Dicen que la soledad y la dependencia son las dos grandes ‘enfermedades’ del siglo XXI. Está bien traída esta información dadas las cifras que presentan los organismos oficiales. Con motivo del Día del Cuidador (5 de noviembre), en estas líneas mostraremos las diez características que deben reunir este tipo de personas y cuál es la realidad actual.
La esperanza de vida cada vez es mayor en el mundo y países como España se sitúan en lo alto de este ranking. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en este país hay más de 6 millones cuidadores, lo que significa que 1 de cada 10 ciudadanos españoles son cuidadores.
Estos datos reflejan que el número de cuidadores en España es sustancialmente superior al número oficial de personas dependientes. Según los datos más actuales en España hay 1.385.037 personas dependientes y más de 200.000 a la espera de valoración.
No obstante, no es fácil dar con el mejor cuidador para uno mismo o para los familiares. Agencias especialistas y empresas pueden simplificar el proceso con la búsqueda por perfiles. En Cuidum son más de 6 años dedicados a la búsqueda y selección de los mejores perfiles para ofrecer un servicio pensado en mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Según Cuidum, sólo un 23% de las candidaturas recibidas superan sus procesos de selección.
Tabla de Contenidos
10 rasgos de todo buen cuidador
Esta plataforma española especializada en el cuidado de mayores a domicilio, nos da a conocer algunas de las características necesarias con las que debe contar un buen cuidador:
- Empatía: Una cualidad fundamental ya que con ella existe una mayor compresión y una mejor comunicación entre el cuidador y persona a cuidar.
- Iniciativa: Las personas resolutivas afrontan mejor los cambios y los imprevistos. La intuición y capacidad de poner en marcha nuevas ideas harán más productivo el trabajo diario de los cuidadores.
- Experiencia: Momentos de posible conflicto o mayor dificultad serán bien manejados por aquellas personas que llevan años ejerciendo la profesión.
- Fortaleza: Es necesario contar con un adecuado estado de salud físico, mental y emocional para poder sobrellevar la difícil labor de cuidado de una persona dependiente.
- Paciencia: Contar con esta característica es básico para poder resolver los conflictos que puedan surgir. Tener tolerancia y compresión harán que el bienestar de la persona cuidada sea adecuado y se sienta a gusto en su entorno.
- Honestidad: Las personas mayores depositan en la figura del cuidador toda su confianza. La relación entre ambas partes debe contemplarse como un vínculo basado en el respeto.
- Asertividad: La clave es no mostrarse ni crítico hacia la persona cuidada pero a su vez, tampoco sumiso. La asertividad permite una comunicación adecuada con la persona a cuidar, poniendo límites de forma honesta y apropiada.
- Comunicación: La base de la relación con las personas mayores y su familia, consiste en tener una buena comunicación entre sí. Escuchar, entender y actuar para que la persona asistida no se sienta aislada en ningún momento.
- Vocación: Tener ganas de cuidar y pasar tiempo con una persona y que, además de su remuneración salarial, tenga la satisfacción de que está ayudando a otra persona a mejorar su calidad de vida.
- Autocuidado: Cuidarse para cuidar es la clave para evitar consecuencias negativas como el desgaste físico, emocional y psicológico que genera un trabajo tan exigente como la asistencia de un adulto dependiente.
Formación
Identificadas estas aptitudes, otros expertos como Sanitas señalan que hay un problema muy recurrente en este campo y es la falta de formación de los cuidadores no profesionales, que son muchos a día de hoy. Cualquier persona puede cuidar de su abuelo sin tener ninguna titulación, por ejemplo.
Además se pueden dar ciertos escenarios en los que el cuidador pueda verse perdido. Sanitas Mayores realizó el estudio “Cuidados de la persona con alzhéimer tras la pandemia por COVID-19”, y entre sus principales conclusiones se desprendía que el 71% de los cuidadores cree que no cuenta con la formación necesaria para hacer frente al cuidado de su familiar. La entidad quiere dar respuestas en este gap y por ello dispone de su plataforma online Cuidar Bien como apoyo para los cuidadores faltos de conocimientos o experiencia.
Cuidar del cuidador
¿Pero quién cuida al que cuida? ¿Qué hay acerca del cuidador en sí? Esta jornada sirva para reconocer su trabajo, pero también para concienciarnos de que estas personas necesitan muchos mimos. En algunos casos, estas personas pueden verse afectadas por el síndrome de sobrecarga del cuidador, debido al cúmulo de tareas, falta de tiempo, de recursos económicos y de formación. De hecho, tres de cada cuatro cuidadores creen que su salud se ha visto afectada por el cuidado de su ser querido, según la encuesta realizada por Sanitas Mayores.
“A medida que los cuidadores principales son más mayores disminuye la capacidad de tratar y de cuidar de manera correcta al mayor, así como cubrir de forma adecuada los cuidados que el enfermo requiere. A esto se le suman otras responsabilidades como el trabajo diario, la situación familiar, el cuidado de los hijos o la situación económica.
Por todo ello, es importante prestar atención a las preocupaciones a las que se enfrentan a diario para que no afecten al bienestar emocional o salud del cuidador”, explica David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores. El 84% de las personas encuestadas afirma sentir agotamiento por los cuidados que proporciona a su familiar, y un 82% siente que ha perdido el control de su vida personal desde que se encarga de su ser querido. “Cuidar a un familiar, cuando este necesita atención, puede ser enormemente gratificante, pero también puede ser a veces tremendamente estresante y agotador y perjudicar a la propia salud de los cuidadores”, comenta Curto.
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