Los viajeros del futuro no huyen del estrés: lo transforman en experiencia. Según el informe Travel Trends 2026 de Skyscanner, la nueva generación de turistas no busca tanto escapar de la rutina como reinventarla en movimiento. Viajar ya no es desconectar, sino conectar con uno mismo, con los demás y con la cultura local de una forma más consciente, estética y personal.
Bryan Batista, director general de Skyscanner, lo resume con una frase que define el espíritu de esta nueva era del turismo:
“El próximo año veremos cómo los viajeros optan por destinos e itinerarios más selectos y personales, dejando espacio para ese hotel soñado, un buen libro o una aventura con toda la familia”.
El estudio identifica siete grandes tendencias que marcarán el mapa de los viajes en 2026. Todas ellas comparten un hilo conductor: la búsqueda de autenticidad. Desde tratamientos de belleza en destinos exóticos hasta rutas inspiradas en novelas, pasando por la exploración de supermercados locales o las escapadas multigeneracionales, el viaje del futuro será más íntimo, más sensorial y, sobre todo, más emocional.
Tabla de Contenidos
7 tendencias de viajes para el año 2026
1. La belleza como destino: el auge del turismo estético
El turismo de belleza ya no es un capricho, sino una parte esencial del viaje. Entre la Generación Z, el 75% de los españoles planea comprar cosméticos o visitar centros de belleza durante sus vacaciones, frente al 25% de los baby boomers. Los viajeros quieren cuidarse, mimarse y descubrir productos locales con identidad. Un 25% busca cosmética autóctona, un 22% aprovecha las zonas libres de impuestos y un 20% visita establecimientos icónicos. En redes, el fenómeno es imparable: las conversaciones sobre viajes y belleza han crecido un 215% en un año.
El beauty trip ya no es una frivolidad: es una manera de conectar con la cultura a través del bienestar. Desde rituales de spa con ingredientes autóctonos hasta tratamientos ancestrales en destinos como Bali o Marrakech, el cuerpo se convierte en parte del viaje.
2. Subir a las alturas: el redescubrimiento de la montaña
Después de años de playas y ciudades, la montaña vive un renacimiento. El 79% de los viajeros planea una escapada a la naturaleza en verano u otoño, atraídos por la tranquilidad de los paisajes alpinos (61%), el aire puro (59%) y las rutas de senderismo (47%). Las reservas de hoteles con el filtro “habitaciones con vistas a la montaña” se han disparado un 103%. Ya no se viaja solo a esquiar, sino a reconectar con el silencio y con uno mismo.
La montaña, en 2026, se consolida como el nuevo lujo: el del tiempo lento, el de los amaneceres sin cobertura, el de las vistas que no necesitan filtros.
3. Escapadas de novela: el turismo literario está entre las tendencias de viajes en 2026
El turismo literario se convierte en un fenómeno global. Más de la mitad de los viajeros (55%) ya ha reservado o planea reservar una escapada inspirada en libros o autores. Las motivaciones son diversas: visitar librerías legendarias (29%), recorrer escenarios de novelas (29%) o dormir en hoteles temáticos (25%). Las reservas de alojamientos con biblioteca han crecido un 70%, y el 62% de los españoles declara querer leer más durante sus vacaciones.
Los destinos literarios no solo se visitan: se viven. Florencia, Dublín o Estambul recuperan su magia de la mano de los personajes que las inmortalizaron, y surgen nuevas rutas que mezclan turismo y narrativa. Las historias, más que nunca, son el mapa.
4. Viajar en familia: generaciones que comparten aventura
La familia vuelve a ocupar el centro del viaje. El 40% de los millennials ha viajado recientemente con hijos pequeños, mientras que el 27% de los jóvenes lo ha hecho con padres y abuelos. Más allá del ahorro económico (40% cita el reparto de gastos como motivo principal), la clave está en la emoción: el 46% lo hace para crear recuerdos, el 33% para reconectar y el 28% para mantener tradiciones familiares vivas.
Las reservas con el filtro “familias” han crecido un 66%, y las conversaciones sobre el tema en redes se han multiplicado casi por cuatro (+387%). Viajar juntos ya no es un reto logístico, sino una declaración de afecto. Las experiencias multigeneracionales —desde casas rurales hasta cruceros familiares— se consolidan como una nueva forma de unión.
5. Viajar por amor: el auge del viajero solitario (pero no solo)
Viajar solo nunca ha sido tan social. El 53% de los viajeros declara haber viajado o querer hacerlo para conocer gente nueva, cifra que se dispara hasta el 81% entre la Generación Z. Las reservas con el filtro “viajes en solitario” han crecido un 83% interanual, y las conversaciones sobre citas durante los viajes se han multiplicado casi por cinco (+492%).
El turismo romántico cambia de sentido: ya no se trata de parejas, sino de conexiones. Los viajeros buscan descubrir culturas, compartir experiencias y, a veces, encontrar el amor o la amistad entre fronteras. El viaje se convierte en red social en movimiento.
6. El alojamiento como protagonista
El hotel deja de ser un simple lugar donde dormir para convertirse en parte esencial del viaje. Un 16% de los españoles reconoce que elige su destino en función del alojamiento, y las reservas con filtros específicos —familias, vistas o estilo boutique— crecen con fuerza. La tendencia refleja un cambio profundo: los viajeros buscan espacios con alma, arquitectura singular y servicios que cuenten una historia. El hotel ya no es el escenario del viaje, sino el argumento principal.
7. Sabores del mundo: los supermercados como templos culturales
El turismo gastronómico también se reinventa. Ya no se trata de perseguir estrellas Michelin, sino de descubrir la vida cotidiana a través de los sabores. El 63% de los viajeros españoles visita supermercados locales durante sus vacaciones, atraídos por los productos típicos (36%), las versiones autóctonas de marcas conocidas (31%) y la curiosidad cultural (29%). En comunidades online, las conversaciones sobre este tipo de experiencias han crecido un 78%, y casi la mitad de los encuestados (45%) considera que es una de las mejores formas de conocer un país.
Explorar un supermercado en Japón o Portugal se convierte así en una inmersión cultural: observar etiquetas, probar snacks desconocidos o simplemente descubrir cómo vive y come la gente del lugar.
