En los últimos años, el autoconsumo fotovoltaico se ha consolidado como una de las palancas clave de la transición energética en España. Con cifras récord de nueva potencia instalada —2.507 MW en 2022, 1.706 MW en 2023 y 1.182 MW en lo que va de 2024—, el modelo energético descentralizado avanza a buen ritmo, impulsado por empresas, hogares y la conciencia creciente de que producir la propia energía no es solo una opción de ahorro, sino una herramienta de empoderamiento energético.
Sin embargo, el crecimiento de las instalaciones de paneles solares no ha ido de la mano de un despliegue equivalente de sistemas de almacenamiento energético. En 2024, tan solo se han instalado 155 MWh de capacidad de baterías solares en todo el país. Es una cifra todavía modesta, que evidencia que a España aún le queda un importante recorrido por delante si quiere alcanzar los estándares de otros países europeos o de Estados Unidos.
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El espejo de Alemania y California con el autoconsumo fotovoltaico
Mientras que en España la tasa de adopción de baterías solares se sitúa en torno al 15%, países como Alemania ya superan el 70% en nuevas instalaciones fotovoltaicas residenciales. En Estados Unidos, estados como California y Texas alcanzan tasas del 89% y 66%, respectivamente. Esta diferencia revela una cuestión de fondo: no se trata únicamente de producir energía limpia, sino también de gestionarla de forma inteligente para protegerse de una red eléctrica cada vez más expuesta a factores externos.
La vulnerabilidad del sistema quedó evidenciada el pasado 28 de abril, cuando un apagón afectó a buena parte de la península ibérica. Este hecho actuó como catalizador del cambio. Según datos de Quantica, ingeniería solar del Grupo Imagina Energía, las solicitudes de presupuestos con almacenamiento energético se dispararon un 150% tras el incidente, y las ampliaciones con sistemas de respaldo se multiplicaron por diez en apenas unos días.
El autoconsumo da un paso más: de la sostenibilidad a la resiliencia
“Ya no basta con producir energía: hay que conservarla y gestionarla para garantizar seguridad y estabilidad”, señala Javier Becerra, director de autoconsumo industrial en Quantica. Lo cierto es que la percepción del autoconsumo ha cambiado. Lo que antes era una forma de reducir la factura de la luz o contribuir a la sostenibilidad, ahora es visto también como una vía para garantizar la autonomía energética frente a crisis impredecibles, desde fenómenos climáticos extremos hasta conflictos geopolíticos.
En este sentido, las baterías solares y los sistemas de respaldo permiten que una instalación fotovoltaica no se apague en caso de corte de suministro. Esto es relevante, porque por razones de seguridad, la mayoría de instalaciones actuales se desconectan automáticamente si se cae la red. Solo aquellos sistemas que cuentan con almacenamiento y respaldo pueden seguir suministrando energía durante una interrupción.
“En un mercado donde la previsibilidad energética es sinónimo de competitividad, apostar por el autoconsumo solar y el almacenamiento inteligente ya no es solo una ventaja: es una forma de blindarse”, añade Juan Carlos Domínguez, director de autoconsumo residencial en Quantica.
El impulso del autoconsumo industrial
Las empresas han entendido este mensaje con claridad. En lo que va de 2024, el canal industrial ha incorporado 674 MW de nueva potencia solar, reflejo de un compromiso creciente del tejido empresarial con la eficiencia energética. Esta apuesta permite a las organizaciones reducir su exposición a la volatilidad de los precios, mejorar sus márgenes operativos y reforzar su sostenibilidad en el largo plazo.
En este escenario, el modelo PPA (Power Purchase Agreement) se ha posicionado como una solución estratégica. En 2024, las contrataciones de PPAs entre clientes industriales de Quantica crecieron un 21%, confirmando que el interés por esta fórmula se mantiene sólido. Al permitir generar y consumir energía sin inversión inicial, el PPA ofrece previsibilidad de costes a largo plazo, algo especialmente valioso en un entorno tan cambiante.
Y es que los datos hablan por sí solos: el 50,3% de las empresas españolas afirman que su actividad se ha visto afectada negativamente por el aumento de los costes energéticos, y el 70,2% anticipa que esos costes seguirán creciendo este año. Tras el reciente apagón, el precio medio de la electricidad se disparó a los 31,83€/MWh, con picos de hasta 117,01€/MWh, lo que supuso un incremento del 450% respecto al día anterior.

España frente a un nuevo paradigma energético
La transición hacia un sistema energético más distribuido, resiliente y sostenible es irreversible. Pero también es compleja. España ha logrado avances notables en la expansión del autoconsumo, pero aún tiene un reto pendiente en la integración de almacenamiento como componente estructural del modelo energético.
El autoconsumo no debe quedarse en el tejado. Debe integrarse en el corazón de la planificación energética nacional, como una herramienta de seguridad, autonomía y competitividad. La experiencia reciente ha demostrado que la red eléctrica, por robusta que sea, no está libre de fallos. Y cuando eso ocurre, contar con sistemas de respaldo marca la diferencia.
“Generar tu propia energía se convierte en la decisión más inteligente y prudente, tanto para hogares como para empresas. Ofrecemos soluciones accesibles, flexibles y con impacto real”, concluye Javier Becerra.
El futuro energético de España no se construirá solo con paneles solares. También necesitará baterías, inteligencia en la gestión y una visión estratégica que entienda que la verdadera transición energética es la que garantiza que, incluso en la oscuridad, las luces sigan encendidas.
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