El queso es, sin duda, uno de los grandes protagonistas de la gastronomía española. Presente en la mayoría de hogares y en todas las culturas culinarias del país, su versatilidad y sabor lo convierten en un imprescindible en la nevera. Sin embargo, a pesar de su popularidad, no siempre sabemos cómo conservar el queso correctamente. Y eso —según advierten los expertos— está afectando directamente a su sabor, textura, durabilidad e incluso a nuestra salud.
La empresa Quesos TGT, líder en la fabricación y distribución de quesos en España, lanza una advertencia clara: conservar mal el queso es un error habitual que compromete su calidad. Y lo hace con una lista de los 12 errores más comunes que cometemos sin darnos cuenta, junto con los consejos para corregirlos.
“La mayoría de los consumidores cree que todos los quesos se conservan igual o que el tupper o el papel de aluminio son buenas soluciones, cuando en realidad pueden estropear el producto”, explica Gema Barceló, experta de TGT. “El queso es un alimento vivo que necesita respirar, conservarse a la temperatura adecuada y estar bien aislado de otros olores. Con pequeños gestos podemos mejorar mucho su conservación y sabor”.
Tabla de Contenidos
Del papel de aluminio al lugar incorrecto de la nevera: 12 errores que debes evitar a la hora de conservar el queso
1. Tratar todos los quesos por igual: lo primero a evitar para conservar el queso correctamente
Cada queso tiene sus propias necesidades. Los frescos, como el queso de cabra DOP Tío o la mozzarella, deben conservarse en su recipiente original y con su líquido. Los curados, como el de vaca, requieren una temperatura más elevada y una envoltura diferente.
2. Usar plástico o papel de aluminio
Es un clásico, pero erróneo. Estos materiales no permiten la transpiración del queso, provocando moho o reblandecimiento. La mejor opción es el papel microperforado o específico para queso. También se puede usar un paño de algodón limpio y ligeramente húmedo para quesos curados.
3. Conservarlo envasado al vacío en casa
Una vez comprado, conviene retirar el envase al vacío y optar por materiales que permitan respirar al queso. La humedad interna del envase puede alterar su textura y sabor.
4. Guardarlo solo en un tupper
Aunque es habitual, lo ideal es envolver primero el queso en papel adecuado y luego introducirlo en un tupper para evitar la mezcla de olores en la nevera.
5. Dejarlo fuera de la nevera
Sobre todo en verano, dejar el queso fuera puede provocar su deterioro. Aunque antes de consumirlo conviene atemperarlo unos minutos, debe almacenarse en la nevera desde el primer momento.
6. No protegerlo en el frigorífico
Dejarlo suelto sobre un plato o sin envoltura lo reseca rápidamente. Lo correcto es envolverlo para mantener su humedad natural y proteger su sabor.
7. Colocarlo en cualquier zona del frigorífico

No todos los quesos necesitan el mismo frío. Los frescos requieren entre 4 °C y 5 °C, mientras que los curados están mejor en zonas menos frías, entre 8 °C y 12 °C.
8. Dejarlo expuesto a otros olores
El queso absorbe olores con facilidad, lo que puede alterar su sabor original. Una mala colocación junto a embutidos, pescado o salsas puede arruinar su perfil aromático.
9. Sellarlo completamente sin aire
Es fundamental permitir cierta circulación de aire para que no se humedezca o fermente de forma indeseada. Un envoltorio con microperforaciones es ideal.
10. Congelarlo
Aunque es posible congelar queso, se recomienda evitarlo. La textura y el sabor se deterioran considerablemente, especialmente en variedades blandas.
11. Ignorar la humedad del entorno es no saber conservar el queso
La humedad relativa es clave para ciertas variedades como los quesos curados. Lo ideal es mantenerla entre el 70% y el 85%, lo que se puede lograr con pequeños trucos como colocar un recipiente con agua en el mismo cajón.
12. Consumirlo más allá de su fecha recomendada
Aunque algunos quesos pueden aguantar bien tras su fecha, es importante respetar las indicaciones del fabricante. Consumir un queso fuera de plazo puede comprometer tanto su sabor como la seguridad alimentaria.
Conservar el queso correctamente es prolongar su vida… y la del placer
TGT, con más de 50 años de experiencia en la elaboración y comercialización de quesos en España, insiste en que estos errores son fácilmente evitables. Pero lo más importante es entender que, más allá de evitar el desperdicio o el deterioro del alimento, conservar el queso es una forma de respetar su origen, su proceso de maduración y todo el trabajo que hay detrás.
Además, una correcta conservación garantiza que podamos disfrutar de todas sus propiedades nutricionales: proteínas de alta calidad, calcio, fósforo y grasas saludables. Sin olvidar su sabor, que es precisamente el motivo por el que ocupa un lugar privilegiado en tantas mesas.
Porque no hay nada como un buen queso bien conservado, bien cortado y bien disfrutado. Y ahora, con estos consejos, no hay excusa para hacerlo mal.
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