A golpe de emoticono y mensajes abreviados, los adolescentes han modificado la forma de comunicarse. Pero lo que parecía solo una evolución del lenguaje cotidiano, hoy pasa factura en el ámbito académico. Las falta de ortografía, la gramática y la coherencia textual vuelven a primera línea: este junio, más de 300.000 estudiantes se enfrentarán a la nueva PAU con un criterio común que penaliza los errores en la escritura. Y en esta carrera, escribir bien puede ser la diferencia entre entrar o no a la carrera soñada.
Las alarmas ya han sonado entre el profesorado y las editoriales educativas. Según los psicopedagogos de la editorial RUBIO, especializada en materiales didácticos desde hace más de 60 años, la pérdida del hábito de escribir a mano, la exposición constante al lenguaje digital abreviado y el uso automático de correctores están detrás de una caída preocupante en las habilidades lingüísticas de los adolescentes.
“El problema no es la falta de conocimientos, sino la falta de práctica”, explica Enrique Rubio, director general de la editorial. “Por eso es tan importante fomentar desde la infancia el gusto por expresarse con claridad y corrección, recuperar el valor de la escritura manual y mantener una lectura constante y variada”.
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Una generación conectada, pero con inseguridad ortográfica
Los datos hablan por sí solos: en pruebas de nivel ortográfico realizadas recientemente, los menores de 20 años obtuvieron peores resultados que los mayores de 50, situándose en una media de “Bien”, frente al “Notable” de los adultos. Un resultado que evidencia no solo una carencia formativa, sino un cambio de paradigma en los hábitos de comunicación.
“La mayoría de adolescentes actuales son usuarios fluidos del lenguaje digital —sintético, rápido, visual—, pero eso no siempre se traduce en competencias sólidas a la hora de redactar un texto formal”, apuntan desde el equipo psicopedagógico de RUBIO. “Y la consecuencia más inmediata es la inseguridad: miedo a enfrentarse a la hoja en blanco, dificultad para ordenar ideas o errores frecuentes que restan puntos clave en los exámenes”.
La nueva PAU pone el foco en la escritura y en las faltas de ortografía
Por primera vez, la Prueba de Acceso a la Universidad incorpora un criterio común en todo el país que penaliza los errores ortográficos, gramaticales y de coherencia textual. Un descuido, como olvidar una tilde o confundir una palabra homófona, puede restar hasta un 10 % de la nota en cualquier ejercicio con redacción, y hasta un 20 % en el examen de lengua.
Este cambio llega en un momento crítico. “Los alumnos no están preparados para un examen que exija escribir bien si no se ha trabajado desde etapas anteriores”, sostienen los expertos de RUBIO, que han recibido una alta demanda de materiales centrados en ortografía y redacción en los últimos años.
De la memoria al músculo: escribir a mano sigue siendo clave
La escritura manual no solo mejora la atención y la memoria: también favorece la conciencia ortográfica. Escribir a mano permite identificar errores que pasan desapercibidos en pantalla. Sin embargo, su uso ha caído drásticamente en las aulas. “Cada vez se escribe menos en papel, y cuando se hace, se delega la corrección en el corrector del dispositivo”, añaden desde RUBIO.
Para combatir esta tendencia, la editorial ha lanzado una colección específica de ortografía para edades de 6 a 11 años, con actividades visuales, juegos de reglas lingüísticas y ejercicios adaptados al desarrollo evolutivo de los niños. “La ortografía se aprende con constancia, no a base de memorizar listas la semana antes de la PAU”, insisten.
Las faltas de ortografía más comunes

El equipo pedagógico de RUBIO ha elaborado un listado de los errores más comunes que se repiten incluso en exámenes oficiales:
- “A ver” y “haber”: confundirlos cambia por completo el significado. “A ver si llegas a tiempo” no es lo mismo que “Tiene que haber otra forma”.
- “Hay”, “ahí” y “ay”: palabras parónimas con usos muy distintos. “Hay un problema ahí. ¡Ay, qué susto!” puede resumirlo todo.
- “Echar” con H: “Hechar” no existe. El verbo “echar” nunca lleva hache.
- “Llendo”: el gerundio correcto es “yendo”.
- “Valla” y “vaya”: una es una cerca, la otra, una exclamación o forma del verbo ir.
- “Porqué”, “por qué”, “porque” y “por que”: dominarlos marca la diferencia entre escribir bien o generar confusión.
- “Sino” y “si no”: otra trampa habitual con consecuencias en la puntuación.
El consejo de los especialistas: repasar bien cada ejercicio antes de entregarlo, prestar atención a la acentuación y la puntuación, y utilizar sinónimos si se duda de la grafía correcta.
Recomendaciones para evitar las faltas de ortografía más frecuentes construir una buena base lingüística
Para mejorar la competencia escrita desde las etapas más tempranas, los expertos de RUBIO recomiendan:
- Escribir a mano de forma habitual, incluso pequeños textos personales o resúmenes escolares.
- Equilibrar el uso de pantallas y papel en el entorno educativo.
- Leer de forma variada: desde cuentos y cómics hasta novelas juveniles o ensayos sencillos.
- Usar materiales didácticos adecuados a cada edad, con dinámicas activas y visuales.
- Evitar el uso exclusivo de correctores automáticos en las tareas escolares.
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