Haber caminado sobre la luna, descubierto el Bosón de Higgs y encontrado cómo funciona la gravedad, podemos decir que los humanos somos muy buenos en la ciencia. Sin embargo, nuestros cerebros no fueron diseñados originalmente para viajar en el espacio o para la física de partículas, y es acá donde nos preguntamos: ¿Cómo se adapta el cerebro humano para la ciencia?
Para tratar de responder esta pregunta, investigadores de la Universidad Carnegie Mellon en Pensilvania dieron un vistazo a lo que pasa en los cerebros de los estudiantes de física mientras estudiaban conceptos científicos avanzados. Los resultados de su estudio están publicados en la revista Ciencia Psicológica.
Si bien los participantes del estudio eran científicos altamente educados, sus cerebros no eran diferentes al de los humanos primitivos que enfrentaron grandes desafíos en la jungla y en la planicie del mundo prehistórico. Como tal, sus cerebros estaban – y están – programados con todo tipo de capacidades diseñadas para ayudarlos a sobrevivir en el mundo salvaje.
Sin embargo, con la naturaleza ahora más o menos conquistada, estos sistemas cerebrales ancestrales no se necesitan más para sus propósitos originales, ahora son más comúnmente usados para el entendimiento de conceptos científicos abstractos. Para averiguar como la maquinaria primordial del cerebro está adaptada para este tipo de desafío, los investigadores usaron imagen de resonancia magnética funcional (fMRI) para determinar con precisión cuales partes del cerebro se activan cuando sus sujetos pensaban cerca de 30 nociones científicas diferentes.
Un análisis de sus resultados los llevó a sugerir que el cerebro humano está programado inherentemente con cuatro capacidades fundamentales, cada una de las cuales estaba de alguna forma integrada con la sobrevivencia de nuestros tiempos ancestrales, y el cual aún contribuye con nuestras aptitudes para la ciencia.
Rob Mason, coautor del estudio dijo que “esta fue la primera vez que vimos conceptos abstractos enseñados mediante una configuración educacional clásica, y encontramos que las áreas del cerebro que típicamente responden a más cosas primitivas, respondieron a términos físicos.”
Sorprendentemente, al mirar las combinaciones de las regiones cerebrales activadas por cada uno de los 30 conceptos, los investigadores fueron capaces de predecir cuál de estos participantes estaba pensando en estos conceptos.
Por ejemplo, la capacidad del cerebro para “la visualización de movimiento causal” era probablemente muy práctica cuando seguían objetos en movimiento que los humanos primitivos querían evitar o comer. Se encontró que las regiones del cerebro asociadas con esta función estaban activadas cuando los participantes pensaron en conceptos abstractos relacionados con el movimiento, como “momentum”.
La segunda función básica cognitiva se relaciona a la habilidad de percibir “la periodicidad,” el cual pudo haber ayudado a los humanos primitivos a darse cuenta de eventos naturales regulares como los ciclos lunares. Las regiones cerebrales involucradas en este proceso respondieron a conceptos que están relacionados a la periodicidad, como “la longitud de onda.”
Las regiones cerebrales involucradas en “la representación algebraica”, el cual se refiere a la habilidad de calcular valores desconocidos, se activaron cuando los participantes meditaron sobre conceptos como “la velocidad.”
Finalmente, la idea del “flujo de energía,” el cual ayudó a los humanos primitivos a entender como la energía del sol transfería calor a otros objetos, está controlada por partes del cerebro que se estimularon cuando los participantes estudiaron “campos eléctricos.”
Resumiendo sus hallazgos, los autores del estudio afirman que a través de la educación, es posible readaptar los sistemas ancestrales del cerebro, adaptando las capacidades básicas que una vez ayudaron a nuestros ancestros en la sobrevivencia a procesar conceptos científicos abstractos.
“Si podemos mapear conceptos científicos en el cerebro, podemos engranar la manera en que instruimos y probamos, basado en cuales partes del cerebro están activadas cuando pensamos en ellos,” dijo Mason.
No importa cuánto aprendas, básicamente siempre serás un cavernícola con un “cerebro para la ciencia.”
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