Con motivo del Día de San Valentín, conocido popularmente como el día de los enamorados, hoy vamos a hablar en clave científica de cómo funciona un cerebro enamorado. A través de la explicación de voces expertos, se observa que las hormonas desempeñan un papel fundamental a la hora de sentirnos atraídos por alguien. Esto es clave, porque el amor está reñido con un fuerte componente emocional.
Desde un leve enojo hasta un estallido de risas, todas nuestras experiencias emocionales están influenciadas por el funcionamiento de las hormonas. El amor, a menudo idealizado en la cultura y la sociedad, es simplemente otro proceso químico que también está sujeto a instintos y funciones vitales del cuerpo.
Si bien es innegable que las hormonas desempeñan un papel crucial en el amor, no debemos subestimar la complejidad de la mente humana. Cada individuo lleva consigo una historia única, con experiencias pasadas, deseos y anhelos que moldean su estilo de apego e influyen en cómo experimentan y viven el enamoramiento», explica Virginia del Palacio, psicóloga de BluaU de Sanitas.
Por lo tanto, resulta interesante reconocer cómo la complejidad de las respuestas hormonales afecta nuestras percepciones y experiencias románticas. Así, el enamoramiento es tanto un fenómeno emocional como biológico.
«Cuando nos enamoramos, la dopamina, conocida como la hormona del placer, se libera a niveles extraordinarios. Esta explosión química no solo provoca la sensación de euforia y placer asociada al amor, sino que también comparte similitudes sorprendentes con experiencias como los juegos de azar y el consumo de drogas», añade la Dra. Cristina Fernández García, jefa del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Las hormonas en cada fase del enamoramiento
En cada etapa del enamoramiento, desde la atracción inicial hasta la superación del desamor, las hormonas y neurotransmisores forman una red que define esta experiencia emocional:
- Atracción: cuando nos sentimos atraídos por alguien, somos guiados por las feromonas que percibimos en el aire. Estas, junto con las hormonas sexuales, como los estrógenos y la testosterona, generan el deseo hacia la otra persona. La adrenalina, por otro lado, es responsable de los primeros acercamientos, causando aceleración del pulso, boca seca y gestos destinados a captar la atención de la otra persona.
- Fase inicial del amor: a medida que la relación se profundiza, la dopamina, neurotransmisor del placer, produce euforia y un aumento de energía. Más adelante, aparece la feniletilamina, que proporciona la sensación popular de «flotar en una nube». Este compuesto químico, con efectos que duran entre tres y cuatro años en el cerebro, coincide con la duración típica de la fase apasionada. También es importante tener en cuenta la norepinefrina, que causa euforia, aumento del ritmo cardíaco, nerviosismo y sudoración.
- Consolidación emocional: esta etapa implica la formación de lazos emocionales y la experiencia del vínculo en la relación. La oxitocina, conocida como la hormona del amor, desempeña un papel central en esto. La serotonina, hormona de la felicidad, mantiene la pasión bajo control y contribuye a un estado de ánimo óptimo y bienestar. Aunque suprime emociones negativas como la ira, con el tiempo, el cuerpo se acostumbra a su efecto y se necesita en mayores cantidades para sentirse bien.
- Reactivación de la pasión: es crucial estimular la liberación de hormonas a través de actividades compartidas y experiencias nuevas en pareja. Las relaciones sexuales frecuentes también ayudan a la liberación de oxitocina, endorfinas y vasopresina, fortaleciendo la conexión emocional.
- Desamor: cuando el amor termina, se activan áreas cerebrales similares a las de una caída. Los bajos niveles de oxitocina y, especialmente, serotonina, pueden dar lugar a pensamientos intrusivos y sentimientos de tristeza.
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