Desde tiempos casi inmemoriales, la alfabetización ha sido un problema elocuente para muchas personas en el mundo y todavía hoy afecta a 773 millones de personas en el mundo, según ha calculado la UNESCO. No saber leer ni escribir a día de hoy acentúa la brecha de la desigualdad, toda vez que la digitalización es una realidad a nivel global.
Los países y población afectada se concentran principalmente en África susahariana, aunque también se pueden encontrar persona sin alfabetización en Asia oriental y sudoriental, África septentrional, Asía Occidental y América Latina.
Nuevamente, al igual que otros problemas que se dan en el mundo, hay que decir que la mujer es una de las grandes afectadas, pues según datos de la UNESCO, dos tercios de las personas carentes de conocimientos básicos de alfabetización en el mundo son mujeres.
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¿Cómo se soluciona el problema de la alfabetización?
Al igual que todas las desigualdades que se dan a nivel mundial, este tipo de problemas requieren de concienciación, financiación y muchas acciones para reducir este gap relacionado con la falta de progreso y vulnerabilidad social.
La institución que ha tomado las riendas para ello es la Alianza Mundial para la Alfabetización, puesta en marcha en el Marco del Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida (GAL, por sus siglas en inglés), a fin de impulsar las iniciativas de alfabetización a nivel mundial y hacer frente a los retos que plantea la promoción de la alfabetización en todo el mundo. El Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida (UIL) actúa como Secretaría de la GAL.
La falta de datos complica las cosas
Ciertamente, parece que hay un quién detrás de este problema de alfabetización, pero hay varios palos en la rueda que complican la puesta en acción de soluciones. Uno de ellos es la falta de datos disponibles sobre el nivel de alfabetización en cada uno de los países.
Expertos y responsables políticos que tratan de abordar soluciones a la cuestión mantienen que solo a través de evaluaciones directas y datos de calidad se podrán poner remedios a la causa y aprovechar las potenciales herramientas que existen en la actualidad al respecto.
Y es que hoy solo una pequeña parte de la población mundial es objetivo de este tipo de test para medir el nivel de alfabetización, según las regiones. En el lado opuesto de la moneda, existen países como Francia, Irlanda o Corea del Sur que están desarrollando buenas prácticas para dar con la tecla adecuada ante el hándicap de la alfabetización. Hablamos de encuestas nacionales, internacionales o seguimientos a los grupos marginales en sus habilidades básicas.
Gracias a esas prácticas, Corea, por ejemplo, tiene bien identificados los colectivos sobre los que dirigir sus acciones de alfabetización. En esta parte del mundo, están muy enfocados en mujeres, trabajadores inmigrantes o sus cónyuges.
La alfabetización, presente en la Agenda 2030
Dada la importancia que tiene para las personas reducir la brecha de alfabetización, este reto se enmarca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Según recoge el ODS 4.6, es necesario contar con una estrategia nacional de capacitación de jóvenes y adultos.
Esto requiere seguimiento, adaptación al contexto local y medidas que fomenten la creación de capacidades en jóvenes y adultos, ya que este problema no solo afecta a la población infantil, sino también a los mayores de 18 años. El Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida está dispuesto a apoyar a los Estados miembros de la UNESCO en sus esfuerzos por diseñar y realizar encuestas nacionales de evaluación directa de las habilidades de jóvenes y adultos.
Para ello, la institución cuenta con un instrumento que incluye un cuestionario de antecedentes y una breve evaluación cognitiva para evaluar las habilidades básicas de alfabetización y aritmética de jóvenes y adultos. Se trata de una herramienta que es muy fácil de administrar y que se adapta perfectamente a las casuísticas nacionales y regionales.
Trabajar en momentos de dificultades
Reducir drásticamente esas 773 millones de personas en el mundo no alfabetizadas es todo un reto que se hace más difícil que nunca tras la llegada de una pandemia al mundo o las situaciones de guerra que se viven en distintas zonas en el mundo.
De este modo, educadores e instituciones en general deben reimaginar fórmulas para superar este tipo de adversidades y en ello están la mayoría de agentes implicados. Y es que algo tan básico como leer o escribir puede ser sinónimo de progreso para muchas personas en el mundo.
Por citar algún ejemplo, la UNESCO ha valorado especialmente a Yemen, por su programa “Educar e integrar a los refugiados en los cursos de alfabetización de la sociedad yemenita”. Este programa local se desarrolla en medio de una guerra y un continuo éxodo de personas en medio de los enfrentamientos.
Principalmente dirigido a refugiados analfabetos de distintas nacionalidades, el programa ayuda a este colectivo a adquirir competencias en lectoescritura para que puedan beneficiarse de una gama de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, que incluyen la adquisición de competencias útiles para la vida cotidiana necesarias para hacer frente a desafíos sociales y económicos.
En cuanto a su metodología, el programa yemení destaca por su flexibilidad y su adaptación a la situación de diferentes personas diferenciadas por edad y capacidades para poder influirles de una manera más eficaz. He ahí la importante de tener unos buenos datos de partida para implantar los recursos más necesarios. El programa es parte de la organización de alfabetización y educación de adultos del ministro yemení de Educación, que administra 215 centros de alfabetización en 11 distritos del país.
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