El significado de la democracia puede generar una gran confusión en todo el mundo. No obstante, a pesar de esto, parece estar instaurada en algunos países y ser oída cada día a través de los medios de comunicación. Por lo que la mayoría de las personas tienen constancia de su existencia.
Tabla de Contenidos
¿Qué es la democracia?
La democracia se define como el gobierno de la gente. Esto quiere decir, que todas las personas deben ser capaces de decir de una u otra forma lo que afecta a sus vidas. El sistema de gobierno basado en la democracia puede resumirse en cuatro elementos clave:
- Un sistema político para la elección y colocación del gobierno a través de unas elecciones libres y justas.
- La participación activa de la población, como ciudadanos, en la política y la vida cívica.
- Protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos.
- Un estado de derecho, en el que las leyes y procedimientos se apliquen de la misma forma a todos los ciudadanos.
Esta opinión se conocería a través de la votación y los representantes de la democracia tomarían una decisión consensuada teniendo en cuenta el voto mayor del pueblo. Con el fin de tener una idea clara de los puntos de vista de sus electores sobre un tema particular, e intentar acomodar estos puntos de vista de la mejor manera posible. Desafortunadamente, en la mayoría de países democráticos, no sucede de esta forma.
¿Funciona la democracia?
Alexander Hamilton, uno de los redactores de la Constitución Americana, estaba lejos de estar de acuerdo con la idea de instituir una democracia. Según la opinión de Hamilton y la de muchas otras personas de su tiempo, la democracia era equivalente a la ley de la calle. La idea de un gran grupo formado por diversas personas intentando llevar un gobierno, evocaba imágenes de bandas que se dedicaban a explotar a sus vecinos enviándoles al recaudador de impuestos locales. Como argumento se decía que eso no era un gobierno, que era un descontrol.
Parece que ha pasado mucho tiempo desde que se instauró la democracia americana, pero en realidad no ha pasado tanto tiempo. El sistema de gobierno de los Estados Unidos es una república, un tipo de democracia en la que los oficiales elegidos llevan a cabo la voluntad del pueblo. Estos oficiales, llamados políticos, deben conocer muy bien los problemas a los que se enfrenta la sociedad y saber cómo gobernar las funciones que llevan a cabo el promedio de ciudadanos.
Una verdadera democracia es ligeramente diferente. En una democracia, la voluntad del pueblo es la base para las decisiones colectivas. Esto se conoce también con el nombre de auto-gobierno. Cada miembro de la población expresa su opinión sobre cada problema a través del voto. Cada uno de los votos tiene el mismo valor, por eso la opinión considerada siempre será la de la mayoría. Es lo que dice la ley.
En este sentido, Estados Unidos sirve como modelo para las democracias de todo el mundo, sin embargo no pueden usar sus 250 años de existencia como una prueba de que la democracia funciona a la práctica. Hay que tener en cuenta que no ha sido una democracia republicana más de un par de décadas, por lo que aún no se puede valorar objetivamente.
El autor N.D. Jayaprakas apunta que en los EE.UU algunos grupos han sido privados del derecho a voto. Al comienzo solamente los hombres blancos y ricos con suficientes tierras podían votar, más tarde pudieron todos los hombres blancos, y pasados unos cuantos años más, los afroamericanos. No obstante, no fue hasta el año 1920 cuando las mujeres ganaron el derecho a voto, y debido a la publicación de una reconstrucción de la ley JIm Crow, la gente negra tuvo prohibido ejercer el derecho a voto hasta el año 1960.
Jayaprakas argumenta que no fue hasta mediados de 1990, tras la Ley Nacional de Registro de Votantes se hizo efectiva, cuando la mayoría de americanos disfrutaron de su pleno derecho de ejercer el voto.
Todo esto para decir que la democracia experimentada representa naciones como los EE.UU, y otras no sirven como ejemplos de democracia veraces. Esto ha sido una prueba real de su funcionamiento, sin embargo, demasiado corta para poder ser evaluada y saber si funciona a la práctica de forma correcta.
En teoría, ¿puede funcionar?
A pequeña escala, la democracia ha probado, por si misma, tener un efecto significativo para que un grupo llegue a un consenso. Todos los días tenemos ejemplos de ella a nuestro alrededor: como un grupo de compañeros de trabajo votando sobre dónde van a comer o una Asociación de Padres y Profesores decidiendo si la escuela adopta un uniforme.
En un libro del año 2005, escrito por James Surowiecki, se describe la búsqueda de un submarino perdido que se hundió en el año 1968. El comandante naval asignado para encontrar al submarino perdido subcontrató a varias personas de forma independiente y pidió una mejor estimación sobre dónde podría estar. Ningún experto supuso dónde estaba el submarino correctamente. Pero, el promedio de las suposiciones en conjunto le permitió recuperar la operación por menos de 200 yardas desde donde el submarino fuera encontrado.
En esta historia, todos los elementos de una democracia están presentes. Los expertos fueron informados, a sus suposiciones se les dio el mismo peso, y las suposiciones individuales fueron combinadas con el colectivo entero que servía como la base de acción.
Trabajó en la recuperación del submarino, pero ¿puede la democracia trabajar a gran escala? Es demasiado pronto para decir si funciona a la práctica, pero ¿funciona en teoría?
Volvamos al año 1920, John Dewey y Walter Lippmann, una pareja de observadores políticos liberales se unieron a un debate sobre esta misma pregunta. Durante el debate, la pareja expuso que la clave de la vulnerabilidad para que una gran democracia trabajase adecuadamente era: el medio de comunicación.
No es coincidencia que la democracia moderna comenzase a emerger de la Grecia antigua al mismo tiempo que el público en general estuviera aumentando su educación. Una democracia confía en ciudadanos informados. Problemas como la inmigración, la salud y la guerra son muy grandes y complejos.
El centro vital de esta educación es el ciudadano individual. Lippmann describió una “omnicompetente” ciudadanía, capaz de buscar información y tomar una decisión informada para el mejor servicio del país como un ideal democrático. Dewey argumentó que los ciudadanos no necesitaban ser omnicompetentes, pero que a pesar de esto, necesitaban tener su curiosidad natural avivada por los medios de comunicación que se fundamentara en “el interés del público, en el interés público”.
Todo esto depende de la noción de una ciudadanía informada, sin embargo, ambos concluyen que era demasiado amplio para la cooptación. Sin merecer puntos de vista sobre la información emitida por los medios de comunicación, la democracia no funciona correctamente.
- Participación activa de la ciudadanía.
- Elecciones libres y justas de los representantes.
- Protección de los derechos humanos.
- Estado de derecho favoreciendo la igualdad.
En una democracia ideal los representantes del pueblo tomarán las decisiones sobre los temas importantes permitiendo que los ciudadanos ejercieran el derecho a voto antes de emitir una respuesta. De esta forma conocerán su punto de vista y podrán proporcionar la mejor solución posible.
En la democracia ideal los medios de comunicación podrán ofrecer un punto de vista objetivo sobre los temas importantes a tratar. Así cada persona individual podrá elegir cómo actuar y qué perspectiva creer.
Sin embargo, en la realidad los medios de comunicación se encuentran controlados en su mayoría por los representantes políticos, independientemente del tipo de gobierno elegido. Y, muchas veces no se tiene en cuenta la opinión general de la población.
Por esto, aún queda mucho camino por delante para conseguir instaurar un sistema de democratización 100% libre.
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