La orina de los seres humanos dice mucho de nosotros y, según va pasando el tiempo y se van sucediendo las investigaciones, puede tener usos importantes para diversas necesidades. La más crucial puede estar en la agricultura, pues este líquido puede ser útil como fertilizante natural de la tierra.
La cuestión es que en la actualidad hay escasez de fertilizantes y esta situación se ha agravado por la guerra en Ucrania, la cual lleva más de un año de actividad. Este panorama ha acrecentado la preocupación por los agricultores, porque ahora es mucho más costoso todo el proceso de producción.
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Orina, oro líquido para la tierra
Pero resulta que la orina humana tiene los nutrientes que necesitan los cultivos, el nitrógeno, fósforo y potasio que desde la agricultura intensiva se aplica a base de fertilizantes químicos, con el consabido coste medioambiental, un alto coste que ya se viene denunciando y que además ha alcanzado el límite porque procede del petróleo y de una minería finita.
De todo ello se habla en un interesante libro que ha tenido un impacto notable en distintos países. Se trata de la obra Orina, oro líquido para el huerto y el jardín editado por La Fertilidad de la Tierra Ediciones. Este es el primer trabajo bien argumentado dedicado a la orina como fertilizante, un manual práctico que nos descubre el inmenso valor de usar la orina en jardinería y horticultura de manera inocua para la salud, permitiendo reciclar y producir al mismo tiempo. Esta edición en castellano resume el conocimiento actual sobre este fertilizante natural: estado legal, valor agronómico, impacto de la sal alimenticia en las plantas fertilizadas con orina, datos sobre salud y medio ambiente…
Reciclar orina evita el desperdicio de agua potable en el inodoro, y el gasto en depurar aguas, a la vez que como abono resulta un verdadero “oro líquido”, un recurso gratuito rico en nitrógeno, fósforo, potasio y sales minerales propicias para el cultivo. El libro aporta datos actuales sobre su valor agronómico y describe cómo orina y compost se pueden combinar ventajosamente, detallando las dosis según se aplique diluida o no diluida y según la periodicidad elegida.
En este sentido, hay que destacar el trabajo del autor de la obra, Renaud de Looze, ingeniero agrónomo, apasionado de las plantas, viverista profesional desde 1995 en su finca Palmeraie des Alpes (en Isère, Francia), en donde ha experimentado cómo mejorar la tierra, fertilizarla, resistir heladas, regar con agua de lluvia, etc. En su búsqueda de una economía circular, ha estudiado de cerca los ensayos de recogida y reciclaje de orina que se están haciendo a gran escala en Suiza. Es así como se ha volcado en hacer ensayos comparativos con la orina en la producción de planta para huerto y jardín, además de colaborar con investigadores y profesionales en esta vía. Su meta, además de valorizar un recurso que hoy se considera solo residuo, es alcanzar la autonomía con el abonado adecuado.
La ciencia avala a la orina como fertilizante productivo
Recientemente, se hizo pública una investigación realizada por la Universidad de Hohenheim en Alemania (enero del 2023) en la que se destaca que el uso de fertilizantes derivados de orina humana puede ser tan productivo como los fertilizantes comerciales, sin riesgo de transmisión de enfermedades.
Es así como en todo el mundo se están llevando a cabo experimentos y proyectos piloto para recolectarla y utilizarla de manera sostenible como fertilizante (en este dosier se puede acceder a diferentes iniciativas científicas). Estas iniciativas están en marcha en EE.UU., con importantes investigaciones y recogidas colectivas masivas y usos en la agricultura; en Francia, con cientos de puntos de recogida para su uso en los viveros, espacios verdes y jardines; en Suiza, donde ya está autorizado su uso como fertilizante para productos alimentarios; en África y América Latina, donde ya se aplica para cultivo de alimentos con grandes resultados…
Cada vez aparecen más empresas que fabrican abonos a base de orina humana. En Suiza se ha aprobado recientemente un fertilizante comercial llamado Aurin, con plena aprobación para flores y hortalizas (ver aquí).
Orina humana vs. orina animal
La orina que excreta una persona sana no es tóxica. Es un abono ecológico como cualquier otro. Si hubiese gérmenes patógenos, estos desaparecen en presencia del amoníaco y por la acción de los organismos de la tierra, algo analizado y comprobado en diferentes estudios. Por otro lado, recientes investigaciones han mostrado que los residuos medicamentosos presentes en la orina de personas en tratamiento se degradan durante el proceso de mineralización y que el uso de carbón activo los elimina en más de un 98%.
Los orines de los animales que se usan en la agricultura actual para la producción de alimentos tienen más gérmenes patógenos y sustancias tóxicas que la orina humana (ver en el dosier). Su almacenamiento durante al menos un mes es parte de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para eliminar patógenos, en ausencia de cualquier otra forma de tratamiento (OMS, 2012). Este almacenamiento contribuye de hecho a la reducción de microcontaminantes orgánicos (medicamentos, pesticidas…).
El agua recurso escaso
Otro tema a destacar con relación a la orina es el derroche de un recurso tan preciado como es el agua y el enorme gasto en su depuración. Los inodoros son la mayor fuente de consumo de agua en los hogares. Una gestión adecuada podría ahorrar grandes cantidades de este recurso escaso, una necesidad que se hace urgente en nuestro país a medida que el cambio climático agrava la sequía.
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