Desde que detectaron el Planeta Nueve indirectamente, los investigadores se han puesto en marcha para tratar de predecir cómo podría ser. Ahora, un equipo de la Universidad Lund en Suecia han dado un giro a los procedimientos: usando una simulación computarizada innovadora, concluyeron que existe una posibilidad de que el Planeta Nueve pueda de hecho ser un exoplaneta – uno que nuestro Sol tomó de otro sistema de estrellas.
El equipo sugiere que la definición de la palabra “exoplaneta” – un planeta localizado fuera de nuestro Sistema Solar – puede que se necesite revisar. Después de todo, el Planeta Nueve puede estarse escondiendo ahora en nuestro propio Sistema Solar, pero su estudio sugiere que se originó fuera de este.
“Es casi irónico que si bien los astrónomos a menudo encuentran exoplanetas cientos de años luz distantes en otros sistemas solares, quizá haya uno escondiéndose en nuestro ‘patio’”, dijo Alexander Mustill, astrónomo de la Universidad Lund.
Actualmente, no existen imágenes del Planeta Nueve. Muchos astrónomos tienen confianza en que existe, sin embargo, el Cinturón de Kuiper está orbitando el Sol. Es relativamente claro que algo con aproximadamente la masa de 10 Tierra los debe estar halando un poco, incluso si aún no podemos ver el culpable.
Asumiendo que esta estimación de masa es correcta, y asumiendo que el Planeta Nueve no se formó en el disco protoplanetario que existió en el ardiente nacimiento del Sistema Solar, el equipo entonces procedió a usar simulaciones de computadora para resolver cómo pudo haber sido capturado de otra región del espacio.
Claro, el Sol por sí mismo es verdaderamente masivo, constituyendo cerca del 99.9% de la masa de todo el Sistema Solar, lo cual significa que ejerce un poderoso campo gravitacional – más del suficiente para “robar” otro mundo como el Planeta Nueve de otro sistema solar. La pregunta es, ¿Qué estaba haciendo todos esos billones de años, tan cerca de otra estrella?
Las estrellas tienden a nacer en nebulosas, enormes nubes frías formadas por gas y polvo que eventualmente se condensan para formar múltiples estrellas. Si queda suficiente material en la nube después de que se forma una estrella, también se pueden empezar a formar planetas. Teóricamente, una de estas estrellas pudo haber sido orbitada por un Planeta Nueve bebé; otra de estas estrellas dentro de la misma nebulosa pudo haber sido nuestro propio Sol.
Estas estrellas difícilmente eran estacionarias, sin embargo, y mientras se movían por el espacio, pudieron haberse rozado. Durante uno de estos encuentros, nuestro Sol pudo haberse comprimido por el Planeta Nueve, permitiéndole “robárselo” usando su inmensa fuerza gravitacional.
De acuerdo a las simulaciones, el Planeta Nueve necesitaba tener una órbita 100 veces la distancia Tierra-Sol para que pueda ser capturado. Si efectivamente fue capturado por el Sol, ciertamente tuvo suerte: el movimiento caótico de estrellas y planetas puede algunas veces arrojar mundos a alcances oscuros del espacio, dejándolos sin una estrella para orbitar.
La posibilidad de que dicho “robo celestial” haya ocurrido de esta manera es baja, tristemente – no más del 2%, y quizá tan bajo como 0.1%. Sin embargo, esto no lo hace imposible, y la idea de que nuestro Sol sea un cleptomaniaco es extrañamente satisfactoria.
Aunque, primero lo primero: necesitamos averiguar si el Planeta Nueve es verdaderamente real o no.
Fuente/Relacionado:
¿Sabías que el Sistema Solar podría tener un ‘Planeta Nueve’?
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