La hepatitis, como toda patología que acabe en ‘itis’ es una inflamación en este caso del hígado que puede suceder de forma aguda, en el corto plazo, o de manera crónica, a largo plazo.
Para explicar qué causa la hepatitis, hay que referirse a los tipos de esta enfermedad:
- La hepatitis más frecuente es la viral y puede causar hepatitis A, B, C, D, y E.
- Hay otra hepatitis que es la que causa la ingesta excesiva de alcohol.
- La del tipo tóxica es la que procede de productos químicos, venenos o incluso medicamentos.
- Por último, tenemos la hepatitis autoinmune que es cuando el sistema inmunitario ataca al hígado de una persona. Este tipo de hepatitis puede estar causada por motivos genéticos aunque todavía no se ha descubierto oficialmente la causa.
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¿Cuáles son las causas de las hepatitis?
Sea del tipo que sea, existe una sintomatología común en las personas que contraen la enfermedad. De este forma, destacan episodios de fiebre, fatiga, vómitos, dolor en las articulaciones, ictericia, orina oscura o heces de color arcilla.
Estos síntomas pueden comenzar entre las dos semanas y seis meses después del contagio, lo que dificulta mucho el diagnóstico si no se realizan las pruebas diagnósticas pertinentes. En caso de tener una hepatitis crónica, es posible que el paciente no experimente síntomas hasta después de unos años.
Formas de transmisión de la hepatitis viral
En caso de tratarse de una hepatitis viral, cabe destacar que el virus puede llegar desde distintas fuentes. Por ejemplo, de manera generalizada la hepatitis A y E proceden de alimentos o agua que hayan estado en contacto con heces de una persona infectada. Alimentos como la carne de cerco, el ciervo o los mariscos poco cocidos puede ayudar a transmitir el virus a las personas y contraer hepatitis E.
Si hablamos del tipo B, C y D las formas de contagio es a trabes de la sangre de una persona o fluidos corporales. Por ello, en personas drogodependientes es usual que se transmita esta enfermedad en el hígado al compartir agujas o tener relaciones sin protección. Un caso muy parecido al del sida.
Diagnóstico y patologías asociadas
Para diagnóstica la enfermedad, un médico debe hacer un examen físico y análisis de sangre que incluya pruebas de hepatitis viral. También se puede llevar a cabo una ecografía o resonancia magnética e incluso realizar una biopsia de hígado para verificar claramente el diagnóstico y observar un posible daño en el órgano.
Y es que una hepatitis, si es crónica, puede derivar en patologías como la cirrosis, insuficiencia hepática o cáncer de hígado. Como en muchas otras enfermedades, ser precoz en el diagnóstica evitará males mayores como la posibilidad de una cirugía o un trasplante de hígado. También hay que decir que una hepatitis viral agua es un episodio que suele desaparecer por sí solo.
Día Mundial contra la hepatitis
El Día Mundial contra la Hepatitis se celebra cada año el 28 de julio para sensibilizar a la población sobre las hepatitis víricas. Una fecha en la que la Organización Mundial de la Salud recuerda que las hepatitis B y C son la principal causa de mortalidad por esta enfermedad, provocando más de un millón de muertes al año.
Por ello, la OMS ve clave la vacunación infantil contra el virus de la hepatitis B. Parece una obviedad, pero la crisis del coronavirus ha interrumpido muchos programas de vacunación en el tercer mundo, lo que puede llevar a consecuencias nada positivas. Dw hecho, con la interrupción prevista, la OMS calcula que se registrarán 5,3 millones de infecciones crónicas por el virus de la hepatitis B entre los niños nacidos entre 2020 y 2030.
Una vacuna efectiva que ha evitado muchos males
Si es el 20 de julio la fecha elegida para celebrar el Día Mundial contra la hepatitis es porque ese mismo día fue el que nació el Dr. Baruch Blumberg, reconocido con el Premio Nobel y descubridor del virus de la hepatitis B, una prueba diagnóstica y la vacuna.
El descubrimiento de la vacuna y su rápida expansión representan uno de los grandes logros para la salud pública, pues ha ayudado enormemente a reducir la infección en la población infantil. Según datos de 2019, la cobertura de esta vacuna en el mundo fue del 85% en la infancia. Un dato muy alentador teniendo en cuenta que en el año 2000 el porcentaje era escasamente del 30%.
No obstante, las inoculaciones de producen de manera muy desigual, según qué partes del mundo. La cobertura mundial de la dosis administrada al nacer es del 43%, porcentaje que se reduce al 34% en la Región de la OMS del Mediterráneo Oriental y a tan solo el 6% en la Región de África. He ahí el reto y la utilidad de promover campañas en días tan señalados como este.
“La estrategia más importante para luchar contra esta enfermedad y salvar vidas es prevenir la transmisión maternoinfantil. Incluso en plena pandemia de COVID-19, debemos asegurarnos de que las madres y los recién nacidos tienen acceso a recursos que pueden salvarles la vida, como la vacunación contra la hepatitis B”
Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS
¿Tendremos un futuro sin hepatitis?
Para conseguir un futuro sin hepatitis en 2030, la OMS tiene clara la estrategia a seguir:
- Proteger a los lactantes de una posible infección con la administración de 3 dosis de la vacuna.
- Detener la transmisión de la madre al hijo. Para ello, las embarazadas deberán ser analizadas periódicamente para tratar de detectar posibles casos de hepatitis B.
- Acceso universal a todos los colectivos a pruebas diagnósticas y tratamientos. En definitiva, no dejar a nadie atrás.
- Ampliar el acceso a pruebas y tratamientos oportunos para evitar casos de cáncer u otras enfermedades hepáticas.
Mantener los servicios esenciales durante la crisis de la Covid-19. El coronavirus no debe manchar los buenos resultados que se han conseguido hasta la fecha actual.
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