La revolución digital ha dado alas al emprendimiento. En los últimos años, hemos visto proliferar startups de todo tipo, impulsadas por jóvenes emprendedores que usan la tecnología como catalizador de nuevos productos y servicios. Sin embargo, en medio del entusiasmo por la innovación, no siempre se presta la debida atención al marco legal que debe acompañar a toda iniciativa empresarial. Por ello, los abogados insisten en recalcar los aspectos jurídicos que toda empresa de raíz tecnológica debe conocer. No vaya a ser que toda la facturación soñada se vea comprometida por no seguir las reglas.
“Una startup, por muy disruptiva que sea, sigue siendo una empresa, y por tanto está sujeta a las mismas obligaciones jurídicas que cualquier otra sociedad mercantil”, advierte Antonio Pastor, abogado y socio de AF Legis, despacho especializado en derecho mercantil y asesoría a emprendedores.
Para explicar los aspectos jurídicos más importantes para las startups, el especialista se detiene en los errores más comunes que cometen los emprenderos. Es decir, aprender de los errores como mandan los cánones.
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Estatutos a medida: el primer error frecuente de las empresas emergentes
Uno de los fallos más habituales entre los aspectos jurídicos más importantes para las startups, según Pastor, tiene lugar antes incluso de comenzar a operar. Muchos emprendedores constituyen su sociedad con estatutos genéricos, sin adaptarlos a las características reales de su negocio. Esto provoca que, a medida que la empresa evoluciona, se acumulen las modificaciones ante notario o en el Registro Mercantil, generando gastos y trámites innecesarios. Con este conocimiento previo, no solo se ahorrarían muchos euros, sino que los emprendedores evitarían perder tanto tiempo en este tipo de gestiones.
“Conviene pensar desde el principio en escenarios como la entrada de nuevos socios, la emisión de participaciones o la internacionalización del negocio, y preverlo en la estructura jurídica de la empresa”, explica el experto.
Activos invisibles pero valiosos: la propiedad intelectual entre los aspectos jurídicos más importantes para las startups
Más allá del capital inicial, el principal valor de muchas start-ups reside en sus activos intangibles: una marca, un algoritmo, una aplicación, una idea protegible por modelo de utilidad… Todo ello debe registrarse debidamente para proteger la titularidad, ya sea en manos de los fundadores o de la propia sociedad.
Y no menos importante es blindar el conocimiento sensible. Para Pastor, es fundamental firmar acuerdos de confidencialidad (NDAs) con cualquier persona que acceda al proyecto: desde inversores potenciales hasta colaboradores externos. “No se trata de desconfiar, sino de proteger lo que hace única a tu empresa”, señala.
Pacto de socios: prevenir hoy para evitar conflictos mañana
Cuando los intereses económicos, personales y estratégicos empiezan a divergir entre los socios fundadores y los inversores, los problemas pueden poner en jaque el futuro de una empresa emergente. Por eso, Pastor insiste en la necesidad de redactar un pacto de socios sólido, que actúe como hoja de ruta en escenarios clave: salida de un fundador, entrada de un nuevo inversor, venta de participaciones, cambios de rumbo…
“El pacto de socios es, en esencia, un instrumento para asegurar la convivencia de intereses distintos bajo un mismo objetivo: crecer con rentabilidad y coherencia”, resume el abogado, citando otro de los aspectos jurídicos más importantes para las startups.
Startup digital, obligaciones reales
No por operar online se escapan las startups de las normativas vigentes. Al contrario: por su naturaleza tecnológica, muchas están más expuestas a exigencias legales relacionadas con el tratamiento de datos, la relación con los usuarios o la transparencia comercial.
“Cumplir con la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPDGDD), la Ley de Servicios Digitales (LSD), la LSSI o la normativa de defensa de consumidores y usuarios es imprescindible desde el primer momento”, advierte Pastor. No hacerlo puede implicar sanciones que, para una empresa en fase inicial, pueden suponer una amenaza existencial.
Pastor concluye con una reflexión clara: “A nivel jurídico, una startup no es diferente a cualquier otra empresa. La diferencia está en que muchas veces nace sin el acompañamiento adecuado, y eso puede poner en riesgo su futuro”.
En un entorno tan competitivo como el actual, construir desde el primer día sobre una base legal firme puede ser tan determinante como tener una buena idea o un producto innovador. Porque, al final, la innovación necesita estructura para convertirse en empresa. Y ahí, la ley deja de ser una barrera para convertirse en aliada.
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