Aunque resucitar a la gente aún está lejos de ser alcanzado por incluso el científico más ambicioso – igualmente, ¿se puede hacer eso? – una nueva investigación ha indicado que efectivamente hay alguna semblanza de la vida después de la muerte, ya que algunos genes parecen “despertar” en los días después de morir. De acuerdo a un nuevo estudio con publicación en BioRxiv, que analiza los niveles de actividad de estos genes zombie podría ayudar a los investigadores a determinar de manera más precisa el tiempo de muerte de un cadáver, el cual podría mejorar las posibilidades de averiguar cómo murieron.
Durante nuestra estadía mortal en esta Tierra, nuestro ADN está continuamente siendo leído y transcrito por un componente llamado mARN, el cual actúa como un intermediario entre nuestra información genética y la síntesis de proteínas codificadas por estos genes. Cuando morimos, por lo tanto, parece lógico imaginar que este proceso simplemente se pulverizaría.
Sin embargo, después de analizar los niveles de mARN en tejidos tomados de cerebros y de hígados de ratones y de peces cebra un poco después de haber sido “sacrificados”, los autores del estudio encontraron que los niveles de mARN asociados con ciertos genes se dispararon en los días después de la muerte, indicando un incremento en su transcripción.
En total, echaron un vistazo a 36.811 peces cebra y a 37.368 genes de ratón, descubriendo que el mARN fue desregulado en varios intervalos post-mortem en 548 genes de pez cebra y en 515 genes de ratón. Intrigantemente, no todos los genes se despertaron al mismo tiempo, alcanzando algunos un pico de actividad 24 horas después de la muerte y otros alcanzando su máximo un día después.
Al analizar estos niveles de mARN, los investigadores encontraron que fueron capaces de predecir con precisión cuando había muerto cada animal, y afirman que si estos resultados se pueden replicar en los humanos, los investigadores forenses podrían ser capaces de determinar con precisión el tiempo de muerte en una escala de minutos y no de días.
Sin embargo, el proceso no queda sin complicaciones, ya que los autores del estudio solo fueron capaces de predecir exitosamente el tiempo de muerte usando transcripciones de genes de los hígados de los animales, pero no de sus cerebros.
Independientemente, los investigadores creen que bien podría servir en algo, y esperan que su técnica pueda un día ser usada no solo para determinar por cuanto tiempo han estado muertos los cadáveres, sino también para mejorar el ratio de éxito de trasplantes de órganos humanos. Efectivamente, ya que algunos de los genes que se despiertan después de la muerte están involucrados en la regulación de la susceptibilidad del cuerpo al cáncer, continuar esta investigación podría llevar a un mejor entendimiento de por qué los receptores de órganos tienden a desarrollar tumores regularmente.
Imagen en el texto: no es un gen zombie.
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