Las palabras tienen el poder de informar, animar, e inspirar. Pero muy pocas tienen el poder de hacerte como estremecer como la palabra “mojado” o “mojada”. Gracias a una nueva pieza de investigación, los científicos pudieron haber descubierto que es lo que hace que esta palabra te haga sentir incomodo o avergonzado.
Primero que todo, no eres el único que encuentra esta palabra como aversiva. El estudio, publicado recientemente en PLOS One, encontró que cerca del 18% de las personas tienen una “aversión categórica” a la palabra “mojado” o “mojada”.
Paul Thibodeau, un psicólogo cognitivo del Instituto Oberllin, consideró tres diferentes hipótesis, las cuales eran el sonido de la palabra, la connotación de la palabra, y la transmisión social de la idea de que la palabra es desagradable.
Dentro de una serie de cinco experimentos, Thibodeau investigó la opinión de los participantes de la palabra “mojada”, entre otras palabras. Estas incluyeron palabras relacionadas con la función corporal (como la flema, nauseas, y vomito), palabras relacionadas con el sexo, y palabras que sonaban similar a “mojado”.
Su estudio encontró que las personas que dijeron que les desagradaba la palabra “mojado” o “mojada” a menudo señalaban al sonido de la palabra como la fuente de su desagrado. Las personas que no eran reacias a la palabra dijeron que eran sus connotaciones sexuales. Sin embargo, las personas que no les gustaba la palabra no tenían problema con palabras que sonaban similar.
El estudio encontró que las personas que identificaron la palabra como “aversión categórica” también dijeron que palabras como “flema” y “vomito” eran más desagradables, pero no palabras como “vagina”, “caliente”, o “pene”. Esto sugiere que la asociación de la palabra con los fluidos corporales es una fuerte razón del porque las personas la encuentran desagradable.
Los investigadores también encontraron un elemento social de la aversión de las personas a la palabra “mojada”. Ellos mostraron a un grupo de participantes un video gracioso en donde “los hombres más guapos con vida” decían la palabra “mojado” simulando un contexto vergonzoso. Otro grupo miró un video “control” que mostraba personas diciendo “mojado” para describir el sabor de un pastel.
Las personas que vieron el video de las personas que decían la palabra “mojado” simulando un contexto vergonzoso expresaron más desagrado a la palabra. Esto sugiere que nuestra percepción de la palabra está fuertemente atada a como la perciben los que nos rodean.
Debido a estos hallazgos, el estudio concluyó que nuestra reacción incomoda a la palabra nace en nuestro disgusto natural a las funciones corporales. Importantemente, esto está fuertemente reforzado por señales sociales.
Si bien entender esta vergonzosa palabra es importante, hay un punto más grande en el estudio. Como Thibodeau explica, el estudio espera entender como procesamos palabras emocionales, contrario a palabras neutras, y como esto se ve afectado por nuestro entorno externo.
“La aversión es adaptativa. Si no tuviésemos un instinto de alejarnos del vómito y la diarrea, la enfermedad se extendería más fácilmente,” escribe Thibodeau. “¿Pero es este instinto biológico o lo aprendemos? ¿Nuestra cultura da forma a lo que encontramos desagradable? Estas son preguntas complejas. Definitivamente se necesita más investigación para responderlas. Pero el presente estudio sugiere que, cuando se trata del desagrado provocado por la palabra “mojado” o “mojada”, existe un componente cultural importante – los símbolos que usamos para comunicarnos con los demás se puede ver volver contaminado y provocar desagrado por virtud de su asociación con las funciones corporales.”
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