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¿Cómo funcionan las drogas en el cerebro?
«Las drogas son químicos que afectan al cerebro interfiriendo en su sistema de comunicación y en la forma en que las neuronas envían los mensajes, los reciben, y procesan información. Algunas drogas, como la marihuana o la heroína, pueden activar las neuronas debido a que imitan de forma natural la estructura química de un neurotransmisor.»
Esta similitud en la estructura engaña a los receptores y permite que las drogas ataquen y activen a las neuronas. A pesar de que este tipo de drogas pueden imitar a los químicos propios del cerebro, no activan a las neuronas de la misma forma que un neurotransmisor natural, lo que causa que se transmitan mensajes anormales a lo largo de toda la red.
¿Cómo afectan las drogas en el cerebro para producir placer?
El objetivo de la mayoría de personas que abusan de las drogas de forma directa o indirecta, es llegar al sistema de recompensa del cerebro, inundando el circuito con dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que está presente en regiones del cerebro que regulan el movimiento, la emoción, la motivación, y sentimientos de placer.
Cuando se activa a niveles normales, este sistema recompensa nuestras conductas naturales. Si sobreestimulamos el sistema con drogas, sin embargo, se producen efectos de euforia, reforzando el consumo de la droga y generando que el usuario repita esta conducta.
¿Cómo esta estimulación genera que las personas sigan tomando drogas?
Nuestro cerebro está diseñado para asegurarse de que repetiremos las actividades que nos mantienen a la vida, por asociación de esas tareas con el placer o la recompensa. Cuando este circuito es activado, el cerebro nota que algo importante está sucediendo, algo que necesita ser recordado, y enseñarnos a hacerlo una y otra vez sin pensar sobre ello. Debido a que las drogas estimulan el mismo circuito, el ser humano comienza su dependencia y abuso de la misma forma.
¿Por qué las drogas son más adictivas que las recompensas naturales?
Cuando se ingieren algunas drogas de consumo, pueden liberar de 2 a 10 veces la cantidad de dopamina que una recompensa natural como la comida o el sexo pueden generar. En algunos casos, esto sucede prácticamente de forma inmediata (como cuando son fumadas o inyectadas), y los efectos pueden durar mucho más tiempo que las recompensas naturales.
Los efectos resultantes de la ingesta de estas drogas es el mismo que se produce a través de comportamientos de recompensa naturales. Este efecto genera una motivación muy fuerte, por lo que las personas terminan tomando drogas una y otra vez. Este es el motivo por el que a veces los científicos comentan que el abuso de las drogas es algo que aprendemos a hacer muy, muy bien.
¿Qué le sucede a tu cerebro si sigues ingiriendo drogas?
Para el cerebro, la diferencia entre las recompensas normales y las recompensas de las drogas pueden ser descritas como la diferencia entre alguien susurrándote al oído y otra persona, gritándote a través de un micrófono. Al igual que cuando bajamos el volumen de la radio por estar demasiado alto, el cerebro ajusta el exceso de dopamina (y otros neurotransmisores) para producir menos, o reducir el número de receptores que puedan recibir las señales.
Este es el motivo por el que una persona que abusa de las drogas eventualmente se siente plana, sin vida, y deprimida, y es incapaz de disfrutar de las cosas que antes le hacían sentir placer. Ahora, necesita seguir tomando drogas una y otra vez solamente para que la función de la dopamina siga estando a niveles normales – lo que genera un problema peor, como un círculo vicioso. De igual forma, la persona necesitará tomar cada vez más cantidades de esa substancia, para producir el efecto de la dopamina, esto es lo que se conoce como tolerancia.
¿Cómo afectan las drogas a largo plazo?
Sabemos que los mecanismos que están involucrados en el desarrollo de la tolerancia pueden, eventualmente, desencadenar profundos cambios en los circuitos neuronales y cerebrales, con el potencial compromiso de dañar la salud del cerebro a largo plazo.
Por ejemplo, el glutamato es otro neurotransmisor que influye en el circuito de recompensa y en la habilidad de aprendizaje. Cuando la concentración óptima de glutamato es alterada por el abuso de drogas, el cerebro intenta compensar este cambio, lo que causa una discapacidad en la función cognitiva. Similarmente, el abuso a largo plazo puede desencadenar adaptaciones en hábitos o en sistemas de memoria no conscientes.
El condicionamiento es un ejemplo de este tipo de aprendizaje, en el que la rutina diaria de una persona o su ambiente, se termina asociando con la experiencia de la droga y puede desencadenar un descontrol cada vez que se ve expuesta a esto, incluso si la substancia no está disponible. Este “reflejo” aprendido es extremadamente permanente y puede afectar a que una persona incluso después de años de abstinencia.
Fuentes:
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