Uno de los grandes impactos del proceso oncológico es el bienestar. Más allá de las implicaciones para la salud de las personas, su sensación de bienestar es indispensable para superar el trance. Hablamos de emociones, calidad de vida… y la piel. Durante la enfermedad oncológica, la piel tiende a resentirse y su cuidado es fundamental tanto para la salud física como mental.
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Las cifras del cáncer en España
Según el informe “Las Cifras del Cáncer en España”, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica, en 2024 se registraron 286.664 nuevos diagnósticos, un número que sigue en aumento. Para 2025, se estima que esta cifra crecerá un 3,3%, alcanzando los 296.103 casos. Este incremento refleja tanto el envejecimiento de la población como los avances en detección precoz, que permiten identificar la enfermedad en estadios más tempranos.
A pesar de este panorama, no todo son malas noticias. La mejora en los tratamientos y el desarrollo de técnicas innovadoras, como la Oncología de Precisión, han permitido reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Esta rama de la oncología utiliza el análisis de biomarcadores para personalizar los tratamientos, logrando terapias más eficaces y con menos efectos secundarios. Sin embargo, más allá de los avances médicos, hay un aspecto esencial que muchas veces queda en un segundo plano: el bienestar diario de quienes atraviesan esta enfermedad. Y es en este punto donde hay que vigilar otras facetas como la piel.
La piel durante un tratamiento contra el cáncer
Los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, la radioterapia o las terapias dirigidas, tienen un impacto significativo en el cuerpo, y la piel es una de las partes más afectadas. Aunque a menudo se considera algo menor, los problemas cutáneos pueden alterar seriamente la calidad de vida de los pacientes. Irritación, sequedad, hipersensibilidad al sol, incluso problemas en las mucosas o las uñas, son efectos secundarios comunes que dificultan aún más un proceso ya de por sí complejo.
En este contexto, Mar Santamaria, farmacéutica especialista de PromoFarma by DocMorris, destaca la importancia de prestar atención a estos detalles. Según explica, el cuidado de la piel no solo ayuda a prevenir molestias físicas, sino que también tiene un impacto positivo en el estado emocional de los pacientes.
«La piel es nuestra primera barrera de protección, pero también un reflejo de nuestro bienestar general. En un momento tan delicado como el tratamiento contra el cáncer, mantenerla sana y cómoda puede marcar una gran diferencia en cómo se siente el paciente día a día», señala.
Consejos para cuidar la piel durante el cáncer en sus distintas situaciones
Uno de los principales problemas es la sequedad extrema que producen muchos tratamientos. Para evitarla, Santamaria recomienda el uso de limpiadores syndet, es decir, productos sin jabón que respetan la barrera cutánea. Estos limpiadores, combinados con lociones o bálsamos hidratantes de composición minimalista e hipoalergénica, ayudan a regenerar y calmar la piel. Además, insiste en la importancia de evitar el agua caliente y de no frotar la piel al secarla, para prevenir irritaciones adicionales.
![Como cuidar la piel durante una enfermedad oncológica](https://comofuncionaque.com/wp-content/uploads/Como-cuidar-la-piel-durante-una-enfermedad-oncologica.webp)
La protección solar es otro aspecto fundamental. La piel de los pacientes oncológicos es mucho más sensible a la radiación ultravioleta, lo que puede causar reacciones cutáneas o hiperpigmentaciones. Por eso, Santamaria aconseja el uso diario de fotoprotectores con factor SPF50+ en las zonas expuestas y, siempre que sea posible, evitar la exposición directa al sol mediante ropa y complementos que actúen como barrera física.
Además de la piel, las mucosas también suelen verse afectadas. La sequedad bucal, por ejemplo, es un efecto secundario común que puede dificultar tareas tan básicas como hablar o comer. Para aliviar esta molestia, se recomienda el uso de colutorios específicos y productos humectantes que restauren la hidratación. En el caso de la mucosa vulvar o vaginal, también existen cremas y geles diseñados para calmar y regenerar estas áreas.
Cada tratamiento oncológico tiene además necesidades específicas en cuanto al cuidado de la piel. Por ejemplo, tras una cirugía, es importante esperar a que las heridas estén completamente cerradas antes de aplicar cualquier crema hidratante, y proteger siempre la zona del sol para evitar manchas o irritaciones. En el caso de la radioterapia, Santamaria explica que mantener la piel bien hidratada semanas antes del tratamiento puede ayudar a prevenir la aparición de radiodermitis, una inflamación cutánea frecuente en estas terapias. Sin embargo, advierte que no se deben aplicar productos cosméticos en las cuatro horas previas a la sesión, para no interferir en su eficacia.
Las uñas también pueden sufrir alteraciones, como fragilidad o cambios en su estructura. Para minimizar estos efectos, se recomienda mantenerlas cortas, hidratarlas con aceites vegetales y evitar manicuras agresivas que puedan dañar la cutícula. Si se utiliza esmalte, es importante que no contenga ingredientes irritantes como el formaldehído.
Pero más allá de los cuidados físicos, Santamaria insiste en que el bienestar del paciente también pasa por sentirse apoyado e informado. «Muchas veces, estos problemas de la piel o las mucosas se perciben como secundarios, pero para los pacientes pueden ser una fuente constante de incomodidad. Es importante que sepan que existen soluciones y que siempre pueden consultar a su equipo médico para obtener orientación personalizada», afirma.
Pequeños grandes gestos en la lucha contra el cáncer
Pequeños gestos, como elegir el producto adecuado para hidratar la piel o proteger las cicatrices del sol, pueden tener un impacto enorme en la calidad de vida de los pacientes. Porque en la lucha contra el cáncer, cada detalle cuenta.
Así, mientras los avances científicos siguen marcando el camino hacia mejores tratamientos, no debemos olvidar el lado más humano de esta batalla. La atención a las necesidades cotidianas de los pacientes, desde el cuidado de la piel hasta el apoyo emocional, es un pilar esencial para acompañarlos en su camino hacia la recuperación. Y es que, como señala Santamaria, «el bienestar no es un lujo, sino una parte fundamental del tratamiento».
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