Muchas de las mujeres sueñan con ser madres – al conocer a un bebé, cargar al bebé de una tía, etc. Por todo el mundo, la gente cree que ser padres es la mejor recompensa de la vida. Y es muy bueno que muchas mujeres atesoren ese lazo con sus hijos, porque la transición a la paternidad causa cambios profundos en el matrimonio de una mujer y su felicidad en general.
Las familias usualmente reciben un nuevo bebé con grandes expectativas. Pero mientras crece el lazo de una madre con su hijo, es posible que sus otras relaciones se deterioren.
¿Solo cuesta abajo?
Cuando la gente se casa, usualmente están enamorados y felices de unirse en matrimonio como pareja. Pero después de eso, las cosas tienden a cambiar. En promedio, la satisfacción de las parejas con su matrimonio disminuye durante los primeros años de casados. El camino del verdadero amor va cuesta abajo, y eso antes de tomar en cuenta de lo que pasa cuando llega el momento de comprar pañales.
Por cerca de 30 años, investigadores han estudiado cómo tener un niño afecta el matrimonio, y los resultados son concluyentes: la relación entre los esposos sufre una vez que los niños entran en la ecuación. Al comparar parejas con y sin hijos, los investigadores encontraron que el índice de declive en la satisfacción de la relación es cerca de dos veces menos para las personas que tienen hijos. En el evento de que el embarazo no haya sido planeado, los padres experimentan incluso impactos más negativos en su relación.
Cuando la satisfacción marital de los nuevos padres disminuye, la posibilidad de divorcio también disminuye, ¿irónico, no?
Si bien el impacto marital negativo de ser nuevos padres constituye a padres y madres, es especialmente insidiosa porque muchas parejas jóvenes piensan que tener hijos los unirá aún más o al menos no llevará a la angustia marital. Aún, esta creencia, que tener hijos mejorará el matrimonio es un mito persistente y tenaz entre aquellos quienes están jóvenes y enamorados.
Enamorados transformados en padres
Parece obvio que agregar un bebé a la familia va a cambiar su dinámica. Y efectivamente, la llegada de los niños cambia la manera en que interactúan las parejas. Los padres a menudo se vuelven más distantes mientras tratan de atender a los deberes como padres. Cosas básicas como mantener a los niños alimentados, bañados y vestidos consume energía y tiempo. En el esfuerzo de mantener a la familia andando de buena manera, los padres discuten quien será que los recoja, quien será que haga las compras, en lugar de compartir los últimos chismes de las elecciones presidenciales, por ejemplo.
Estos cambios pueden ser profundos. Identidades fundamentales pueden cambiar – de esposa a madre, o, a un nivel más íntimo, de amantes a padres.
Con cerca de la mitad de los nuevos nacimientos de niños pertenecen a parejas aún no casadas, algunos padres piensan que le han ganado al sistema por el hecho de saltarse la boda. La carga de los niños está presente independientemente del estatus marital o nivel de ingresos económicos. En adición, el impacto adverso de volverse padres también se encuentra en países con mayores índices de paternidad no-marital y con políticas familiares más generosas.
Las madres, las más afectadas
Sin ser sorpresa, son las madres, no los padres, quienes llevan la mayor carga de volverse padres. Incluso cuando ambos padres trabajan fuera de casa e incluso en matrimonios en el cual ambos esposos comparten las cargas de los deberes de la casa. Las madres son la que tienden a levantarse de noche para atender al niño o a quien la enfermera de la escuela llama bajo cualquier situación. Mientras que los papás tienden a tomar más la carga financiera.
Un patrón común es donde los padres empiezan a consumir más tiempo y energía en el trabajo y las madres empiezan a realizar la mayor parte de los deberes del hogar y del niño. Mostrándose sentimientos de frustración, culpa y angustia por ambos padres.
Las nuevas madres a menudo hablan acerca de su aislamiento social, desconectándose de amigas y colegas y cómo sienten que su mundo se encoje. Todos estos cambios llevan a efectos duraderos en el círculo de ayuda de las madres, incluyendo sus esposos.
Las consecuencias de la tensión en las relaciones pueden ser serias. El estrés marital está asociado con muchos problemas de salud físicos así como también con síntomas de depresión y otros problemas de salud mental. El vínculo entre los problemas maritales y psicológicos es suficientemente fuerte para que los investigadores hayan encontrado que la terapia de parejas es una de las maneras más efectivas de tratar la depresión y algunas otras enfermedades mentales.
¿Una luz al final del túnel?
[no_toc]Si la llegada de un niño es difícil para los matrimonios, ¿la partida de un hijo es buena? Algunos matrimonios sí mejoran una vez que el hijo deja el nido. En otros casos, cuando los hijos dejan la casa hace que los esposos se den cuenta de que tienen poco en común y que no hay nada que los mantenga unidos.
Estos altos y bajos de tener niños pueden explicar parcialmente por qué más y más mujeres en Estados Unidos y alrededor del mundo estén decidiendo no procrearse.
A pesar de la triste imagen pintada por investigadores, la mayoría de las madres (y padres) indican que ser padres es su mayor alegría. Muchas madres creen que la recompensa de ver a sus hijos crecer vale toda la pena.
Fuente/Relacionado:
Deja una respuesta