Si eres una madre o una maestra, seguramente lees cuentos a los niños. Juntos, se ríen y señalan las imágenes. Los sumerges con unas pocas simples preguntas y ellos responden.
¿Qué ocurre en los niños cuando participan en una lectura compartida? ¿Hace alguna diferencia en su aprendizaje? Si es así, ¿Cuáles son los aspectos de su aprendizaje que se ven afectados?
Lecturas compartidas para desarrollo de lenguaje
Don Holdaway, investigador británico, fue el primero en señalar los beneficios de las lecturas compartidas. El notó que los niños tomaban estos momentos como uno de los más felices. También encontró que los niños desarrollaron asociaciones fuertes y positivas con el lenguaje hablado y el propio libro, durante estos momentos.
Desde entonces un número de estudios se han conducido mostrando el valor de las lecturas compartidas en el desarrollo del lenguaje de los niños, especialmente en el vocabulario y el desarrollo conceptual.
Vivian Paley, investigadora de infantes, por ejemplo, durante su trabajo en la Universidad de Chicago, encontró que los niños del jardín de infancia aprendían cuando se dramatizaba la historia en la lectura compartida. Los niños no solo desarrollaron lenguaje oral, también aprendieron imaginativamente las convenciones de una historia, como los personajes, la trama y el tema. Además, aprendieron a usar el lenguaje de varias maneras.
Otro estudio encontró que las lecturas compartidas estaban relacionadas con el desarrollo de un vocabulario expresivo. Los niños desarrollaron habilidades auditivas construyeron un entendimiento de la gramática, así como también del vocabulario en el contexto de la historia.
Conectando las palabras con las emociones
[no_toc]Peggy Albers, trabaja con maestros para desarrollar estrategias de lectura para desarrollar el interés de los niños y ayudarlos a pensar críticamente. Kay Cowan, un investigador de infantes quien estudia el rol de las artes en el aprendizaje del lenguaje, junto con Albers, condujeron dos estudios para entender el desarrollo del lenguaje de los niños en los años escolares del uno al cinco.
Trabajaron con aproximadamente 75 niños. Empezaron su estudio hablando con los estudiantes acerca del poder de las palabras, y el papel que juegan dentro y fuera de la escuela. Luego, discutieron los placeres asociados con las palabras. Como paso siguiente, leyeron “Sombra”, uno de los mejores libros de imágenes para niños, y poemas.
Luego se les pidió a los niños que pensaran en un evento “absolutamente grandioso” que hayan experimentado, y que asocien una emoción con este evento. Los niños escogieron un evento personal que provocó emociones. Luego hicieron dibujos de imágenes contrastantes de la palabra que era opuesta a las emociones, y estudiaron los sinónimos y antónimos para entender “las sombras del significado”. Entonces escribieron poemas descriptivos para transmitir esta emoción.
Todos los niños – incluso aquellos que tuvieron el riesgo de fallar – usaron un lenguaje vivido. Los niños describieron palabras como “exuberante” y “melancolía” de maneras que lo relacionaron con su propia emoción.
Un niño describió su palabra “exuberante” como “brillante”. “Exuberante” también era “cálido”, y “como de gitano” y así. Otro describió la soledad como “…me hace sentir frio/como un carámbano/esperando esfumarse”.
Luego de este ejercicio, los niños notaron que su escritura era mucho mejor. Eso mostró a los investigadores cómo una lectura variada y amplia, repetitiva y varios encuentros con palabras era muy importante para que los niños tuvieran una profundidad de entendimiento, así como también una flexibilidad verbal – ser capaces de expresar el significado de la palabra de diferentes maneras.
Por qué el hogar importa
Se encontró que la calidad de los intercambios entre los niños y los adultos durante las lecturas compartidas era crítico con su desarrollo de lenguaje. Así, el rol del hogar en las lecturas compartidas es crucial.
Estudios de largo plazo por la antropóloga lingüística Shirley Brice Heath y otros expertos han documentado que la habilidad que tienen los niños para leer está relacionada con las creencias que tienen sus familias acerca de la lectura, con la calidad de las conversaciones en casa y el acceso a materiales impresos antes de su entrada a la escuela.
Otros estudios han encontrado que cuando los padres, específicamente las madres, sabían cómo interactuar con sus hijos durante las lecturas compartidas usando estrategias positivas de refuerzo y haciéndoles preguntas sobre la historia, tanto el hijo como la madre se beneficiaban.
Las madres aprendieron a hacer preguntas con final abierto, y estimularon a sus hijos a responder a las historias. Los niños se sentían más comprometidos y entusiastas con las lecturas compartidas. Además eran capaces de hablar más acerca del contenido de la historia, y fueron capaces de hablar acerca de la relación entre las imágenes y la historia.
Es más, se ha mostrado que las lecturas compartidas tienen una influencia en el entendimiento de conceptos matemáticos de los niños y de la geometría en el jardín de infancia.
La lectura digital en un mundo digital
Si bien las lecturas compartidas a menudo están asociadas con libros impresos, esta se puede extender a los textos digitales como blogs, archivos de audio, mensajes de texto, videos y otras combinaciones complejas de imágenes, sonido, animación y así.
Buenos videojuegos, por ejemplo, incorporan muchos principios de aprendizaje, como la interacción, la solución de problemas y la toma de riesgos, entre otros. Como en la lectura compartida, los niños interactúan con sus padres, maestras u otras personas mientras se sumergen en las historias.
El caso del estudio de Adrian – un niño de ocho años – por parte del investigador Jason Ranker, muestra que los niños pueden “rediseñar” como las historias son leídas y discutidas cuando se sumergen de una manera activa en las narrativas de los videojuegos.
Adrian, quien jugó a un videojuego, Gauntlet Legends, creó una historia en la clase de Ranker, en la que agregó muchos dibujos para mostrar el movimiento de los personajes.
En este caso, Ranker encontró que los niños como Adrian que juegan videojuegos aprenden a producir historias que no siguen el patrón lineal encontrado en las historias de imprenta (exposición, clímax, resolución). En lugar de esto, los niños experimentan historias a “niveles” que le permite a los personajes y a la trama moverse en muchas direcciones, eventualmente llegando a una resolución.
De forma similar, los niños con acceso a ciertas aplicaciones están coordinando sus cuentos en una pantalla táctil. Escogen personajes para sus historias. Los mueven con sus dedos, y los “meten y los sacan” de la historia. Si quieren crear historias más complejas, trabajan con otros para coordinar los movimientos de los personajes. Las historias compartidas, entonces, se vuelven colaborativas, imaginativas y dinámicas a través de estos medios digitales.
Los niños, en esencia, han rediseñado como se cuentan y experimentan las historias, demostrando imaginación, visión y capacidad para solucionar problemas.
Una cosa que está clara entre todos los estudios es que el desarrollo complejo del lenguaje no ocurre meramente al señalar letras o al pronunciar palabras del contexto. Es el compromiso, y una atención guiada a las convenciones del lenguaje, lo que importa en una lectura compartida.
Por último, lo importante es que la lectura compartida debe ser una experiencia alegre para el niño. Compartir historias debe permitir una conexión personal, la interacción y el aprendizaje compartido.
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