Las avispas obtienen su cuota justa de mala prensa. Tienen dolorosos aguijones, y no son tan útiles (o monas) para nosotros como las abejas. Sin embargo, parece ser que su momento cumbre, para convertirse en el centro de atención, está a la vuelta de la esquina: Se ha demostrado que su veneno ataca a las células cancerígenas, pero no a las saludables.
La toxina de la avispa que tiene como objetivo el cáncer, es la conocida como MP1 (Polybia-MP1) y hasta ahora, se desconocía cómo seleccionaba a las células cancerígenas y las eliminaba. Según una nueva investigación, explota la disposición atípica de las grasas, o lípidos en las membranas de las células con cáncer. Su distribución anormal crea puntos débiles donde la toxina puede interactuar con los lípidos, entrando a través de agujeros de la membrana. Estos son lo suficientemente grandes como para que las moléculas esenciales salgan, como las proteínas, sin las cuales la célula no puede funcionar.
La avispa responsable de la producción de esta toxina es la Polybia paulista. La toxina ha sido probada en membranas de prueba y examinada utilizando un amplio rango de técnicas de imagen. Puedes echar un vistazo al estudio en este enlace Biophysical Journal.
“Las terapias de cáncer que atacan a la composición de los lípidos de la membrana celular podrían ser una nueva clase de medicamentos anticáncer,” comentó Paul Beales de la Universidad de Leeds y co-autor del estudio. “Podría ser útil en el desarrollo de nuevas terapias combinadas, donde múltiples medicamentos son utilizados de forma simultánea para tratar un cáncer para atacar las diferentes partes de las células cancerígenas al mismo tiempo.”
“Estos poros enormes, formados en tan solo unos segundos, son lo suficientemente grandes como para permitir que las moléculas críticas como el ARN y las proteínas escapen de forma fácil de las células,” comentó Joao Ruggiero Neto de la Universidad del Estado de San Paulo y co-autor del estudio. “El marcado aumento de la permeabilización causado por el péptido en la presencia de PE y las dimensiones de los poros en estas membranas, fue sorprendente.”
El próximo paso para esta investigación es ajustar la secuencia de amino ácido del MP1 para ver qué le proporciona sus propiedades selectivas, e intentar refinarlas. “Comprendiendo el mecanismo de la acción de este péptido ayudaremos en los estudios traslacionales para evaluar el potencial de este péptido a ser utilizado en la medicina”, comentó Beales. “En el laboratorio ha demostrado ser selectivo con las células cancerígenas y no con las células normales no tóxicas, el péptido tiene el potencial para estar sano, pero se necesita de más trabajo para poder demostrarlo.”
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