Muchas personas en el mundo presentan algún tipo de alergia y una de las soluciones para combatir los síntomas son los antihistamínicos. En estas líneas descubrirás qué son y por qué conviene utilizarlos cuando se presentan una de estas crisis tan frecuentes que presentan los seres humanos.
También hablaremos de los peajes o efectos secundarios de estos fármacos, así como los tipos que te puedes encontrar en farmacias y tiendas que tengan licencias para su comercialización. Pero antes…
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… Una aproximación al mundo de las alergias
Asi que antes de hablar de antihistamínicos, procede detenerse someramente en el mundo de las alergias. ¿Qué son y por qué surgen? Para empezar, decir que la alergia es una reacción de los sistemas inmunitarios hacia algo, causando una especie de falsa alarma al organismo.
Normalmente, las alergias responden a sustancias que no son dañinas y suelen estar motivadas por el medio ambiente o por factores genéticos. De modo que si los progenitores presentan algún tipo de alergia, es frecuente que los hijos también las tengan.
Todas estas personas tienen una reacción inmunológica hipersensible. Cuando sus defensas reconocen un alérgeno ofrecen una respuesta química liberando histaminas, causantes de los síntomas de las alergias. Por ello, el remedio para este tipo de patologías se le conoce como antihistamínicos.
Forma natural antes de proceder antes de recurrir a los antihistamínicos
Dado que hay muchas alergias detectadas en los seres humanos, algunas de ellas no se pueden controlar como los ácaros o el pólen. Efectivamente, una buena limpieza puede reducir las crisis alérgicas por polvo y ácaros, pero puede no ser suficiente.
En otras situaciones, cuando el paciente está diagnosticado como alérgico a ciertos alimentos, caso del pescado, marisco u otros, la forma más práctica de huir de la alergia es, simplemente, no tomar esos alimentos.
Aunque no suelen presentar grandes problemas para la salud, los síntomas más habituales de las alergias son la rinitis o la conjuntivitis, si bien también se pueden presentar otras sintomatologías más severas. En ese momento y siempre bajo la recomendación de un médico, las personas suelen recurrir a los antihistamínicos para combatir esta situación.
Antihistamínicos, la recomendación médica por antonomasia en caso de alergias
Partimos de la base de que ante cualquier complicación en nuestro cuerpo, debemos acudir a una consulta médica para tener un diagnóstico preciso y un tratamiento mitigador.
Una vez en consulta, si el cuadro alérgico presenta complicaciones, el médico nos recetará antihistamínicos, si bien este tipo de fármacos no necesitan receta para poder comprarlos en cualquier establecimiento indicado. Eso sí, es el médico quien debe pautarnos este tratamiento bien sea para casos excepcionales o de forma continuada.
¿Cómo actúan y qué tipos antihistamínicos hay?
Ingerido el fármaco, el trabajo de éste es inhibir la histamina que, como decíamos antes, es una sustancia química presente en los tejidos y que se activa en una reacción alérgica.
En cuanto a los tipos de antihistamínicos, se pueden encontrar los de primera, segunda y tercera generación. Los primeros actúan sobre el sistema nervioso central y tienen efectos secundarios como la somnolencia, un aumento del apetito, estreñimiento o visión borrosa. Antihistamínicos de primera generación son la difenhidramina, el dimenhidrinato, la clemastina, la doxilamina o la clorfeniramina.
Si los de la primera generación puede actuar, en cierta manera como sedantes, los de la segunda van por el camino contrario y por tanto, son compatibles en ejemplos como la conducción o el desempeño laboral. Pertenecen a esta segunda generación fármacos conocidos como la loratadina, la cetirizina, la ebastina y la rupatadina.
Los de tercera generación realmente son un derivado de los anteriores y son la desloratadina (metabolito de la loratadina), la levocetirizina (isómero de la cetirizina) y la fexofenadina. El objetivo de esta tercera generación es potenciar los efectos de loa anteriores y, a su vez, reducir los efectos secundarios anteriormente descritos.
Hay que decir en este punto que todos estos antihistamínicos no curan una alergia, sino que son una solución momentánea. Son pues un tratamiento sintomático que mitigan los efectos que produce una alergia determinada.
Efectos secundarios de las antihistamínicos
Lo siguiente que debes saber en relación el mundo de los antihistamínicos son sus efectos secundarios o adversos. Son una ayuda para nuestro cuerpo, pero también tienen un peaje para los que los toman.
Al actuar sobre el sistema nervioso, conviene que se tomen siempre que sea necesario y bajo recomendación médica. Siempre que se administre, el paciente debe saber que un antihistamínico tipo puede causar sensación de cansancio y somnolencia. Puede cojas rápidamente el sueño profundo y termines por roncar. Los tejidos están relajados y en esta circunstancia el flujo de aire es algo anormal en el organismo y por ello aparecen los ronquidos.
De lo anterior es fácil deducir que los antihistamínicos suelen provocar cansancio para quien los toma, sobre todo los fármacos de primera generación. Por este motivo, un buen consejo para las personas que tengan que medicarse con ellos es que lo hagan por la noche, antes de ir a dormir. Además, al levantarse, estos individuos tendrán menos síntomas alérgicos. Está muy indicado para aquellos que tengan alergia al pólen.
Más peajes. Puede ocurrir que te entre hambre después de tomar antihistamínicos. Tranquilo, es normal, ya que ciertos fármacos actúen en procesos digestivos. Otra de los efectos secundarios se localiza en la falta de concentración. Esto es una derivación del cansancio que producen los antihistamínicos y explica la falta de concentración de muchas personas que estén desarrollando una labor.
Una nota para embarazadas
Con todo lo dicho, merecen una especial atención las mujeres embarazadas, para las cuales suelen estar contraindicados una buena cantidad de fármacos. En el caso de los antihistamínicos, sin embargo, los medicamentos para las alergias de la primera generación vienen empleándose tradicionalmente desde hace muchos años sin reportar problemas para mujeres y feto.
De hecho, muchas mujeres embarazadas que sufren alergias han utilizado antihistamínicos de primera generación para mitigar náuseas.
Por su parte, los antihistamínicos de 2.ª generación también son bastante seguros, según la mayoría de estudios desarrollados. En cualquier caso, lo mejor es seguir la recomendación de un médico siempre que una gestante tenga que tomar alguna medicación.
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