolongada o agresiva. Si se rompe el condón, detente y reemplázalo por uno nuevo. Si descubres que está roto el condón después de haber eyaculado, habla con un médico profesional acerca de métodos contraceptivos de emergencia.
Estadísticas: ¿Quién usa condón?
De acuerdo a estimaciones de las Naciones Unidas, dos tercios de las personas en el mundo tienen fácil acceso a los condones. Pero cómo y por quien son usados estos condones varía dramáticamente de país en país basado en varios factores.
En general, el número de personas sexualmente activas que usan condones ha incrementado desde los años 1980 debido a la expansión del VIH. Aunque es difícil decir cómo han cambiado las estadísticas, ya que muchos estudios antes de los 80s, especialmente aquellos que involucraron mujeres, se enfocaron solo en parejas de casados. Encuestas británicas reportan que en 1950, cerca del 30% de los hombres y mujeres usaron un condón durante su primera relación sexual. Para el año 1990, ese número se había más que duplicado. Aquí están algunas tendencias generales de los Estados Unidos y Europa:
Situación de vivienda: personas que viven con sus parejas típicamente usan condones menos que las personas que no viven en esta condición.
Número de parejas: en encuestas llevadas a cabo en Holanda, Francia, Bélgica y Bretaña, mientras más parejas ha tenido una persona, más él o ella usa condón.
Edad: menos personas que tienen su primera relación sexual antes de los 16 años usan condón durante esa experiencia. En general, las personas más adultas tienden a usarlo menos, en parte porque entran en relaciones monógamas de largo plazo.
Las personas con alergia al látex a menudo escogen no usar condones o usar condones hechos de membrana natural o de polímero. Las personas que se preocupan más por el método contraceptivo escogen otros métodos porque son más convenientes que los condones, y no requieren que se interrumpa la actividad sexual para su uso, y no disminuye la sensación.
Otros tipos de condones
Aunque los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) describen un condón sin color y sin olor con forma de una envoltura simple con un reservorio en un extremo, una serie de otros condones están disponibles en el mercado. Esto incluye modelos de colores y con sabores así como también adornados con todo como rostros. Muchos de estos no se recomiendan como métodos contraceptivos o para prevenir enfermedades porque sus espesores variantes de látex pueden llevar a que se rompa.
[no_toc]Otras innovaciones de condones son más para practicidad o eficacia que para diversión.
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