No hay verano sin ola de calor, ni hogar sin conflicto térmico. Mientras algunos no se separan del ventilador, otros convierten el salón en una nevera. En medio de este vaivén de grados y opiniones, surge una pregunta clave: ¿cuál es la mejor temperatura que debe tener una vivienda para estar a gusto, sin gastar de más ni afectar nuestra salud?
La respuesta no se encuentra solo en el termostato. Según los expertos de Bosch Home Comfort, el verdadero secreto está en encontrar la mejor temperatura de confort, ese punto de equilibrio que no depende solo de los grados, sino de factores como el aislamiento de la vivienda, el número de personas (mascotas incluidas) o incluso la orientación de la casa. Eso sí, hay una referencia útil: mantener el hogar entre 25 y 26 grados centígrados es lo más recomendable para sentirse fresco y evitar sorpresas en la factura eléctrica.
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Cuando el frescor se convierte en derroche: la mejor temperatura en el hogar durante el verano sin comprometer el bolsillo
Poner el aire a 21 °C puede parecer una solución rápida para combatir el bochorno, pero tiene consecuencias. Por cada grado que bajamos, el consumo energético aumenta en torno a un 8 %, lo que se traduce en un impacto directo en el bolsillo… y en el planeta.
Además, reducir de forma drástica la temperatura puede provocar shocks térmicos, especialmente cuando se entra o sale de casa, afectando al sistema respiratorio o generando molestias musculares. Por eso, lo ideal es mantener una diferencia razonable con respecto al exterior —entre 6 y 12 grados— y combinar el uso del aire acondicionado con otras estrategias.
Climatizar con cabeza: menos potencia, más inteligencia
No se trata de tener más frío, sino de usar mejor los recursos. Por ejemplo, dividir la climatización por zonas permite ajustar la temperatura en función del uso real de cada estancia. ¿Para qué enfriar la cocina si pasas el día en el salón? Asimismo, ventilar cuando refresca, cerrar persianas durante las horas de sol intenso o mejorar el aislamiento puede reducir notablemente la necesidad de enfriar la vivienda.
Y cuando llega el momento de elegir un sistema de climatización, conviene tener en cuenta tres factores clave:
- Número de estancias: Para una sola habitación, un sistema Mono Split puede ser suficiente. Si se trata de dos o más, un Multi Split o incluso un sistema por conductos garantiza mayor homogeneidad.
- Superficie a enfriar: La potencia debe adaptarse al espacio. Se estima entre 100 y 140 frigorías por metro cuadrado, aunque hay que considerar otros elementos como el tipo de ventanas, la ubicación geográfica o la orientación.
- Eficiencia energética: Aquí, la etiqueta importa. Equipos con clasificación A+++ y altos índices SEER (modo frío) y SCOP (modo calor) garantizan menor consumo con el mismo nivel de confort.
Tecnología que se adapta a ti (y no al revés)

La innovación también juega un papel decisivo. Hoy, los sistemas de climatización no solo enfrían: aprenden. Conectados al móvil, compatibles con asistentes de voz y diseñados para responder a los hábitos del usuario, permiten mantener la temperatura perfecta sin que tengamos que hacer nada… o casi.
Ejemplo de ello son las soluciones de Bosch Home Comfort, pensadas para ofrecer confort inteligente y sostenible, adaptado a cada tipo de hogar:
- Bosch Climate 3000i: Ideal para segundas residencias o viviendas de uso ocasional. Compacto, eficiente y manejable desde el móvil, ofrece potencias de hasta 7.0 kW y una gestión sencilla a través de la app HomeCom Easy.
- Bosch Climate 7000i: Para quienes buscan una experiencia más sofisticada. Incluye WiFi integrado, un sistema de filtrado avanzado por iones, control por voz y un diseño galardonado con el iF Design Award 2025. Disponible en varios colores y potencias, convierte la climatización en una extensión del estilo de vida.
Ambos modelos demuestran que el confort no está reñido con la estética ni con la sostenibilidad.
Un verano mejor empieza en casa
Frente a las olas de calor cada vez más intensas, tener una temperatura estable en casa es más que una cuestión de bienestar: es una decisión inteligente. Y hoy, gracias a la tecnología, lograrlo nunca fue tan fácil.
Porque, al final, vivir bien en verano no significa estar más frío. Significa estar mejor.
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