La otitis es una de esas enfermedades que uno conoce por su condición de padre o madre porque puede ser frecuente en los niños. Sin embargo, también afecta al resto de la población, incluyendo a los mayores. Además, se puede pensar que la otitis es mucho más incidente en verano, porque solemos estar mucho más en contacto con el agua, sea en una piscina o en el mar. También hay que decir que no es lo que parece, puesto que los especialistas destacan que la otitis es una de las grandes patologías del invierno.
No en vano, el doctor en otorrinolaringología Juan Royo ha señalado que la otitis media aguda es el principal motivo por el que se acude al médico durante los meses de invierno. Esta afección se produce por una acumulación de fluido detrás del tímpano, lo que provoca una inflamación del oído medio que puede afectar a uno o a los dos oídos al mismo tiempo. “Es una infección muy dolorosa para el paciente. No obstante, si se trata de forma adecuada, no provoca problemas de audición permanentes”, declara el Dr. Royo. “Proteger adecuadamente nuestros oídos durante el invierno es fundamental para que éstos no se vean perjudicados por ninguna infección”, añade.
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En principio, se trata de un problema menor…
Para tranquilidad de loa pacientes, hay que decir que la otitis o infección de oído es un problema menor que en la gran parte de los caos mejora sin complicaciones. Eso es lo que indica la Organización Mundial de la Salud. No obstante, de no corregirse en el tiempo, la otitis podría generar daños permanentes y afectar a la audición del individuo. La OMS señala que el periodo para corregir el problema y que no pase a mayores es de unos tres meses. Si se supera esta periodo, la otitis pasará a ser crónica y la complicación más severa sería la pérdida permanente de la audición. En la población infantil, la otitis crónica podría derivar en problemas con el lenguaje y retraso escolar.
¿Qué ha ocurrido últimamente con los casos de otitis?
Después de uno de los finales de año más calurosos que se recuerdan, el frío ha regresado. Más allá de la preocupación por el incremento de casos provocados por la sexta ola de la pandemia, este repentino cambio de temperaturas supone un riesgo para nuestra salud auditiva. Según los expertos, las visitas al médico por problemas auditivos aumentan considerablemente durante la época invernal. Y es que estas variaciones de temperatura propician las apariciones de faringitis, catarros y gripe, que en muchas ocasiones acaban trayendo de la mano rinitis e incluso otitis. En este sentido, la prevención vuelve a ser clave.
Los mayores y los niños, grupos vulnerables
La gente mayor y los niños son en este caso los que deben tomar más precauciones. Su sistema inmunológico es especialmente sensible a las agresiones externas, lo que les hace mucho más susceptibles de padecer trastornos auditivos durante esta época del año. En el caso de los más jóvenes es muy frecuente la aparición de la llamada otitis media serosa o secretora, que se caracteriza por la acumulación de moco en los oídos. Royo alerta de que “aquí sí que hay riesgo de pérdida auditiva, con lo que proteger a los niños del frío para evitar resfriados o catarros es vital”.
Cuatro claves para proteger nuestra audición
Como parte de su compromiso por la promoción y cuidado de la salud auditiva, GAES impulsa a lo largo del año diversas iniciativas dirigidas a concienciar a los ciudadanos de la importancia de cuidar los oídos y de protegerlos para evitar la aparición de infecciones que afecten a su salud auditiva. En línea con este objetivo, GAES ha elaborado un listado de consejos para mantener unos oídos sanos durante todo el invierno:
- Protegernos del frío. La primera recomendación es mantener, en la medida de lo posible, nuestros oídos protegidos de las bajas temperaturas. Utilizar orejeras o ponernos un gorro de lana nos ayudará a aislarnos del frío, evitando la penetración de microbios y, en consecuencia, de ciertos trastornos típicos de esta climatología.
- Mantener en forma nuestras defensas. No solo el frío puede provocar otitis; la gripe, los catarros o un simple resfriado también desembocan con frecuencia en la aparición de focos infecciosos en el aparato auditivo. “Apostar por una alimentación que evite el declive de las defensas de nuestro cuerpo es una de las principales pautas a seguir si queremos fortalecer nuestros oídos”, relata el Dr. Royo. Una dieta rica en Vitamina B-12, que se encuentra en alimentos como la leche, el huevo, el hígado, la carne roja, el polen o el aloe vera, tiene efectos muy positivos sobre la salud auditiva.
- Oídos limpios. Tener unos oídos sanos depende también de la higiene, que se consigue, por ejemplo, a través del uso de difusores de agua marina. “Lo que conviene tener claro es que nunca debemos utilizar bastoncillos u otros objetos similares, ya que podríamos provocarnos alguna herida”, explica el Dr. Royo.
- La clave: la prevención. Después de haber pasado una otitis o de haber sufrido cualquier tipo de infección es muy importante someterse siempre a una revisión auditiva. “Nos ayudará a descartar posibles afectaciones de la audición y seguir el tratamiento indicado en cada caso”, concluye el doctor.
¿Cómo se diagnostica una otitis?
Para finalizar, es preciso señalar cómo se diagnostica una otitis. La otitis media requiere de una exploración del oído por parte de un médico con un instrumento llamado otoscopio. A través de dicha exploración, facultativo puede observar si en el interior del odio hay presencia de burbujas de aire, si hay líquido detrás del tímpano o si este tiene alguna perforación. Si se trata de un problema recurrente, los expertos también pueden llevar a cabo un examen de audiometría para ver si el paciente ha perdido algo de audición.
Otro examen que puede hacernos el médico es la llamada timpanometría, cual se emplea para observar la membrana del tímpano y ver la movilidad de los huesos del oído medio, es decir, el martillo, el yunque y el estribo. Si se trata de un problema crónico, lo más normal es que se analicen cultivos de las secreciones para ver si existe presencia de bacterias o si hay una propagación de la infección más allá del oído.
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