La siesta es una costumbre típicamente española que consiste en tomar un breve descanso para dormir después de comer. Incomprendida en muchos lugares del mundo, ha demostrado tener tanto beneficios como inconvenientes. Según datos que maneja Ringover.es, la solución líder de comunicación omnicanal para empresas, uno de cada cinco españoles reconoce que se echa la siesta a diario. En muchos casos, esta costumbre depende de su horario de trabajo y de la flexibilidad de la empresa.
No obstante, ¿es sano echarse la siesta? ¿Ayuda a ser más productivos? ¿Cuánto debe durar esta pausa en caso de que tengamos ocasión de poder hacerla? Abordamos estas y otras muchas cuestiones sobre la siesta.
Tabla de Contenidos
Ventajas de echarse la siesta en horario de trabajo
Entre las ventajas de dormir siesta a diario, interrumpiendo la jornada laboral, los expertos de Ringover.es resaltan las siguientes:
Mejora de la productividad
Una breve siesta permite mejorar significativamente la atención y el rendimiento cognitivo. Esto se debe a que el sueño ayuda a consolidar la memoria y a refrescar la mente, consiguiendo que los empleados vuelvan a sus tareas con mayor eficacia.
Reducción del estrés
Dormir la siesta puede ser una herramienta efectiva para combatir el estrés en el entorno laboral, ya que permite a los profesionales desconectar temporalmente de sus preocupaciones y recargar energías. Está comprobado que un breve descanso reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo una sensación de calma y bienestar.
Mejora del estado de ánimo
La falta de sueño conduce a la irritabilidad y a un estado de ánimo negativo y pesimista, lo cual puede afectar las relaciones laborales y la moral del equipo. Por este motivo, una siesta corta puede ayudar a mejorar el estado de ánimo de los empleados, permitiendo que sean más sociables y colaborativos. Esto no solo beneficia al trabajador en sí, sino también al ambiente laboral en general.
Fomento de la creatividad
La creatividad es crucial en muchos ámbitos profesionales y puede estimularse a través del sueño. Durante la siesta, el cerebro procesa y organiza la información para dar cabida a nuevas ideas y soluciones innovadoras.
Contras de dormir la siesta en horario de trabajo
Estos serían los aspectos negativos de dormir la siesta en medio de la jornada laboral:
Interrupción de la jornada
Si la siesta no se limita y no se gestiona adecuadamente puede conducir a una pérdida de tiempo innecesaria y a una disminución de la productividad. Por tanto, las empresas necesitan establecer políticas claras para garantizar que las siestas no interfieran con las responsabilidades laborales.
Dificultad para despertar
Algunas personas pueden experimentar lo que se conoce como “inercia del sueño”, una sensación de desorientación y somnolencia que puede ocurrir al despertarse de una siesta. Este estado de confusión podría afectar negativamente el trabajo.
Percepción negativa
En algunas organizaciones, la siesta puede ser percibida como una falta de profesionalidad o de compromiso. Los empleados que duermen después de comer en ocasiones son vistos como personas perezosas, lo cual puede afectar su reputación y sus oportunidades de crecimiento dentro de la empresa.
Ajuste de la duración
Dormir una siesta demasiado larga puede llevar a problemas para conciliar el sueño por la noche, lo que podría derivar en un ciclo de sueño irregular y una disminución del rendimiento. Por ello, es crucial encontrar el equilibrio adecuado para maximizar los beneficios de la siesta sin que afecte negativamente al sueño nocturno.
La mejor forma de dormir la siesta
Dormir la siesta puede que sea bueno para aumentar el rendimiento en el entorno laboral, pero hay que saber cuál es la mejor forma de afrontarla:
Duración ideal
La duración ideal de una siesta varía según el individuo, pero en general se recomienda una siesta de entre 10 a 20 minutos para evitar la inercia del sueño y maximizar los beneficios. Esta duración es suficiente para refrescar la mente sin entrar en las etapas profundas del sueño, que son más difíciles de interrumpir.
Ambiente adecuado
El ambiente en el que se duerme la siesta es crucial. Un espacio tranquilo, oscuro y fresco puede facilitar el descanso y mejorar la calidad de la siesta. Además, utilizar una máscara para los ojos y tapones para los oídos puede ayudar a bloquear distracciones y a crear un entorno propicio.
Posición y comodidad
Dormir en una posición cómoda es esencial para una siesta efectiva. Si es posible, hay que buscar una posición reclinada o recostada. Algunas empresas están comenzando a proporcionar sillones reclinables o cápsulas de sueño para este propósito. La comodidad puede marcar una gran diferencia en la calidad del descanso y los beneficios que aporta la siesta.
Por qué apetece más dormir la siesta en verano
En verano es más común echarse siestas. Los expertos de Ringover.es señalan las circunstancias por las que este hecho se produce:
Temperaturas elevadas
El calor del verano puede inducir la somnolencia, especialmente después de una comida. Las altas temperaturas pueden hacer que el cuerpo se sienta más fatigado, aumentando el deseo de tomar una siesta para recuperarse. Además, la siesta puede ayudar a evitar las horas más calurosas del día.
Efectos de la luz solar
La exposición a la luz solar puede influir en los ritmos circadianos, aumentando la producción de melatonina en la tarde y generando una sensación de somnolencia. Este efecto es más pronunciado en verano, cuando los días son más largos y la exposición a la luz solar es mayor.
Incremento de la sudoración y deshidratación
Durante el verano, las altas temperaturas provocan un aumento en la sudoración y, en consecuencia, un mayor riesgo de deshidratación, lo que causa fatiga y somnolencia. Este es el motivo por el que se incrementa el deseo de tomar una siesta con el fin de recuperar fuerzas y rehidratarse. Este descanso permite al cuerpo reponer líquidos y estabilizarse, mejorando la energía y la concentración para el resto del día.
Cuándo y cómo dormir la siesta en horario laboral
El momento ideal para una siesta en el trabajo suele ser después de comer, entre las 13 y las 15 horas. Esta es la franja horaria en la que los niveles de energía tienden a disminuir y el cuerpo está naturalmente más predispuesto a dormir. Echarse una siesta en este horario puede ayudar a evitar la somnolencia vespertina y a mejorar el rendimiento durante la tarde.
Deja una respuesta