El cáncer de próstata es uno de los más frecuentes en los varones, aunque no se puede considerar uno de esos tumores letales. Y es el alto número de casos detectados al año no se corresponde con la baja tasa de mortalidad que presenta. Aún así, como todo en salud, conviene trabajar en su diagnóstico precoz, así como en posibles derivaciones metastásicas peligrosas para los pacientes.
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¿Qué es? ¿Dónde se ubica el cáncer de próstata?
La próstata de los hombres es la que se encarga de producir el líquido seminal y está situada entre la vejiga y el pene. Con el paso de los años, el tamaño de esta glándula va aumentando poco a poco, con lo que conviene vigilar su evolución a partir de los 45-50 años.
Si el crecimiento de esta glándula empieza a ser descontrolado, se puede empezar a hablar de cáncer de próstata, el más prevalente en los hombres. Uno de los controles rutinarios para revisar la próstata consiste en un análisis de sangre y un tacto rectal por parte de un urólogo. Dos pruebas muy sencillas que hechas de forma precoz pueden ayudar a mantener unas altas tasas de supervivencia. No en vano, la gran mayoría de los casos en la actualidad se diagnostican en estadios muy prematuros.
Será clave el valor que se obtenga del análisis en un test PSA. Si los niveles de análisis son elevados, conviene profundizar en más chequeos porque suele ser sinónimo de malas noticias.
Posibles síntomas descritos por los especialistas
Al margen de las visitas a los especialistas, cada cual en su vida diaria ha de tener en cuenta una serie de situaciones que pueden alertar sobre un posible caso de cáncer de próstata. Entre la sintomatología común destaca:
- Presencia de sangre en la orina.
- Pérdidas de orina y ganas frecuentas de orina durante la noche.
- Picor y dolor durante la micción.
- Reducción de la fuerza del chorro miccional y micción intermitente.
- Goteo después de orinar.
- Molestias en la posición de sentado, posiblemente provocadas por el aumento de la próstata.
- Disfunción eréctil.
La genética, origen y medio para la medicina de precisión
Otro factor a tener en cuenta para posibles apariciones de cáncer de próstata es la genética. Si familiares cercanos han tenido el mismo problema aumentan las posibilidades de tener este tumor, especialmente si hablamos de un grado de parentesco cercano como padre o hermano.
Por otro lado, las pruebas genómicas en pacientes con cáncer de próstata se han convertido en la clave para elegir tratamientos de precisión. Tanto el cáncer de próstata metastásico como el localizado pueden beneficiarse de la medicina de precisión guiada por las pruebas genómicas.
Existe una gran variedad de pruebas genómicas para el cáncer de próstata, como las pruebas de línea germinal o las puntuaciones de riesgo poligénico, la secuenciación de próxima generación del tejido tumoral o de las células tumorales circulantes y los ensayos moleculares basados en tejidos.
Tratamientos del cáncer de próstata
En caso de ser diagnosticado de cáncer de próstata, el especialista será quien selección el tratamiento más adecuado en función del perfil de cada paciente y el estadio del cáncer. El médico valorará lo riesgos, beneficios o efectos secundarios que puede tener cada tratamiento. En cualquier caso, estos son los tratamientos más frecuentes que reciben los pacientes:
Cirugía
La cirugía es, quizás, la mejor opción para extraer la próstata del paciente, acción que se conoce como prostatectomía. El cirujano, con técnicas laparoscópicas en la mayor parte de los casos, extirpa toda la glándula prostática además de una parte del tejido que la rodea. Se ha hecho frecuente abordar la cirugía con el robot Da Vinci, mediante el cual se consigue una mayor precisión y menores incisiones, siendo el postoperatorio mucho más beneficioso para los pacientes.
Radioterapia
Similares resultados que la cirugía se puede conseguir con la radioterapia. Al igual que la opción anterior, la radiación en la zona está indicada para casos de bajo grado. También puede ser complemento de la cirugía. En caso de que el cáncer de próstata sea más avanzado, la radioterapia se usa para mantener el cáncer bajo control o aliviar los síntomas.
Terapia hormonal
Otro de los tratamientos más comunes para el cáncer de próstata es la terapia de hormonas, con el fin de evitar el crecimiento de andrógenos. Este otro tratamiento se lo administran a los pacientes que no han podido ser curados después de la cirugía o la radioterapia o si el cáncer regresa tras los tratamientos anteriores. Incluso, también se administran hormonas antes de una radioterapia para reducir el tamaño del cáncer.
Quimioterapia
Los medicamentos de quimioterapia se usan cuando el cáncer de próstata se ha propagado fuera de la glándula prostática y la terapia de hormonas ya no es eficaz.
Un avance en los casos delicados
La quimioterapia es una opción cuando existe metástasis del cáncer de próstata, sin embargo la investigación ha dado con otra técnica que puede ser un antes y un después para los casos avanzados de cáncer de próstata. Hay estudios que demuestran que la teragnosis es una técnica efectiva en el tratamiento del cáncer de próstata. Un estudio realizado por el oncólogo Michael Morris, del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering, en Nueva York, contó con la participación de 813 pacientes y mostró un incremento de cuatro meses en la esperanza de vida de pacientes con cáncer de próstata en un estado avanzado.
El tratamiento convencional alcanzaba como máximo 11 meses de vida para los pacientes a quienes se les administraba. La teragnosis combina terapia y diagnóstico en un mismo momento y emplea moléculas unidas a isotopos radioactivos que durante el diagnóstico se suman a una proteína presente en las células del cáncer de próstata. Gracias a la capacidad aditiva de las moléculas se puede focalizar la radiación que ingresa al organismo y así reducir su efecto en el área circundante y enfocarlo en las células cancerígenas.
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