En caso de que se te haya olvidado la clase de la cadena alimentaria en biología, te voy a refrescar un poco.
Las plantas son la base de toda cadena alimenticia (también llamada ciclo alimenticio). Las plantas usan la luz del sol para convertir el agua del suelo y el dióxido de carbono del aire en glucosa, el cual les proporciona la energía que necesitan para vivir. A diferencia de las plantas, los animales no pueden sintetizar su propia comida. Estos sobreviven comiendo plantas u otros animales.
Claramente, los animales comen plantas. Lo que no está muy claro de todo esto es que las plantas también comen animales. Ellas crecen de estos (puedes buscar “emulsión de pescado”). En el libro “Una Crítica de la Defensa Moral del Vegetarianismo”, el autor lo llama la transitividad de comer, y este dice que esto significa que nadie puede ser vegetariano.
Piensa en esto
[no_toc]Una propiedad transitiva dice que si un elemento dentro de una secuencia se relaciona de cierta manera al segundo elemento, y el segundo elemento se relaciona de la misma manera al tercero, entonces el primero y el tercero también están relacionados de la misma manera.
¿Recuerdas el dicho “eres lo que comes”? mejor digamos “somos ‘quienes’ comemos”. Esto hace que la afirmación sea más personal y además implica que lo que comemos no solo son cosas.
Como nuestra comida vive y muere es importante. Si somos lo que comemos, entonces nuestra comida es lo que nuestra comida también es lo que come. Esto significa en la misma medida que somos lo que nuestra comida come.
Las plantas adquieren nutrientes del suelo, el cual está compuesto, entre otras cosas, por plantas descompuestas y restos de animales. Entonces incluso aquellos que asumen subsistir bajo una dieta vegetariana también comen restos de animales.
Por esto es imposible ser vegetariano
Para que sepan, no me opongo a los vegetarianos. Ese no es el punto. Pero si creo que los vegetarianos deberían prestar más atención a lo que comen los “seres” lo cuales comen.
Por ejemplo, muchos vegetarianos citan la muerte de animales como una razón para abstenerse a comerlos. Pero también hay una buena razón para creer que las plantas mueren. En otras palabras, ellas están muy conscientes de su entorno, y responden tanto a experiencias agradables como desagradables.
Échale un vistazo al trabajo de los científicos filólogos Anthony Trewavas, Stefano Mancuso, Daniel Chamowitz y František Baluška. Ellos han mostrado que las plantas comparten nuestros cinco sentidos – y tienen algo como 20 más. Ellas tienen un sistema de procesamiento de información hormonal que es homologo al sistema neural de los animales. Ellas exhiben claras señales de autoconsciencia e intencionalidad. E incluso pueden aprender y ensenar.
También es importante estar consciente que el “vegetarianismo” no siempre es “amigable con el medio ambiente”. Mira la huella de carbono del café que tomas por la mañana, o cuánta agua se necesita para producir las almendras que te comes en la merienda.
Una palabra para los escépticos
Ya sabemos cómo podrían responder los biólogos: primero, las plantas no comen ya que comer involucra la digestión – masticar y tragar – de otras formas de vida. Segundo, si bien es cierto que las plantas absorben los nutrientes del suelo y que estos nutrientes pueden provenir de animales, son estrictamente inorgánicos: nitrógeno, potasio, fosforo y algunas cantidades de otros elementos.
Para lo primero, podría ayudar si dijera que tanto las plantas como los animales consumen o hacen uso, en lugar de usar la palabra “comer”. El punto es que las plantas ingieren dióxido de carbono, luz del sol, agua y minerales que luego son usados para fortalecer y sostener sus cuerpos.
Con respecto y respeto a lo segundo, ¿por qué debería importar que los nutrientes recogidos por las plantas sean inorgánicos? El punto es que jugaron un papel importante al facilitarle la vida de los animales. ¿Somos quienes comemos solo si consumimos material orgánico de los seres quienes son nuestra comida?
Luego está el argumento de que reciclar los minerales limpia los nutrientes de su “animalidad”. Esta es una afirmación contenciosa, y no creo que deba importar.
Cambiando como vemos nuestra comida
Veamos nuestra relación con la comida de una manera diferente: tomando en cuenta el hecho de que somos parte de una comunidad de seres vivientes – planta y animal – quienes habitan el lugar el cual llamamos hogar.
Somos “comedores, si, y también somos “comidos”. ¡Así es, también somos parte de la cadena alimentaria! Y el bienestar de cada uno es dependiente del bienestar de todos.
Desde esta perspectiva, lo que Glenn Albrecht llama “sumbiotarinismo” (de la palabra griega “sumbioun, que significa vivir juntos) tiene claras ventajas.
La “sumbiocultura” es una forma de permacultura, o agricultura sostenible. Es una forma orgánica y biodinámica de agricultura que es consistente con la salud de todos los ecosistemas.
Los sumbiotarianos comen en armonía con su ecosistema. Así que encarnan, literalmente, la idea de que el bienestar de la comida – por lo tanto, nuestro propio bienestar – es una función de la salud de la tierra. Para cumplir con nuestras necesidades, las necesidades y los intereses de la tierra deben ir de primero.
Para ponerlo más simple, vivir sosteniblemente en un área, puede bien implicar la dependencia en los animales para la comida, al menos de una forma limitada.
Toda vida está unida en una cadena compleja de relaciones independientes entre los individuos, especies y ecosistemas. Cada uno de nosotros toma prestado, usa y devuelve nutrientes. Este ciclo es lo que permite que la vida continúe.
Considera esto que dijo la ecologista cultural Melissa Nelson: los huesos de nuestros ancestros son el suelo, el suelo hace crecer nuestra comida, la comida nutre nuestros cuerpos, y nos volvemos uno, literalmente y metafóricamente, con nuestra patria y territorio.
Vale la pena notar que lo que se propone tiene raíces conceptuales que pueden ser tan antiguas como la propia humanidad.
Fuentes:
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